“Si estáis leyendo este mensaje es que ya no estoy viva”. Fátima García Castejón se ha convertido esta semana en la primera persona de Castilla-La Mancha que se ha acogido a la Ley de Eutanasia después de su aprobación en el Congreso de los Diputados.
Natural de la localidad conquense de Tribaldos y licenciada en Psicopedagogía, la mujer ha fallecido este martes a los 50 años en el Hospital Virgen de la Luz de Cuenca capital, donde había pedido someterse a una muerte digna.
Sufría una enfermedad degenerativa que le producía distonía general que, junto a la artrosis, le impedía dormir con normalidad o llevar a cabo las tareas más elementales sin la ayuda de otra persona.
Pasó por varias entrevistas antes de someterse al procedimiento. Le ofrecieron una serie de alternativas para tratar de paliar los efectos de la patología pero, al ser incurable, no surtieron ningún efecto.
El pasado 23 de diciembre, la Comisión de Garantías y Evolución de Castilla-La Mancha le autorizó la eutanasia. García tenía todo planificado para ese día. Estuvo acompañada de su pareja y de un amigo muy especial de Madrid.
También había comunicado su decisión a los amigos más allegados. Antes, había sido entrevistada por un equipo de profesionales de la televisión pública autonómica, que conversaron con ella el pasado mes de noviembre.
“Ponte en mi lugar, ¿tú qué harías si de repente te quedases como yo?” comentaba ante las cámaras de Castilla-La Mancha Media, a las que explicaba que su compañero sentimental “no quería quedarse solo, pero tampoco quería verme sufrir”.
“Me iré y seré feliz, porque me voy de un cuerpo que no me deja ser lo que soy” declara en su relato final. Fátima García ha fallecido siendo atendida por personal sanitario bajo los preceptos de la Ley de Eutanasia. Ha pedido que sus cenizas sean lanzadas al mar.
