En la tertulia del café se habló naturalmente de la visita del Papa a España. En la tertulia hay una minoría de varones bautizados que todavía van a misa los domingos y fiestas de guardar, y una amplia mayoría que solo entra en la iglesia para los actos sociales ( bodas, bautizos y funerales), siempre y cuando no haya ocasión de esperar fuera, o en el bar más cercano, a que concluya la ceremonia. Quiere eso significar que, la opinión dominante es la del grupo de bautizados que han derivado hacia un ateísmo práctico a medida que iban cumpliendo años y adquiriendo conocimientos. Por supuesto, sin apostatar oficialmente de la religión de sus mayores porque los trámites son engorrosos y la jerarquía católica aún los hace más difíciles para seguir contando a las ovejas descarriadas entre su rebaño a efectos estadísticos. (De forma tópica, España es una nación de mayoría social católica). A los bautizados practicantes les parece una falta de respeto que una agrupación laica haya pretendido interferir en el recibimiento multitudinario a Benedicto XVI programando una manifestación en su contra, so pretexto del costo para las arcas públicas. En cambio, a los bautizados que han derivado hacia el ateísmo suavemente ese aspecto de la cuestión les parece un problema menor teniendo en cuenta que el Estado español ya se gasta un mínimo de 10.000 millones de euros al año en diversas clases de subvenciones a la Iglesia Católica. Una entidad , por otra parte , que atesora un patrimonio inmobiliario y societario impresionante y podría vivir perfectamente de sus ingresos por negocio, o de las aportaciones de sus fieles." Y ya es el colmo -dijo uno de los tertulianos- que sea el propio Estado el que actúe de recaudador para una entidad privada mediante la adscripción de un porcentaje del IRPF en las declaraciones a Hacienda. Claro que, si dejan esa labor a los propios fieles me temo que la cantidad a recibir sería mucho menor . Sacar el dinero del bolsillo una vez está dentro cuesta bastante .Y señalar el porcentaje de la donación, cuando hay tantos gastos que cubrir, ya no digamos" . Resumir las conversaciones de una tertulia de café ,un tanto caótica y apasionada, es complicado, pero de lo oído me quedan tres cosas. Una, fue un comentario irónico sobre la circunstancia de que la mayoría de las concentraciones masivas de jóvenes crédulos estén organizadas y protagonizadas por ancianos. Y la observación vale igual para Benedicto XVI y la jerarquía católica en sus jornadas de Madrid que para los conciertos de los Rolling Stones y otras bandas de rock and roll. Ninguno baja de los setenta años. Otra, fue ese propósito papal de contribuir a una nueva evangelización de España, un país al parecer amenazado por el laicismo agresivo del gobierno de Zapatero, al que no le han valido sus muchas complacencias con la Iglesia Católica en forma de pactos económicos, ni tampoco la retirada del proyecto de ley de Libertad Religiosa. Y el tercer aspecto, quizás el más llamativo, es la oferta del cardenal Rouco Varela de levantar la excomunión a todos los abortistas arrepentidos que se confiesen durante las jornadas. Después de la feroz campaña contra el aborto, (un pecado equivalente al asesinato, decían) esta oferta limitada en el tiempo, en el mejor estilo de los grandes almacenes, parece una oportunista rebaja moral. Como diría el fallecido teólogo Diez Alegría, lo primero que hay que evangelizar es El Vaticano
El 12 de octubre. Historia, reconquista, conquista e inquisición · por José Antonio Antón Valero
Una vez más resuenan las trompetas de eventos históricos que supuestamente definen el nacionalismo español. En la Historia…