La religión Evangélica está presente en los colegios de la provincia de Córdoba y este curso son 735 los alumnos que reciben esta formación. La Evangélica es la segunda la segunda enseñanza religiosa tras la Católica y con notable diferencia, ya que en esta última hay matriculados 71.669 estudiantes, según los datos facilitados por la Delegación de Educación. En toda Andalucía, la cifra alcanza los 8.000 estudiantes.
Según los mismos datos, en la provincia de Córdoba hay 358 centros que imparten religión Católica, mientras que 71 Evangélica. A ambos tipos de materias se suma la clase de religión Islámica, en la que están matriculados 35 alumnos y que se imparte en cuatro centros educativos.
La de religión Evangélica es una asignatura que se oferta en Andalucía desde hace dos décadas. Sobre el papel, todos los colegios e institutos sostenidos con fondos públicos, excepto aquellos con ideario católico, deben informar a su alumnado de las opciones que existen para cursar una enseñanza doctrinal –Católica, Evangélica, Islámica o Judía– o una asignatura alternativa. Además, la Administración debe garantizar que el alumnado que solicite estudiar uno de esos cuatro credos efectivamente reciba esa formación.
No obstante, en la comunidad autónoma hay un déficit de atención a las familias que profesan dicha religión. Según el Consejo de Enseñanza Religiosa Evangélica (ERE), existen actualmente 1.500 niños a los que no se les atiende la petición para cursar esta asignatura, debido a que el Ministerio de Educación no contrata a más maestros para enseñarla. Son necesarios 30.
Macarena González es una de las docentes que imparte esta materia –de la docena que hay para toda la provincia de Córdoba, repartidos proporcionalmente entre los ciclos de Primaria y Secundaria–, en su caso en el instituto Guadalquivir. Es uno de los cinco centros en los que da clases este curso, tres en Puente Genil y dos en la capital cordobesa. Ella también alude a la falta de profesores, sobre todo, en el ciclo de Primaria, donde “llevan diez años sin contratar”. Esta falta de docentes, además, es más patente en los centros de Secundaria, ya que a su juicio hay más de una veintena en la provincia que no reciben atención. González imparte esta enseñanza desde hace seis años y detalla que lo que se aprende “es lo que dice la Biblia y, sobre todo, a respetar”.
La docente explica también que lo que le gustaba a ella era “enseñar” y que antes de ser profesora de religión Evangélica impartía clases de Música, ya que tiene la especialidad en Guitarra Clásica, además de la licenciatura en Teología. Así, un día se dio cuenta de que “Dios mes había capacitado para enseñar la Biblia y solté la guitarra”, detalla. Macarena también defiende la importancia de ofertar la enseñanza de religión en los centros educativos y lamenta que sea “una de las más perseguidas”. “En una sociedad en la que se habla de tolerancia, no se pueden erradicar del sistema educativo”, subraya.
Una hora a la semana en los institutos
Al igual que ocurre con las otras confesiones que integran la oferta educativa pública de la Junta (compuesta por el Catolicismo, el Islam y el Judaísmo), la Religión Evangélica se imparte dos horas a la semana en Infantil, una en los tres primeros cursos de Primaria, dos en los tres últimos de esta etapa y una en los institutos. Cualquier docente especializado en esta enseñanza ha de profesar la Religión Evangélica y ser miembro activo de una iglesia cuyo pastor es quien la avala para tal cometido. Una misión que se renueva cada año, tras recibir el visto bueno del principal representante de cada iglesia.
De la formación de estos docentes se encarga el Consejo de la ERE, que se encuentra en Madrid. Para ser maestro de Religión Evangélica debe poseerse el grado en Magisterio y luego cursar un posgrado en esta enseñanza. Para los profesores de Educación Secundaria, además de tener un título universitario, se requiere el máster en Secundaria y el curso de la ERE, cuya duración es variable. Hay quienes tardan hasta tres años en obtenerlo.
El contenido que se imparte en las clases está consensuado entre las distintas iglesias que conforman el Evangelismo, desde la de Filadelfia a la Bautista. Su currículo se estructura en siete bloques. En cada uno de ellos se busca una aplicación social. La creación (con especial atención al cuidado del medio ambiente), historias bíblicas (aplicación moral y espiritual en la vida cotidiana), la vida de Jesús (sus enseñanzas), la familia, el pueblo de Dios y la Iglesia, la relación con Dios y la vida del cristiano (la convivencia entre los distintos grupos sociales y la importancia de valorarse uno mismo como principio de desarrollo).
Esa formación en valores hace que no resulten tan importantes los exámenes como la evaluación continua y, sobre todo, la adquisición de competencias. La religión Evangélica ayuda a desarrollar muchos de los aspectos que fomenta la actual ley estatal de educación (Lomce), como la comunicación oral, la competencia digital (a través del fomento de documentación en internet) y la competencia social y cívica, para que los menores aprendan a aprender.
Erling Joel Bracho, por su parte, da clases en el instituto Luis de Góngora por segundo año consecutivo. Eso si, no es el único centro de la capital en las que imparte esta formación, ya que también los hace en el Maimónides, los institutos Zoco y Medina Azahara y también en la Escuela de Arte Dionisio Ortiz. Profesor de Secundaria y con un posgrado relacionado con la especialidad de religión Evangélica, alude a la formación que ofrecen a su alumnado, con el que gran parte de sus objetivos es conseguir “acercar los contenidos”. Así, detalla que “dos terceras parte de los contenidos son valores éticos, como el respeto a la familia o al cooperativismo.
La falta de tiempo para explicar y dar a conocer todo el contenido entre el alumnado es más que evidente entre los docentes, ya que apenas tienen una hora de clases a la semana. Bracho sostiene que debería aumentarse ese tiempo, una medida que, a su juicio, serviría para “poder incluir contenidos antropológicos”. Como docente, sostiene que uno de los aspectos más importantes es “contacto y la impronta que puedes dejar en las personas”. Para este docente, “la libertad de religión es una libertad del ser humano en manifestar su libertad ideológica”. También él alerta de la falta de profesores en Córdoba y lamenta que en la provincia hay “colegios sin atender”.
Sensi Quer es otra de las docentes de religión Evangélica en la capital y da clases este curso en siete centros diferentes, cinco en la capital, uno en Almodóvar del Río y otro en Villarrubia. Hace seis años que esta psicopedagoga inició esta etapa profesional, en la que también jugó su papel como madre para, según cuenta, “dar los principios bíblicos en los que creemos, como la igualdad, la solidaridad, el respeto al otro y la capacidad de decidir lo que queremos en nuestra vida”. Quer reconoce que uno de los aspectos más difíciles a los que hace frente como profesora es “gestionar los horarios para atender a todo el alumnado” y también ella subraya que aún “hay niños sin atender”.
Antonio Espinosa, por su parte, lleva 16 años impartiendo religión Evangélica, la misma que profesa, en tres colegios de Infantil y Primaria de Córdoba. Reconoce que es uno de los privilegiado porque sólo imparte clases en estos tres colegios, mientras que hay compañeros que lo hace en siete u ocho. Antes de dar clase, estudió Turismo y se dedicó a este sector durante 18 años. Un buen día de trabajo, explica, “un mando de la Iglesia me comentó que había salido la oportunidad de dar clases por los acuerdos de 1992 entre el Estado y la Religión Evangelista”. Por ello, se puso a estudiar la carrera de Magisterio de la Iglesia Evangelista para poder impartir las clases. Y en ello, continúa. Al igual que el resto de docentes consultados, Espinosa también señala que en el ciclo de Infantil y Primaria hacen falta profesores y alerta de que el Ministerio de Educación no contrata a nuevos profesores.