Más de 70 muertos y 250 heridos fue el saldo del ataque producido este jueves mientras cientos de personas asistían a una ceremonia religiosa.
Los sufíes han sido objetivo de grupos islamistas radicales en Pakistán, con frecuentes acciones contra sus templos
El ataque en la provincia meridional de Sindh, es uno de los peores en el país asiático en los últimos tiempos y se produce luego de otros atentados esta semana contra objetivos civiles y militares adjudicados por otros grupos islamistas.
La agencia de noticias del Estado Islámico, Amaq, informó que habían atacado “la reunión chiíta” que se desarrollaba en el templo.
En la explosión murieron unas 70 personas, entre ellas varios niños, según indicó Shabbir Sethra, portavoz policial de Sehwan, la zona donde ocurrió el atentado, y agregó que se encontraba en el hospital adonde fueron trasladadas las víctimas.
El gobierno condenó inmediatamente el hecho y el jefe del ejército, general Qamar Javed Bajwa, prometió que “cada gota de sangre de la nación se vengará, y se vengará inmediatamente, sin más restricción para nadie”.
El portavoz de la ONU, Farhan Haq, compartió el repudio, “Trasladamos nuestras condolencias a las familias de las víctimas y al Gobierno y el pueblo de Pakistán y deseamos una rápida recuperación a todos los heridos”, dijo.
Además, reiteró el apoyo de la ONU a Pakistán en su lucha “contra el terrorismo en pleno respeto de las normas internacionales y de derechos humanos”.
Los sufíes han sido objetivo de grupos islamistas radicales en Pakistán, con frecuentes acciones contra sus templos, entre ellos el ataque suicida que causó 52 muertos y más de un centenar de heridos en Baluchistán (suroeste) el pasado noviembre.