El giro reaccionario que el PP emprendió nada más llegar al poder a finales de 2011 se ha culminado en estos últimos meses con un Gobierno que ha decidido levantar la bandera de la Tradición haciendo saltar las alarmas de los defensores del Estado acofensional.
«Durante el régimen franquista, situación caracterizada por la estrecha relación entre el Estado y la Iglesia católica». Así define la RAE el significado de la palabra nacionalcatolicismo. Lo hace acotando el concepto a los cerca de 40 años de dictadura franquista en España. Sin embargo, diferentes voces han sostenido que esa «estrecha relación» entre «el Estado y la Iglesia católica» no desapareció tras la Transición a la democracia. El teólogo Juan José Tamayo, por ejemplo, ha defendido ampliamente que en la democracia española el nacionalcatolismo «no acaba de morir y el laicismo no acaba de nacer».
La situación se ha vuelto más grave, no obstante, en los últimos meses. El giro reaccionario que el PP emprendió nada más llegar al poder a finales de 2011 se ha sido culminado estos últimos meses con un Gobierno que ha decidido levantar la bandera de la Tradición haciendo saltar las alarmas de los defensores del Estado acofensional, tal y como define la Constitución al Estado.
Entre los críticos con este giro se encuentran, por ejemplo, los juristas Joaquim Bosch, magistrado y exportavoz de Jueces y Juezas por la Democracia; y Joaquín Urías, exletrado del Constitucional: «Veo mucho nacionalcatolicismo y poco constitucionalismo a la hora de aplicar la aconfesionalidad estatal», denunciaba en Twitter recientemente Bosch, mientras que Urías denunciaba que el PP ha dado «el cambiazo» a la aconfesionalidad del Estado recordando que durante la Transición había grupos ultrareligiosos que pedían votar «no» a la Constitución apelando a Jesucristo.
El intento del Partido Popular por alzar la bandera de los valores tradicional, tal y como lo descibre Enric Juliana, se ha manifestado con claridad en esta Semana Santa, pero no únicamente. A continuación reproducimos diez pequeñas píldoras que reflejan un retroceso en el camino hacia un Estado laico.
1. Cuatro ministros entonan ‘El novio de la muerte’
Ha sido, probablemente, la imagen más sonada de esta Semana Santa. Cuatro ministros (Cospedal, Zoido, Méndez de Vigo y Catalá) presidieron el desembarco y traslado del Cristo de la Buena Muerte –conocido como el Cristo de Mena– en Málaga e incluso se atrevieron a entonar El novio de la muerte, el histórico himno legionario.
La imagen, además, se difundió en directo a través de las imágenes de TVE, por lo que nada pareció casual. Era una imagen, solo una, pero con un enorme valor simbólico para el electorado más conservador. Los populares, tras las críticas cosechadas en los partidarios de la laicidad del Estado, han defendido la presencia de sus ministros en el acto. «Forma parte de nuestras tradiciones. Es un himno muy respetable», ha señalado el portavoz Rafael Hernando.
2. Defensa ordena izar la bandera a media asta
El ministerio de Defensa, que dirige María Dolores de Cospedal, ordenó esta Semana Santa por segundo año consecutivo izar la bandera a media asta como símbolo de luto por el fallecimiento de Jesús de Nazaret. Defensa alega que se trata de una «tradición» y que también con el PSOE se ordenaba. Sin embargo, el exministro socialista José Bono desmintió a Cospedal y aseguró que durante su mandato jamás se ordenó izar la bandera en Semana Santa.
El Defensor del Pueblo, en declaraciones a eldiario.es, también ha cuestionado que la medida sea adecuada por su posible colusión con la aconfesionalidad del Estado.