Así lo considera un psiquiatra alemán, pionero en el tratamiento de la pedofilia
La propia Iglesia es un factor de riesgo en el tema de los abusos sexuales. Así lo asegura el psiquiatra Marc Graf, quien lo añade al celibato, a la moral sexual derivada del magisterio y a las estructuras de poder desarrolladas a lo largo de los siglos por la institución eclesial
«Las estructuras de poder poco transparentes en la Iglesia, las fuertes jerarquías y las fuertes relaciones de dependencia promueven el riesgo», indica el especialista
La propia Iglesia es un factor de riesgo en el tema de los abusos sexuales. Así lo asegura el psiquiatra Marc Graf, quien, en entrevista con el periódico Süddeutsche Zeitung -recogida por Katholisch-, lo añade al celibato, a la moral sexual derivada del magisterio y a las estructuras de poder desarrolladas a lo largo de los siglos por la institución eclesial.
En opinión del psiquiatra, las cifras recientemente anunciadas sobre casos de abusos en la Iglesia protestante muestran que la propia Iglesia representa un factor de riesgo. «Las estructuras de poder poco transparentes en la Iglesia, las fuertes jerarquías y las fuertes relaciones de dependencia promueven el riesgo», indica el especialista, que, unido a que los fieles apenas cuestionan al clero, deriva en que «a los niños les resulta difícil reconocer que la culpa no es suya si les resulta repugnante satisfacer al sacerdote oralmente».
La mujer, relegada a un papel negativo
Junto a estos elementos, Graf añade también el papel al que ha sido relegada la mujer en la Iglesia y la cuestión del celibato sacerdotal, introducida en el siglo XII. “Muy pocas personas podrían vivir sin intimidad y erotismo”, explicó y, «además, las mujeres apenas tienen voz en la Iglesia católica y también desempeñan papeles muy negativos en la Biblia, por ejemplo como seductoras«. En este sentido, subraya que faltaban imágenes positivas de las mujeres para un desarrollo sexual sin problemas. «Todo esto fomenta los ataques a los niños».
En cuanto al celibato obligatorio, Graf, que en los años 90 del pasado siglo fundó un centro pionero para el asesoramiento de adultos con tendencias pedófilas, señala que “esta forma de abordar la sexualidad simplemente no es humana».