Hubo un tiempo en él que quemaban a las brujas… "Los católicos que mantengan que es legítimo quitar la vida, incurrirán en herejía y, por tanto, la excomunión" dice el nuevo Torquemada. ¿Volverán a arder las hogueras de la Inquisición?
Exposición en la plaza pública
Al sector más fundamentalista de la iglesia católica le gustaría que las mujeres que tienen que pasar por el difícil trance de un aborto fuesen perseguidas, encarceladas y “colgadas en la plaza pública” para posteriormente ser quemadas en una hoguera que presuponemos metafórica.
Estarían encantados de poder celebrar ceremonias del estilo de que las que la Inquisición realizaba en los tiempos de gloria de la Santa Madre Iglesia Católica, en las que podrían excomulgar colectivamente a todos aquellos cuya colaboración directa, incluidos los diputados que voten a favor de la ley, haya sido necesaria para la ejecución de un aborto.
Guerra Santa
A lo largo de la historia hubo demasiadas cruzadas en nombre de Dios…
Los obispos españoles son los artífices de una nueva guerra santa, la cruzada antiabortista, a la que dan el pistoletazo de salida negándose a admitir la protección de las mujeres que quieran abortar y la protección jurídica del feto, renegando de una ley más segura que la actual y con una mayor aproximación al resto de leyes europeas sobre el aborto.
Los obispos no quieren aceptar que se pueda garantizar la práctica de abortos en la sanidad pública ni que se regule la objeción de conciencia porque ninguna de estas medidas beneficia sus intereses y por ello intentan estigmatizar y criminalizar el derecho a decidir sobre la maternidad que tenemos las mujeres.
Su fanatismo les lleva a amenazar a los legítimos representantes de los ciudadanos, elegidos democráticamente en las urnas, para influir en sus decisiones políticas.
Ya está bien
No se puede seguir tolerando que la jerarquía católica:
• Otorgue al feto derechos que le niega a las mujeres
• Continúe con sus injerencias en la vida política amparándose en la defensa de sus dogmas dando la espalda a la realidad social que nos circunda.
• Siga confundiendo Iglesia y Estado
• Persiga que el Estado asuma el catolicismo como la única fe verdadera porque un estado no puede presentar ningún tipo de adscripción a una creencia en detrimento de las restantes
• Siga intentado por todos los medios a su alcance mantener sus privilegios
• Abogue por la supremacía religiosa sobre la sociedad civil
• No acepte que las creencias religiosas pertenecen al ámbito personal de los ciudadanos
• Siga sustentándose económicamente de las arcas del Estado
• Pretenda el sometimiento de la ética pública a la moral católica
• Siga amparándose en que la “iglesia es así”