El presidente turco, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, decretó este viernes convertir en mezquita otra antigua basílica bizantina de Estambul, la iglesia de Chora, apenas unas semanas después de hacer lo mismo con la famosa Santa Sofía.
«Se ha decidido transferir la administración de la mezquita de Kariye (Chora) al ministerio de Asuntos Religiosos«, señala el decreto presidencial publicado en el boletín oficial del Estado.
El Gobierno transfiere así la titulariad del edificio del Ministerio de Cultura, que la tenía hasta ahora, a la Diyanet, el organismo público que gestiona las mezquitas en Turquía.
La basílica de Chora, construida en el siglo VI, fue convertida en «mezquita de Kariye» en 1511, años después de la conquista de Constantinopla por los otomanos, y mantuvo su estatus hasta 1945, cuando un decreto ministerial la convirtió en un museo.
La iglesia tiene numerosos frescos y mosaicos del siglo XIV y está considerada como uno de los mejores ejemplos de arte bizantino.
Tras su apertura como museo, el edificio pasó por un largo proceso de restauración para dejar al descubierto los frescos y mosaicos, cubiertos con yeso durante su uso como mezquita.
En noviembre de 2019 el principal tribunal administrativo del país allanó el camino para convertir la basílica en mezquita, al dictaminar que la decisión del gobierno de convertir el edificio en museo era ilegal y violaba un decreto otomano que lo designaba como centro de culto musulmán.
Aún no se conocen los efectos prácticos de esta decisión, ya que el islam rechaza la presencia de imágenes en sus templos, pero se espera que el Gobierno recurra al método que emplea en la antigua iglesia bizantina de Trebisonda, también convertida en mezquita: colocar doseles para evitar que se vean los mosaicos.
En la de Santa Sofía en Estambul, que a principios de julio fue convertida en mezquita tras 86 años como museo laico, se han desplegado unas cortinas para cubrir los mosaicos durante los rezos musulmanes.