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Entrevista con Hanane Karimi: Frente a la islamofobia, dar voz a las mujeres musulmanas

Cuando la Macronie ha decidido lanzar una campaña política en torno a la prohibición de las “abayas” en las escuelas, estigmatizando aún más a las mujeres musulmanas, la socióloga Hanane Karimi ha accedido a responder algunas de nuestras preguntas sobre su último trabajo: ¿No son mujeres las mujeres musulmanas? ( Les femmes musulmanes ne sont-elles pas des femmes ?  https://www.horsdatteinte.org/livre/les-femmes-musulmanes-ne-sont-elles-pas-des-femmes/   ndt).

Publicado en 2023 por Hors d’Atteinte, este libro le permite explicar la agency (capacidad de actuar) de estas mujeres, en un contexto en el que se están desplegando políticas islamófobas que se dirigen específicamente a ellas movilizando una representación paternalista en gran medida heredada de la época colonial: la de víctimas pasivas que sólo la República Francesa podría salvar liberándolas del yugo de los hombres musulmanes.

¿Puedes explicarnos el tema de tu libro?

El objetivo del libro es ofrecer un punto de vista analítico y sociológico sobre las políticas del “nuevo laicismo” desde 2004. Estas políticas corresponden a la extensión del principio de laicismo inicialmente reservado a los agentes estatales (laicismo de 1905) a las y los usuarios de los servicios públicos (ley de 2004). En cada ocasión podemos ver que lo que está en cuestión es el velo o la vestimenta de las mujeres musulmanas en particular. Diseccionar estas políticas permite comprender la relación que el Estado mantiene con las poblaciones musulmanas en Francia y la forma en que las mujeres musulmanas son marginadas como si no fueran mujeres como las demás. Por lo tanto, mi ambición era dar voz a las mujeres concernidas y hacer legibles los mecanismos de la islamofobia de género.

¿Cómo llevaste a cabo la investigación?

El libro es producto de mi trabajo de tesis durante el cual entrevisté cara a cara a unas cuarenta mujeres, provenientes de diversos orígenes, ya fueran activistas  (yo misma estaba entonces involucrada en el movimiento feminista o en la Marcha por la Dignidad (2015) por ejemplo) o empresariales. Cada uno de estos encuentros me permitió acceder a otras áreas de observación.

Sin embargo, no he escrito este libro siguiendo el estándar académico, porque mi tesis ya lo hace. Mi intención era popularizar este trabajo. Por lo tanto, he optado por compactar dos partes de mi tesis para decir qué hay detrás de la designación, hacer legibles y decibles las reglas del juego: actualmente estamos hablando de una amenaza, de un peligro, estamos hablando de “ataques al laicismo”, pero ¿qué estamos midiendo? ¿Cómo se crea el marco a partir del cual consideramos que algo es peligroso y debe prohibirse?

Lo que no se menciona es el orden nacional, un orden en el que las y los musulmanes son juzgados desde el principio como herejes e ilegítimos. A partir de ahí, la enemiga musulmana es una mujer a la que hay que disciplinar, corregir y así lo demuestra esta policía de los cuerpos visible a la entrada de determinados centros educativos.

Partiendo de Joan Scott, desarrollas la idea de “feminidad paradójica”. ¿Cómo utilizas este concepto?

Es la idea de comparar la feminidad de las musulmanas y la feminidad hegemónica lo que analizo en mi libro. Lo vemos muy claro con las abayas: en este debate, el subtexto es el de blanquear a las poblaciones subalternas, sus prácticas, sus valores, de transformar sus subjetividades para que se ajusten a las normas dominantes. Las entrevistas fueron bastante largas, muy ricas, hasta el punto de que en ocasiones el análisis fue propuesto claramente por las encuestadas. Este fue el caso de la noción de feminidad paradójica que una encuestada describió perfectamente: “Cuando estoy con musulmanes, tengo que ser la buena musulmana, y si no, tengo que ser la buena ciudadana”.

¿Puedes hablar sobre las opciones que tomaste al escribir el libro?

Me parecía esencial hacer accesibles al mismo tiempo las referencias teóricas, la investigación sociológica y el contexto político. No fue fácil encontrar la forma adecuada, ni tampoco el tono adecuado, porque estoy acostumbrada a escribir para el ámbito académico. Como elegí voluntariamente una editorial independiente y feminista, o fue ella quien me eligió a mí, busqué aportar herramientas de comprensión muy claras con la ayuda de mi editora Marie Hermann, apoyándome en Abdelmalek Sayad o también en Christine Delphy.

En concreto, reescribí dos partes de mi tesis pensando en personas que nunca habían leído sociología. Analizo la construcción del enemigo musulmán, desde una perspectiva poscolonial, así como los efectos de las leyes, reglamentos y polémicas islamófobas y sus consecuencias concretas en la vida cotidiana de las mujeres musulmanas que usan el velo. El objetivo es explicar cómo las mujeres musulmanas visibles se convierten en el blanco de estas políticas estigmatizantes que encuentran su legitimidad en la islamofobia y la herencia colonial, lo que Aníbal Quijano llama la colonialidad del poder.

La forma en que utilizas las referencias teóricas te permite captarlas realmente, porque se repiten

Sí, esto permite mostrar muy claramente hasta qué punto la investigación es acumulativa: arrojamos luz sobre fenómenos sociales en un momento dado como Sayad o Delphy, y esto proporciona otras ideas para las generaciones siguientes. Por ejemplo, los escritos de Bell Hooks son una idea central en este libro, ella habla de “imperialismo racial” y esto me permite nombrar, gracias a ella, lo que está en juego. Me negué a autocensurarme y también me preocupé por no caer en la invisibilización de las autoras del Sur Global.

En el prólogo ¿introduces tu propio posicionamiento para dar cuenta de la forma en que éste alimentó tu investigación?

De hecho, yo misma llevé el velo durante 20 años, hay algo en este posicionamiento que me permite comprender mejor lo que está en juego en estas políticas del nuevo laicismo. El momento que describo al principio [o en el prólogo] del libro fue particularmente violento. En mi trabajo de tesis no hice nada al respecto, temía el descrédito de tal confesión. Y en este libro, comienzo por el momento particular en el que fui invitada al Senado para discutir un informe sobre el laicismo en el que se contemplaba la prohibición del uso de velo para deportistas o estudiantes musulmanes del INSPÉ (Instituto Nacional de Enseñanza Superior y Educación Superior), un momento político importante en las políticas del nuevo laicismo.

Anoté todo lo que había vivido en ese momento. Comprendí mucho más tarde, después de haber defendido mi tesis en la que me había cuidado de distanciarme de mi objeto de estudio, que lo que estaba relatando lo había vivido, no había escapado a nada en absoluto: la descalificación, la supuesta filiación con la “Hermandad” (por los Hermanos Musulmanes ndt), con los islamistas. El trabajo académico me permitió distanciarme y poner palabras a estas experiencias para otras mujeres con las que tenía mucho en común. Entonces volví a las fechas, a lo que viví, las amenazas, las listas negras, los escoltas en las conferencias, lo que da cuenta concreta de la forma en que estas acusaciones afectan a las personas señaladas como peligros. Y aquí es donde el análisis sociológico se une o complementa al análisis personal.

¿Cómo lograste continuar a pesar de la acumulación de ataques en tu contra?

Cuando era activista representaba la figura de la activista-resistente a la que nada afecta. Creo hoy que esta postura puede resultar contraproducente: me parece que el cuidar de las personas y de nuestra gente es política. Mi integridad física fue amenazada varias veces y al cabo de un tiempo fueron mis hijos quienes me dijeron: “Mamá, apaga la televisión”. La situación fue tan violenta que tomaron una decisión que yo debería haber tomado, o que deberíamos haber tomado colectivamente. Tuve mucho miedo nuevamente durante la conspiración contra el islamoizquierdismo, y especialmente porque Le Point había puesto mi foto en un número incriminatorio.

Pero básicamente fue el hecho de haber sido contratada lo que realmente me permitió digerir estas experiencias que volvieron a mí como un boomerang y que  pude entonces objetivar, analizar porque tenía una estabilidad material y profesional que lo permitía. No podría haber escrito este libro si no hubiera sido titular también.

La agency de las mujeres musulmanas está además en el centro de tus comentarios; ¿Cómo se actúa en una situación con estas relaciones de poder, esta violencia y esta estigmatización permanente, cuáles son los márgenes de maniobra?

Sé que este libro a veces es duro; habla de experiencias difíciles para mí y para las demás.

Por mi parte, poco a poco fui constatando que mi umbral de tolerancia a la violencia era relativamente alto. Me había fijado el objetivo de llevar este trabajo hasta el final, a pesar de las difíciles condiciones materiales de una madre que cría sola a tres hijos, en medio de un divorcio, que vive de un contrato de doctorado y luego del desempleo. Entonces no tenía espacio para tomar en cuenta estos ataques y esta violencia: tenía otras prioridades, tenía que cuidar de mis hijos y esto contribuyó a distanciarme de lo que estaba pasando en la universidad o en otros lugares. Estos son mecanismos que se pueden encontrar en las mujeres musulmanas de mi investigación.

Otro punto central del libro es el del efecto de la dominación. La forma en que luchamos contra la islamofobia, situándose en la denuncia, no es necesariamente la mejor y/o la única manera de emanciparnos. Los dominantes dictan sus políticas y con sólo denunciarlas no avanzamos porque seguimos en una posición de reacción. Explico en mi libro la forma en que las poblaciones musulmanas reaccionan ante el desvelamiento voluntario de las mujeres musulmanas: rechazo, estigmatización, acusación de traición sin considerar nunca la subjetividad de las mujeres. Para mí, es un efecto de esta posición reactiva hacia las políticas.

A partir de ahí me digo: ¿y la emancipación de todos y todas? ¿Cómo escapar de la forma de ver el mundo que nos imponen quienes están en el poder? Las relaciones de dominación tienen consecuencias reales, también sobre los cuerpos. Pienso en una mujer encorvada, que siente que no camina derecha; también hay efectos en nuestras expectativas de vida, nuestros afectos, nuestras percepciones, esto me parece importante subrayarlo y escribirlo. Sin embargo, la fuerza de la hegemonía es tal que una puede pasar la vida atrapada en ciertas representaciones dominantes. Entonces, ¿cómo podemos pensar en la emancipación basándonos en esta observación? Muchos caminos hacia la emancipación son posibles, no hay una única manera de hacerlo y creo que la identificación puede dar recursos.

¿Puedes explicarnos cómo ha sido recibido, qué debates ha suscitado el libro?

Ya con este libro me dirigía a dos públicos. A las mujeres interesadas y a las feministas blancas que excluyen a mujeres bajo el pretexto del feminismo. Constaté que las que lo leyeron se conmovieron. En cualquier caso, eso es lo que me dicen, que han tomado conciencia de su papel en estas políticas y de la dimensión altamente feminista del problema de las mujeres musulmanas que llevan el velo. Además, las presentaciones del libro fueron una oportunidad para que las jóvenes vestidas con abaya o pañuelo en la cabeza vinieran a compartir sus experiencias en sus escuelas secundarias, a veces incluso llorando.

El filósofo Hourya Bentouhami lo ha analizado y muestra que en Francia existe una concepción del laicismo que se basa en una teoría de las apariencias: ¿por qué este laicismo insiste tanto en la presentación visible de si mismo, en la representación? ¿Cómo lo que se presenta a la vista de todos atestiguaría una actitud, una disposición que confirmaría o negaría una adhesión, o incluso una aptitud para el laicismo? /1. La jerarquía de valores inducida por las políticas del nuevo laicismo implica una jerarquía de las apariencias y la prohibición de la abaya es una nueva demostración de ello: el Estado francés pone en competencia los valores republicanos con los valores del Islam, lo que repite una vez más el juego de la colonialidad del poder.

Después, cuando veo el nivel de los debates este otoño, me digo que es imposible mover las líneas en los medios de comunicación. Básicamente, la cuestión del poder es central, y si no construimos un verdadero contrapoder contrahegemónico, la gente se verá arrastrada a una lógica reaccionaria. Espero que mi libro contribuya a una lectura política contrahegemónica…

8/09/2023

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

Nota

1/ Hourya Bentouhami, “Phénoménologie du voile” (Fenomenología del velo), Philosophiques, vol. 44, nº 2, otoño de 2017, p. 271-284.

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