La sede de la entidad certificadora está en Almodóvar del Río (Córdoba) Para exportar a paises como Malasia o Arabia Saudí es necesario el permiso En 2011 el mercado halal generó un negocio mundial de 3 billones de dólares
Los escándalos alimentarios, el más reciente el hallazgo de rastros de carne de caballo en hamburguesas que debían estar hechas sólo a base de vacuno, ponen de manifiesto la importancia de conocer el contenido de lo que consumimos. Por supuesto, se imponen las exigencias sanitarias entre los motivos de ese control, pero también hay que tener en cuenta otras cuestiones como las económicas o las religiosas.
En este último capítulo se incluye la alimentación según los preceptos Halal (un término que en árabe significa "autorizado"), esto es, permitidos por la religión musulmana, cuyo consumo cada vez es más frecuente, a la vez que crea toda una línea de negocio para las empresas alimentarias que no dejan escapar esta numerosa clientela.
En principo Europa y concretamente España vivió el fenómeno 'halal' con curiosidad, viendo como se instalaban establecimientos, sobre todo carnicerías, que ofrecían estos productos, sobre todo para la clientela de emigrantes. Hoy en día el avance de los movimientos religiosos musulmanes en muchos países del Magreb y la riqueza económica de otros como Arabia Saudí provocan que muchas empresas agroalimentarias tengan un área de negocio especializado en los productos Halal.
"La comunidad musulmana está tranquila. El asunto de la carne de caballo no provoca sospechas de que los alimentos que consumimos pueda estar contaminados con carne de porcino como sí ha sucedido recientemente en Reino Unido. Aquí llevamos un buen control, aunque alguna vez haya saltado alguna alarma por noticias en algún punto de Europa", explica Muhammad Escobedo, responsable de Relaciones Internacionales del Instituto Halal, la entidad certificadora de que los procesos de elaboración de los productos Halal sean los correctos.
El Instituto Halal tiene su sede en la localidad cordobesa de Almodóvar del Río, aunque cuenta también con oficinas en Madrid y Cataluña. Se encargan del control y las inspecciones a las industrias que producen o transforman estos alimentos, en todos su procesos, aunque esta labor certificadora también la realizan algunas mezquitas.
Estricta vigilancia del proceso
Vigilan que se cumplan las normas como que no se contaminen los alimentos con carne de cerdo, ni sangre, ni alcohol, así como realizar los sacrificios de animales conformes a los preceptos religiosos y otorgan los certificados correspondientes, muy valorados por la comunidad musulmana y obligatoria para admitir mercancías en algunos países, como Irán, un mercado potencial de 75 millones de personas.
Este procedimiento de certificación se realiza a través de auditorías en las empresas que demandan este sello (no sólo alimentarias, también de cosmética u otros productos), mediante la evaluación documental de los sistemas de calidad y de producción de las empresa, así como con la evaluación de ensayos de muestras tomadas en fábrica y de los productos finales.
Al mismo tiempo se evalúa al personal implicado en los diversos pasos de la producción como los matarifes, operarios de despiece, elaboración o distribución. Precisamente en algunas grandes cadenas de distribución se destinan estanterías específicas para los productos halal.
Eso si, su labor no llega hasta los puntos de venta y no se certifican las numerosas carnicerías halal que sobre todo es frecuentes encontrar en barrios de grandes ciudades. Ahí funciona más el boca a oreja y las recomendaciones en foros de internet donde se intercambian consejos miembros de la comunidad musulmana.
Desde el Instituto Halal se asegura que potencialmente sus productos pueden llegar a entre 1,5 y 2 millones de personas "no sólo de religión musulmana, ya que también hay gente que pide estos alimentos porque su forma de producción y garantías les inspira confianza", añade Escuredo.
Un gran mercado internacional
En todo caso hay mercado asegurado para el producto halal. Existen países como Arabia Saudí, Malasia o Indonesia que exigen este certificado para adquirir cualquier producto del exterior. Con los nuevos gobiernos y movimientos políticos de corte islámico se afianza la demanda de estos productos en países como Egipto, Argelia y por supuesto de varios emiratos árabes. El año pasado se movió a nivel mundial un negocio de 3 billones de dólares (unos 2,5 millones de euros) con estos productos certificados
El auge de los alimentos halal en Europa y de la exportación a países con importante población musulmana ha llevado a que numerosas empresas dediquen una línea específica de su negocio a estos productos -Covap, Dulcesol o Aceites del Sur- repartidos en todas las comunidades autónomas.
En estos momentos desde el Instituto Halal se calcula que son unas 160 empresas en España las que se acogen a estas certificaciones incluyendo mataderos, fábricas de elaboración, empresas de IV y V gama alimentaria en incluso de catering aéreo.
En la localidad sevillana de Marchena hay una empresa, Procavi, integrada en el grupo Fuerte, que se dedica a la producción de carne de pavo. El tráfico de camiones que entran y salen de la industria es impresionnte porque la demanda de este tipo de carne se ha disparado en los últimos años "porque se considera sana, sabrosa y de un precio asequible aunque algo superior a la del pollo", explica Javier Muñoz, responsable del área de Administración y Márketing.
La carne de pavo, al alza
La carne de pavo tiene muy buena aceptación entre los consumidores hahal. Pero curiosamente Procavi, que cuando tienen un encargo de estas características pone en marcha la línea de matadero y elaboración respetuosa con estos requisitos, tiene sus principales clientes en Francia, a donde destina el 90 por 100 de su carne de pavo halal.
Muñoz comenta que inicialmente certificaban su carne de pavo en el Instituto Halal, pero ante la mayoritaria demanda francesa de este tipo de producto optaron porque esta labor la hiciera la mezquita Parisina una garantía más conocida en tierras galas.
En todo caso el negocio de la carne de pavo aumenta vertiginosamente en los últimos años para todo tipo de consumidores. Procavi pasó de facturar 129 millones de euros en 2011 a 162 millones en 2012. Para 2013 las previsiones son alcanzar los 185 ,illones de euros.
"El consumo de carne de pavo en España ha dejado de ser estacional, sólo de navidades, pero aún estamos lejos de Francia o Portugal, que consumen tres veces más que nosotros" concluye Muñoz.
Una carnicería de barrio especializada en alimentos halal, en Sevilla capital. | Jesús Morón
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