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Enfermos terminales, derivados por Sanidad a clínicas que les instan a comulgar

Sanidad traslada a pacientes desahuciados a centros religiosos. # Derecho a morir recibe quejas por esto todos lo años. # Los pacientes no dejan de recibir visitas para comulgar.

La agonía de María Pastor, de 85 años, fue de todo menos tranquila. Así la recuerda su hijo, Jesús Fuentes, que ha mandado tres denuncias a la Consejería de Sanidad donde explica que tuvo que soportar que "violaran sus derechos civiles".

A María, enferma terminal de cáncer, la derivaron a la clínica religiosa San Juan de Dios, donde, según la familia, le preguntaron por "sus creencias y, aunque hacía años que no practicaba ninguna religión, recibía visitas para que comulgara y fue víctima de acoso psicológico".

Cuatro de las siete clínicas de cuidados paliativos de la región las lleva la Iglesia

Como María, cada año 4.200 madrileños, el 70% de los 6.000 terminales que reciben sedaciones, son derivados por la Consejería de Sanidad a clínicas privadas religiosas para recibir un tratamiento paliativo en lugar de hacerlo en centros públicos, según la asociación Derecho a Morir Dignamente.

Jesús se queja de que su madre, que murió hace un año, "estaba ingresada en la parte pública de la Fundación Jiménez Díaz y de allí la derivaron". Aunque la familia asegura que "la habitación y el trato fueron inmejorables, al hacer el ingreso me preguntaron cuál era su religión".

 Los enfermos reciben visitas de sacerdotes con bata blanca

Durante su estancia, a María "la instaban a aceptar estampitas y a que recibiera la comunión durante visitas no pedidas de personas con bata blanca que eran sacerdotes".

 Un día antes de morir, y "en plena agonía, un cura entró para darle la extrema unción; nos quedamos perplejos". En este sentido, la asociación Derecho a Morir Dignamente asegura que al año reciben cinco o seis quejas por este motivo. "Es un malestar no poder morir en la pública", explicó ayer a 20 minutos su coordinador, César Caballero.

En la comunidad hay siete clínicas específicas de cuidados paliativos, de las que cuatro son gestionadas por instituciones religiosas.

El Servicio Madrileño de Salud negó ayer que en estas clínicas se "acose" a los pacientes, y aseguró que los conciertos se otorgan por concurso público y hay 631 camas públicas para terminales frente a las 137 concertadas.

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