La tendencia suele fundamentarse en convicciones religiosas que les llevan a desconfiar de una escuela más bien laica y atribuirse en exclusiva la enseñanza religiosa y moral
EN Estados Unidos es completamente legal evitarles la escolarización a los hijos y educarlos en casa. En Alemania está completamente prohibido, y se persigue a los padres que pretendan hacerlo. En Francia, Reino Unido e Italia se permite, pero los Estados someten esta práctica a controles y evaluaciones periódicas.
¿Y en España? La Constitución no pudo prever en su tiempo que iban a producirse fenómenos sociales de este tipo. Los constituyentes se limitaron a subrayar que la educación es obligatoria a ciertos niveles, pero no hablaron de escolarización. Por entonces eran términos equivalentes. No se concebía una educación que no fuera en las aulas. Ahora se está viendo que algunos padres prefieren educar sólo en el hogar. En la duda, el Tribunal Constitucional decretó en 2010 que eso está fuera de la ley.
Pero el problema existe, aunque no ha adquirido la extensión que tiene en otros países. Los partidarios se aferran a que las principales convenciones internacionales sobre derechos humanos, como la europea y la de la ONU, exigen preservar el derecho de los padres a decidir cómo educar a sus hijos, y esta decisión debe empezar, por supuesto, por la libertad de optar entre una educación académica y convencional u otra ejercida por los propios padres en el hogar. La tendencia suele fundamentarse en convicciones religiosas que les llevan a desconfiar de una escuela más bien laica y atribuirse en exclusiva la enseñanza religiosa y moral que consideran el núcleo de la formación con que desean armar a su descendencia. Pero confluyen otros móviles, como la ideología individualista de rechazo a todo lo que venga del Estado, el deseo de librar a los niños del acoso escolar o las mudanzas constantes de padres con una forma de vida nómada. Como digo, esto es más frecuente en Estados Unidos, donde más de dos millones de criaturas no pisan un colegio.
Estoy más con los detractores. Pienso que los chavales que aprendan sólo en casa estarán más protegidos, pero más tarde echarán de menos no haber estado en la escuela. En la escuela se sale de la burbuja familiar, y eso siempre puede presentar peligro, pero se convive con la diversidad, se aprende tolerancia y se madura mejor. Si la clave para el futuro de los críos es la socialización, no cabe duda de que uno se socializa más correctamente si se sumerge pronto en la sociedad en la que tarde o temprano habrá de interactuar. Seguro que los educandos domésticos son más felices que los educandos de aula… mientras dure esa etapa. Posiblemente sean más infelices el resto de sus vidas, porque estarán menos preparados cuando tengan que volar por su cuenta. Mejor dos fuentes de formación que una sola, aunque sea la de quienes más te quieren.