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En el Vaticano, Macri sigue participando

La política argentina parece dirigirse desde El Vaticano, hoy recibe la visita de Macri, mañana a los peronistas,… y además les regala un santo «enteramente» argentino. Bergoglio nos recuerda los tiempos en los que la política del Imperio se aprobaba en la corte vaticana.


Bergoglio recibió al jefe de Estado en un encuentro a solas de 39 minutos. Hablaron de pobreza, narcotráfico y el cambio climático. Luego ingresaron su familia y el embajador argentino. El momento más distendido se lo llevó la pequeña Antonia.

El papa Francisco y Mauricio Macri volvieron a verse personalmente ayer, con el recuerdo todavía fresco de la gélida reunión que mantuvieron el 27 de febrero pasado. La visita estuvo marcada por la voluntad del Gobierno de dejar en el pasado aquel encuentro, en el que Jorge Bergoglio le dedicó una contundente cara de perro y sólo 22 minutos de su tiempo, apenas ocho más que a la reina de Inglaterra. Si bien Macri no consiguió llevarse una sonrisa, en esta oportunidad dialogaron a solas un tiempo mayor, unos 39 minutos, en los que abordaron temas como la situación social argentina, el narcotráfico, la paz mundial y el cambio climático. El Presidente hizo un esfuerzo por complacer al Papa: le llevó una obra de un artista plástico amigo suyo y le presentó un informe con el objetivo de convencerlo de las buenas acciones que en estos 10 meses han realizado por los pobres. La visita sólo contó con tres fotos oficiales, ninguna de su tiempo a solas sino del encuentro posterior con la familia ensamblada del líder de Cambiemos: su esposa, Juliana Awada; la hija de ambos, Antonia, y las que cada uno tuvo en matrimonios anteriores, Agustina Macri, de 35 años y Valentina Barbier, de 13.

La canonización del cura cordobés José Gabriel Brochero ofició de justificativo para la nueva visita de Mauricio Macri al Vaticano. La ceremonia formal se realizará hoy, junto con la de otros cuatro religiosos de distintos países. El Presidente aprovechó esta circunstancia para pedir una nueva reunión con el pontífice que le permitiera dejar atrás aquel primer encuentro como jefe de Estado. El contexto no era sencillo. La crítica situación económica y social, temas de permanente preocupación del Papa, se sumaron a la decisión del jefe de la Iglesia Católica de cancelar su visita a la argentina el año próximo (un año clave por las elecciones legislativas). “El sabe que todos lo esperamos. Estoy seguro que cuando él venga será muy importante. Él es una persona sabia y sabrá cuándo es el momento indicado”, dijo Macri al respecto, cuidándose de no generar rispideces.

Como el Vaticano no brinda información sobre el contenido de las audiencias privadas que mantiene el Papa, los detalles corrieron por cuenta del Presidente, quien brindó una conferencia de prensa en la embajada argentina: “Hablamos de indicadores de pobreza, de lo mucho que hay por hacer y la importancia de la agenda de paz en el mundo”, precisó, y agregó: “También del narcotráfico”. “La preocupación por la pobreza es compartida”, subrayó Macri, quien dijo coincidir en la necesidad de “lograr entusiasmar, educar e incluir” a los argentinos.

El presidente le habló al Papa de “la enorme asistencia social” que desde el oficialismo aseguran haber implementado durante su gobierno.

En ese marco, Macri sostuvo que el Papa “elogió fuertemente” la labor de la ministra de Desarrolo Social, Carolina Stanley, y de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, como “dos personas muy al tanto de la pobreza y las necesidades de la gente”.

Al momento de hacer un balance de este encuentro, Macri trató de minimizar el mal trago del anterior: “fue una buena reunión, como estimo que siempre hemos tenido dos personas que nos conocemos hace mucho tiempo”, interpretó. De todas maneras, en otro tramo del diálogo con la prensa, el Presidente reconoció implícitamente que la relación no es del todo buena: “Estamos en una etapa mejor”, aseguró.

Si bien sigue siendo más distante en comparación al trato que mantenía con Cristina Fernández u otros mandatarios latinoamericanos, este pequeño avance fue suficiente para satisfacer al Gobierno. Macri calificó a Francisco como “un líder moral” suyo, dijo que le pidió que rece por él, para que Dios lo “ilumine” y lo lleve “por el camino correcto”.

En un momento se le preguntó por los ensayos de armas ingleses en Malvinas, a lo que el Presidente respondió con evasivas y derivó la respuesta en la Canciller (ver página 13). En cambio, Macri se sintió más a gusto para explayarse sobre el diálogo que su hija, de cinco años, había tenido con el Papa. “Antonia tenía un cuestionario y le preguntó si tenía mamá y papá, a lo que Francisco contestó que sí pero que estaban en el cielo; si dormía con la misma ropa, a lo que le dijo que usaba pijama, y por último qué comida comía”. “‘La misma que vos’, respondió Francisco”, reveló el Presidente como dato de color.

Finalmente, Macri contó que antes de terminar la charla le pidió al Papa unas últimas palabras: “fuerza y adelante”, fue el mensaje, profundo y sobretodo personalizado, que le dedicó el primer argentino en más de 2 mil años de historia en llegar a la cúpula de la Iglesia Católica.

Además del regalo de Alejandro Marmo y el informe sobre la situación social, el Gobierno corrigió otras cuestiones que habían provocado malestar en el Vaticano como la decisión de ir acompañados por dirigentes políticos de opositores. Macri ingresó al Vaticano con su familia y la delegación macrista a las 10.18 hora italiana (5.18 hora de Argentina). No fueron recibidos en la casa de Santa Marta, donde Francisco dispensa a sus visitantes un trato menos protocolar. Eligió un punto intermedio, el Aula Paulo VI del Vaticano, donde recibió a líderes como Fidel Castro y en alguna de las múltiples oportunidades a CFK.

El único funcionario presente en la audiencia luego de la charla a solas fue el embajador ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter. Afuera debieron esperar la Canciller, Susana Malcorra, el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, el secretario de Culto, Santiago de Estrada y su segundo, Alfredo Abriani.

En este contexto, dirigentes con llegada al Papa recordaron ayer sus críticas recurrentes al neoliberalismo y señalaron que en los últimos días, previo a la llegada de Macri a Roma, dos organizaciones sociales cercanas a él emitieron duros documentos en contra de la política económica de Cambiemos. Se trata de la Central de Trabajadores de la Economía Popular, cuyo referente es Juan Grabois, consultor del Pontificio Consejo de la Justicia y de la Paz; y del Observatorio de la Riqueza Padre Pedro Arrupe para un Nuevo Sistema Financiero y Comunicacional Mundial. Ambas organizaciones participarán el próximo 2 de noviembre del Encuentro Mundial de Movimientos Populares que impulsa el Papa.

Esto se suma también al documento que emitió la semana pasada el rector de la Universidad Católica Argentina, Víctor Manuel Fernández, –también muy cercano al Papa–, en el que desarrolló la idea de la “cultura del encuentro” impulsada por Francisco.

 

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