Los conservadores disputan a los socialistas el electorado musulmán
Los musulmanes son casi cinco millones en Francia y en las pasadas presidenciales votaron masivamente a favor del presidente François Hollande. Como muchos electores del mandatario, están decepcionados por la falta de resultados económicos, a lo que se suma el abandono de su promesa de abrir las elecciones locales a los no europeos. Los grandes debates de la sociedad francesa, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, han terminado por alejar del Partido Socialista a parte de esta población. Un desamor electoral que la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el principal partido de la oposición conservadora, espera recuperar en las municipales de este domingo.
De todos los segmentos electorales, el de los musulmanes fue el más unánime a favor de Hollande: representó el 5% del censo y supuso un punto y medio del resultado total del candidato socialista, según el instituto de sondeos del Ifop. Es el margen precisamente que le dio una estrecha victoria sobre el candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy. Si bien su voto está históricamente anclado a la izquierda, la tendencia se ha acentuado en la última década. En 2012, un 86% de los musulmanes votaron el socialista, 34 puntos por encima de su media nacional.
La comunidad musulmana considera que ha contribuido en gran parte a la victoria de los socialistas” Mohamed Henniche
“La comunidad musulmana considera, con razón, que ha contribuido en gran parte a la victoria de los socialistas”, explica Mohamed Henniche, secretario general de la Unión de Asociaciones Musulmanas de la periferia norte de París. “Ahora echa cuentas y ve que no hay ningún retorno. Es cierto que Hollande ha contribuido a apaciguar un poco el clima antimusulmán, porque en los dos últimos años de Sarkozy se cruzaron muchas líneas rojas”, resume. “Pero pasada la tempestad, no ha hecho nada por nosotros”.
Para la politóloga Catherine de Wenden, quien prefiere hablar de un voto salido de la inmigración, el principal motivo de decepción es la alta tasa de desempleo. Se suma el aplazamiento sin fecha de la apertura del derecho a voto a los no europeos en los comicios locales, una reivindicación histórica de la izquierda que en su día tampoco cumplió François Mitterrand y que el candidato Hollande se comprometió a materializar. Por último, apunta a la actitud “muy laica, de un republicanismo muy duro, del ministro del Interior, Manuel Valls, después de una campaña más basada en la diversidad cultural”.
Henniche cree también que los socialistas han perdido de vista la importancia de los valores para los musulmanes, que en muchos aspectos coincide con los judeocristianos más conservadores. En este ámbito la aprobación, contra viento y marea, del matrimonio para personas del mismo sexo ha dejado perplejo a parte de esta población. Sufre además del agravio comparativo con el mencionado abandono del derecho de voto a los extranjeros.
Las alertas en El Elíseo saltaron definitivamente a finales de enero, cuando empezaron a circular de forma viral mensajes por los teléfonos móviles de padres de alumnos llamando a desescolarizar a sus hijos un día al mes en protesta contra las supuestas "clases de educación sexual o de masturbación". El boicot, liderado por la escritora Farida Belghoul, antaño figura de la Marcha por la Igualdad de 1983 ahora cercana a la extrema derecha, ha sido seguido principalmente por familias musulmanas y afectado a un centenar de centros escolares. Protesta en contra de la introducción a título experimental de la asignatura "ABCD de la igualdad", que según el gobierno pretende luchar contra las discriminaciones pero que sus detractores denuncian como una enseña de la teoría del género que alienta a la homosexualidad.
La opositora UMP cuenta con la baza de los valores conservadores para recuperar el terreno perdido. “La primera etapa es conseguir que este electorado ya no vote socialista, para privar a la izquierda de una de sus reservas tradicionales de voto”, admitía recientemente un estratega del partido al diario Le Monde. “Es lo que está ocurriendo con el matrimonio entre personas del mismo sexo. Luego, la segunda etapa, es que nos voten a nosotros”, concluyó el asesor político.
Unión Democrática Musulmana
Cansados de ser sujetos pasivos, como electorado por conquistar o como espantapájaros, un puñado de musulmanes ha creado su propio partido, la Unión Democrática Musulmana de Francia. "Hemos decidido incluir la apelación de musulmanes un poco como una provocación, para iniciar el debate y romper los estereotipos", asegura Nagid Azergui, creador del partido formado a finales de 2012, que de momento cuenta con cerca de 650 afiliados. "Nosotros, la mayoría silenciosa, hemos decidido tomar la palabra".
Para darse a conocer, han tratado de presentar candidato en Bobigny, en el cinturón rojo de la periferia parisiense. "Es nuestra tarjeta de presentación" con el fin de multiplicar los contactos políticos para lograr la firma de 500 cargos electos y poder presentarnos en las presidenciales de 2017. El partido se ha unido finalmente a la lista centrista de la Unión de los Demócratas Independientes, que trata de agrupar a la oposición. "Nuestra rica familia democristiana no tiene nada en contra de esta familia de origen demomusulmana", explica Christian Bartholmé, director de campaña.
El presidente François Hollande a su llegada este jueves a Bruselas. / G. G. (AFP)
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