El vaticanista Edward Pentin denunció que las recientes conferencias internacionales organizadas en el Vaticano carecen de detalles sobre su financiación y generan dudas sobre si benefactores externos estarían “influenciando indebidamente para promover sus propias agendas mientras se apropian de la autoridad moral de la Iglesia”.
“Los grupos que participan en las conferencias parecen estar pagando la mayor parte o la totalidad de los costes, no el Vaticano”, señaló Pentin, vaticanista del National Catholic Register, en un artículo publicado el 6 de mayo.
El artículo de Pentin se realizó durante la “V Conferencia Internacional del Vaticano”, organizada por el Pontificio Consejo para la Cultura y la Fundación Cura entre el 6 y el 8 de mayo en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano. La conferencia se tituló “Explorando la mente, el cuerpo y el alma: cómo la innovación y los nuevos sistemas de prestación de servicios mejoran la salud humana”.
Entre los oradores había figuras no relacionadas al catolicismo, como la modelo Cindy Crawford; Kerry Kennedy, hija del fallecido Robert Kennedy; el escritor sobre New Age, Deepak Chopra; el exjugador de fútbol americano, Brandon Marshall; la hija del expresidente Bill Clinton y de la exsecretaria de estado Hillary Clinton, Chelsea Clinton; el guitarrista de la banda Aerosmith, Joe Perry; entre otros.
En su artículo, Pentin lamentó que las conferencias internacionales más recientes se centren en “temas de mayor consenso público como el cambio climático, la migración o la desigualdad social, evitando, con la excepción de la eutanasia, los problemas desafiantes generalmente aceptados por el mundo como el aborto y la ideología de género”.
“A menudo, esto ha llevado a que se invite a hablar a expertos con opiniones diametralmente opuestas a las enseñanzas de la Iglesia, y cuando los temas involucran el medio ambiente y la salud, estos colaboradores han tendido a apoyar alguna forma de control de la población”, escribió.
Según Pentin, durante décadas, las conferencias internacionales del Vaticano han reunido a expertos y académicos de una variedad de campos para discutir asuntos de importancia global como “las injusticias globales como la trata de personas, los beneficios de la investigación con células madre adultas (en contraposición a la terapia con células madre embrionarias), la protección de los niños en el mundo digital o los peligros y oportunidades potenciales relacionados con la robótica y la inteligencia artificial”.
Explicó que de estos eventos se encargaron cuatro instituciones del Vaticano que “han estado a la vanguardia de este compromiso”: el Pontificio Consejo para la Cultura, la Pontificia Academia de Ciencias y Ciencias Sociales, la Pontificia Academia para la Vida y el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral. No obstante, dijo que en los últimos años la situación cambió, y el hecho de que personas con pensamientos opuestos a la enseña católica estén presentes, ha “llevado naturalmente a preguntas sobre quién está financiando estas reuniones”.
El último ejemplo, aseguró, es la V Conferencia Internacional del Vaticano realizada la semana pasada.
Pentin informó que la Fundación John Templeton (JTF) figura como uno de los dos principales patrocinadores financiadores de la conferencia y está apoyando un segmento llamado “Bridging Science and Faith” con una subvención de 750.000 dólares.
El portavoz de la JTF, Benjamin Carlson, explicó el 4 de mayo al National Catholic Register que el apoyo de la fundación es “consistente con nuestra misión”, que es promover “las preguntas más profundas y desconcertantes que enfrenta la humanidad” y “fomentar el diálogo civil e informado entre científicos, filósofos y teólogos, así como entre esos expertos y el público en general”.
“Pero los valores de la fundación, aunque apoya otros programas católicos, incluido el ministerio Word on Fire del Obispo Robert Barron, no están completamente alineados con los de la Iglesia. Tiene una cartera de ‘planificación familiar voluntaria’ que promueve la anticoncepción en asociación con organizaciones religiosas para ayudar al mundo a ‘comprender mejor los factores que influyen en las decisiones de planificación familiar’ y ‘proporcionar información y acceso a los métodos de planificación familiar’”, denunció Pentin.
Además, comentó que gran parte de la cartera de la fundación “se centra en África” y que, “dentro del programa, JTF ha donado a proveedores de servicios de aborto como Marie Stopes International ($ 1,5 millones en 2015 para financiar equipos de extensión de planificación familiar en Níger) y Pathfinder International que proporciona anticoncepción a países en desarrollo”.
“Desde 2012, JTF también ha sido miembro de la Coalición de Suministros de Salud Reproductiva que trabaja con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para difundir todos los anticonceptivos modernos. La Fundación Bill y Melinda Gates y la Federación Internacional de Planificación de la Familia son, según se informa, los socios más generosos de esta coalición”, informó el columnista.
En la entrevista, Carlson dijo que su programa de donaciones de planificación familiar voluntaria “se encuentra entre los más pequeños de la fundación, y comprende aproximadamente el 1% de nuestras donaciones benéficas anuales”, y que la JTF “solo financia investigaciones y programas que afirman el valor de la vida humana desde la concepción hasta muerte natural”.
Sanford Health es otro de los principales patrocinadores de la conferencia realizada del 6 al 8 de mayo. Como uno de los proveedores de salud más grandes de los Estados Unidos, ofrece una variedad de servicios anticonceptivos, así como tratamientos de fecundación in vitro e inseminación artificial.
Otros partidarios y donantes de la conferencia del Vaticano incluyen a los fabricantes de vacunas Moderna, Sorrento Therapeutics, United Therapeutics y Celularity.
El National Catholic Register preguntó a todas estas organizaciones y a una docena de otros patrocinadores y donantes sobre cómo llegaron a participar en la conferencia y cuánto estaban contribuyendo financieramente a ella.
La Fundación John Templeton, junto con la Fundación Benéfica Guthy-Jackson, fundada para investigar curas para la neuromielitis óptica, una enfermedad autoinmune potencialmente mortal, respondieron.
Un portavoz de Guthy-Jackson dijo que la organización benéfica siempre ha tenido el honor de contribuir financieramente a esta serie de conferencias de salud.
El National Catholic Register también preguntó tanto al Obispo Paul Tighe, secretario del Pontificio Consejo para la Cultura, como al doctor Robin Smith, director de la Fundación Cura, que es coanfitriona de la conferencia con el Vaticano, si podían ofrecer detalles precisos de quién está financiando la conferencia y con cuánto están contribuyendo.
Smith no respondió y Mons. Tighe no proporcionó esta información, pero dijo: “No existe un modelo de financiación simple”. Agregó que los eventos pueden tener una mezcla de donantes externos.
Todas las conferencias del dicasterio han cumplido con las “directrices del Vaticano y están sujetas a revisión por las autoridades competentes”, explicó Mons. Tighe, pero también señaló que hay “restricciones financieras y realidades logísticas, provocadas por la pandemia”.
“Esto parecería aplicarse a su reunión del 6 al 8 de mayo”, subrayó Pentin.
Mons. Tomasz Trafny, del Pontificio Consejo para la Cultura, admitió que “no tiene presupuesto” para el evento del 6 al 8 de mayo y, por lo tanto, depende completamente de patrocinadores externos. A pesar de ser considerablemente menos costoso, ya que fue realizado online, en el sitio web del evento se enumeran otros 41 “patrocinadores y donantes”.
Un representante de la Oficina de Prensa de la Santa Sede reconoció por correo electrónico que “particularmente en vista de la situación actual, los departamentos individuales optan por financiar ciertas iniciativas recurriendo a fondos externos, con el fin de reducir la presión sobre el presupuesto de la Santa Sede”.
El National Catholic Register también intentó contactar, sin éxito, con la Pontificia Academia para la Vida, el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral (incluida la Comisión COVID-19 del Vaticano), el Dicasterio para los laicos, la familia y la vida y, lo que es más significativo, la Pontificia Academia de las Ciencias.
Pentin comentó que “las academias han sido sede de algunas de las conferencias más controvertidas en los últimos años que han servido como plataformas para promover agendas polémicas, posiciones políticas abiertas, y contaron con muchos oradores a favor del control de la población y la anticoncepción, que tampoco respondieron”.
En 2019, la Pontificia Academia de Ciencias copatrocinó abiertamente una conferencia en el Vaticano sobre el desperdicio de alimentos con la Fundación Rockefeller, una organización defensora de la anticoncepción, el aborto y el control de la población. En diciembre, organizó un simposio juvenil que, además de pedir un “nuevo humanismo basado en un cambio global de mentalidad”, lanzó una colaboración entre el Vaticano y la ONU destinada a educar al mundo en estilos de vida sostenibles e “igualdad de género”.
Pentin denunció que “la academia se ha asociado con frecuencia con la ONU u organismos afiliados a la ONU como la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible dirigida por el defensor del control de la población Jeffrey Sachs”.
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