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Misal valenciano

El valenciano en la Iglesia es un derecho inalienable

¿El valenciano es una “realidad” en la vida eclesial de la diócesis de València? ¿De verdad?

Esto es lo que dijo el arzobispo de València en su carta semanal del pasado 14 de julio, si cambiamos el término “valenciano”, por, “la enseñanza religiosa” y “la Iglesia”, por “la escuela”. Y es que en su texto, dirigido a los padres de los alumnos, el cardenal Cañizares afirmaba que la religión en la escuela es un derecho inalienable.

El arzobispo de València, en la web del arzobispado (una web única y exclusivamente en castellano), decía en su carta semanal (titulada, Enseñanza religiosa escolar: un derecho inalienable), que “la enseñanza de la religión es un aspecto fundamental en la formación integral de la persona y un elemento imprescindible en el ejercicio del derecho de la libertad religiosa”. Y el arzobispo de València lo justificaba a partir de la Constitución, que, como decía él, “así lo reconoce y garantiza”. Por eso, el arzobispo Antonio Cañizares pedía a los padres de los alumnos que, por lo que se refiere a la religión en la escuela, “no lo olvidemos”, ya que “se trata de un mandato constitucional”. El arzobispo Cañizares remarcaba de nuevo en su carta semanal, que la enseñanza e la religión “es un derecho garantizado por la Constitución Española que hay que cumplir”. Y por eso mismo, el cardenal Cañizares recordaba a los padres de los lumnos, que “tienen el derecho de educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones”.

Como antes uana parte de la Iglesia desprecia el valenciano
Como antes uana parte de la Iglesia desprecia el valenciano

Los cristianos valencianos, que vemos prohibida nuestra lengua en la Iglesia, también creemos que el valenciano en los templos es un derecho inalienable, ya que, además de ser la lengua propia del País Valenciano (como recoge el Estatut de Autonomia), también la Constitución ampara nuestro derecho a utilizar el valenciano en los templos y por lo tanto, a vivir nuestra fe en la lengua de San Vicent Ferrer, cosa que tenemos prohibida hasta ahora.

No sé si los obispos valencianos no han leído el artículo 3 de la Constitución, ellos que la defienden enconadamente. El artículo 3.2 dice, por si no lo saben, que “las otras lenguas españolas”, (como el valenciano, evidentemente), “serán también cooficiales en las respectivas Comunidades Autónomas”. Y el artículo 3.3 remarca que “la riqueza de las diversas modalidades lingüísticas de España”, como el valenciano, “es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”.

Si el valenciano, según la Constitución española y el Estatuto de Autonomía, es oficial en el País Valenciano y si constituye una riqueza y un patrimonio cultural, y además, es objeto de especial respeto y protección, como dice la Constitución española, ¿por qué los obispos valencianos continúan marginando, despreciando y excluyendo el valenciano de los templos?

Si la religión en la escuela, según la carta semanal del obispo de València, está protegida por la Constitución y es, por lo tanto, un derecho inalienable, ¿por qué el valenciano, que también está protegido por la Constitución, actualmente no es un derecho inalienable para nuestros obispos, ya que ni lo protegen ni lo utilizan?

Por eso es sarcástico, además de insultante, que el punto 11.12 de la propuesta undécima de las “Constituciones del Sínodo Diocesano de Valencia”, afirme que el valenciano es “una realidad en la vida social y eclesial”. ¿El valenciano es una “realidad” en la vida eclesial de la diócesis de València? ¿De verdad? ¿Cómo se atreven a editar las “Constituciones del Sínodo”, diciendo que el valenciano es “una realidad en la vida eclesial”, si los obispos valencianos no solo no utilizan el valenciano (ni lo favorecen en la liturgia ni en los seminarios), sino que lo prohíben? ¿Cómo se atreven a decir que el valenciano es “una realidad en la vida eclesial”, si nuestros obispos tienen el Misal Romano (traducido al valenciano por la Acadèmia Valenciana de la Llengua), secuestrado en algún armario del palacio arzobispal de València, sin que lo hayan presentado para que sea aprobado?

Cardenal Cañizares besando la Senyera
Cardenal Cañizares besando la Senyera

Solo el auto-odio a la propia lengua y la insensibilidad hacia la cultura del País Valenciano, explica la actitud delos obispos valencianos, que excluyen el valenciano de las celebraciones litúrgicas y de la formación en losSeminarios, impidiendo a los cristianos valencianos que podamos celebrar nuestra fe en valenciano, en la lengua de nuestros antepasados, en los templos del País Valenciano.

El viaje del papa Francisco a Canadá, del 24 al 30 de este mes, tendrá, como él mismo ha dicho, un carácter penitencial, ya que el papa pedirá perdón a los indígenas, por los abusos y por el desprecio que sufrieron por parte de algunos católicos, que despreciaron la identidad de los pueblos originarios de aquel país. El papa pedirá perdón por los horrores sufridos por los indígenas, por parte de instituciones que buscaban “reeducar” a los jóvenes nativos, como ha mostrado el informe que califica de genocidio cultural el intento de eliminar las costumbres indígenas y perpetrar la asimilación cultural. Por eso elpapa, el pasado 1 de abril, pedía perdón por el desprecio que los católicos hicieron años atrás y, con valentía, decía: “Siento vergüenza y dolor por el papel que algunos católicos han tenido, por la falta de respeto hacia su identidad”, la de los indígenas, y  “su cultura” (El País, 14 de mayo de 2022).

También algún día, al menos así lo espero yo, los obispos que sucederán a los actuales obispos valencianos, también reconocerán y habrán de pedir perdón (como ha hecho el papa en relación a los pueblos indígenas del Canadá), al pueblo valenciano y a nuestra cultura, por la falta de respeto a nuestra lengua y por el desprecio que mostraron hacia nuestra lengua sus antecesores, que no solo no la respetaros ni la favorecieron, sino que intentaron exterminarla, de la misma manera que lo intentó el franquismo.

Creo que en el próximo nombramiento de un nuevo obispo para la diócesis de València, el nuncio y la Santa Sede habrían de tener muy en cuenta el conocimiento y la sensibilidad por la lengua de esta archidiócesis de los candidatos a arzobispo, ya que en el País Valenciano no podemos continuar con pastores que, no solo desconocen nuestra lengua, sino que incluso la marginan y la desprecian.

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