Tras insultar a Francisco tanto en su país como en un mítin de VOX
Sánchez, además, había sido cuestionado por los gastos de un viaje que realizó en mayo a España precisamente para exponer en el encuentro de la agrupación ultraderechista -en la que también expuso el presidente Javier Milei- y los conceptos que formuló en esa ocasión como haber criticado enfáticamente la ley de divorcio por considerar que los hijos de padres separados tienen problemas psicológicos y escolares
Fue la crónica de una “muerte” anunciada. El ex diputado Francisco Sánchez finalmente presentó su renuncia como secretario de Culto de la Nación luego de que su nombramiento estuvo envuelto en una polémica por las referencias hirientes al Papa Francisco y las comunidades judía y musulmana que había hecho meses antes de llegar al cargo y de declaraciones polémicas que realizó ya en funciones durante un encuentro del partido ultraconservador VOX, en España.
Sánchez, además, había sido cuestionado por los gastos de un viaje que realizó en mayo a España precisamente para exponer en el encuentro de la agrupación ultraderechista -en la que también expuso el presidente Javier Milei- y los conceptos que formuló en esa ocasión como haber criticado enfáticamente la ley de divorcio por considerar que los hijos de padres separados tienen problemas psicológicos y escolares.
Desde entonces, Sánchez optó por el bajo perfil -no asistió al tedeum del 25 de Mayo- hasta que este martes presentó su renuncia argumentando “motivos personales” y, más concretamente, querer estar junto a su familia en Neuquén, provincia por la que fue diputado nacional en los últimos cuatro años por el PRO, alineado internamente con Patricia Bullrich, ocasión en la que abrazó la militancia provida ante el debate por la legalización del aborto.
Sánchez sería sucedido en el cargo por el diputado provincial Nahuel Sotelo, de 29 años, que preside el bloque de la Libertad Avanza en la Legislatura bonaerense, un joven de 29 años, celeste como su antecesor, de buen vinculo con la “mesa chica” de Milei, en pareja con una influencias mexicana católica, y que viajó en febrero a Roma con motivo de la canonización de Mama Antula y la visita de Milei al Papa Francisco.
Ni bien se conoció su nombramiento, trascendió que meses antes ante la designación del kirchnerista Raúl Eugenio Zaffaroni del instituto católico “Fray Bartolomé de las Casas”, dedicado al los estudios del quehacer jurídico en relación con las realidades sociales con el aval de Francisco, Sánchez consideró “un caso para estudiosos encontrar un Papa que haya hecho tanto daño”, había manifestado.
Después, en octubre, Sánchez también calificó en duros términos a los musulmanes en un tuit. “Hoy se cumplen 452 años, en que las fuerzas católicas vencieron a los otomanos en la batalla de Lepanto. Buen día para recordar la gesta que salvó a la cristiandad y a Occidente de las hordas islámicas”, sostuvo. Y completó: “Espero que el mundo encuentre rápidamente la paz”.
También en un diálogo con una periodista avala una teoría conspirativa sobre la colectividad judía, al señalar que George Soros y a los Rockefeller como ejemplos de los poderosos que forman parte del “sionismo internacional” y que dominan el mundo. “Hay gente muy poderosa, tomando decisiones sobre la soberanía de los Estados y los derechos individuales”, dijo.
Un año antes, tras el pedido del condena del fiscal a Cristina Kirchner en la causa por la obra pública, Sánchez pidió la “pena de muerte” para la ex vicepresidenta porque “12 años por robar impunemente es casi nada. El año pasado -añadió- presenté un proyecto de ley para que este tipo de delitos sean considerados traición a la Patria. Merecen la pena de muerte, no una liviana prisión domiciliaria”.
Luego de asumir como secretario de Culto, pidió “perdón” por los exabruptos contra el Papa y las comunidades judía y musulmana argumentando que fue “parte de la ignorancia, las pasiones y cierta imprudencia me llevaron a cometer ese error. Me arrepiento y pido perdón”.
Pero en mayo Sánchez volvió a dar que hablar al exponer en España y criticar la ley de divorcio por considerar que “los hijos de padres separados sufren ansiedad y problemas escolares” y arremeter contra el matrimonio igualitario, la perspectiva de género y el aborto.
