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Corte Suprema de Pakistán

El Supremo de Pakistán obliga a las instituciones públicas a tratar con respeto a los cristianos

Deberán abstenerse de usar un adjetivo despectivo

El Tribunal Supremo de Pakistán ha emitido una orden de gran alcance para la comunidad cristiana residente en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa (KP). Obliga al gobierno y a todas las instituciones públicas a sustituir el término «Esai», de carácter despectivo, por «Masihi» (Pueblo del Mesías) cuando se refieran a la comunidad pakistaní cristiana o a los ciudadanos de fe cristiana.

La medida pretende marcar un cambio significativo en el planteamiento del reconocimiento y respeto de la identidad cultural y religiosa de las comunidades cristianas.

Se trata de un cambio esperado desde hace tiempo: durante muchos años, la comunidad cristiana de Pakistán ha apoyado activamente el uso de «Masihi» como referencia más respetuosa en los documentos y comunicaciones oficiales del gobierno. De hecho, el término «esai», utilizado históricamente para identificar a los cristianos, tiene una connotación despectiva que se remonta a la antigua discriminación de castas.

El cambio lingüístico indica, pues, la voluntad de promover la tolerancia religiosa, la inclusión y la salvaguarda de los derechos de las comunidades minoritarias, superando cualquier lógica de desprecio. Es testimonio del compromiso de las instituciones con la defensa y la práctica de los principios de igualdad consagrados en la Constitución del país.

La decisión del Tribunal Supremo ha sido dictada por un tribunal de dos miembros dirigido por el presidente del Tribunal Supremo, Mian Saqib Nisar, y el juez Ejazul Ahsan. La sentencia responde a una petición presentada por Samuel Payara, presidente del Foro para la Aplicación de los Derechos de las Minorías. En Pakistán, a los cristianos se les suele denominar con la palabra urdu «Esai», derivada de «Isa», la palabra árabe utilizada en el Corán para llamar a Jesús. En cambio, el término «Masihi», que significa «Pueblo del Mesías», está bien aceptado por los cristianos pakistaníes y no contiene ningún juicio desfavorable, ni implica humillación alguna de la persona a la que se refiere.

Utilizado por primera vez durante el periodo colonial, el término «esai» se refiere principalmente a las personas que trabajan en la limpieza de las calles y otras ocupaciones desempeñadas por las castas inferiores. La misma connotación, que expresa hostilidad y repulsión, tiene el término «Churha», que se traduce oficialmente como «barrendero», palabra que indicaba una casta de dalits, los «intocables». Con el paso de los años, el término ha conservado y reforzado un significado fuertemente despectivo y se utiliza como insulto hacia los cristianos, independientemente de su profesión: estos abusos verbales, con repercusiones emocionales y psicológicas, suelen iniciarse en las aulas pakistaníes, con graves consecuencias para el bienestar, la confianza y la autoestima de los niños de confesión cristiana. El término está relacionado con una práctica social: en Pakistán, se calcula que el 80% de los trabajadores ecológicos, limpiadores de calles y alcantarillas -personas sin educación, las últimas en la escala social- son cristianos, que siguen siendo tratados como parias o «intocables»: la gente suele evitar darles la mano, hacer amistad e incluso comer o beber con ellos.

La sentencia del Tribunal Supremo, que ha contado con la aprobación del Consejo de Ideología Islámica -otro aspecto significativo-, abre una vía para desbaratar esta mentalidad discriminatoria: la Comisión Electoral de Pakistán ya ha actuado con celeridad conforme a la directiva, eliminando la palabra «Esai» de los formularios de registro de votantes y sustituyéndola por «Masihi», sentando un precedente para que otros departamentos gubernamentales hagan lo mismo.

Los líderes y simpatizantes de la comunidad cristiana han acogido este hecho con entusiasmo y gratitud, considerándolo un paso significativo hacia el reconocimiento y el respeto de la identidad cultural y religiosa. La decisión de sustituir «Esai» por «Masihi» se entiende como un esfuerzo concreto por eliminar de la sociedad los sentimientos de desprecio y las ideas discriminatorias, para promover una convivencia armoniosa.

Para la «Comisión Nacional de Derechos Humanos», se trata de «una importante victoria para poner fin a la discriminación religiosa». Según la ONG «The Edge Foundation», es un paso importante que se extenderá gradualmente a todas las instituciones públicas, nacionales y regionales. «Es un paso hacia la unidad -señala la ONG-, porque no se trata sólo de un cambio de terminología, sino también de un compromiso para cambiar las mentalidades, respetando las diferentes identidades que componen el rico mosaico de culturas y confesiones de Pakistán. Es una medida que fomenta el entendimiento religioso y la unidad entre los paquistaníes».

Para acabar con los estereotipos que crean hostilidad, «Bargad», la mayor ONG de desarrollo de la juventud musulmana de Pakistán, ha creado un programa para enseñar esta palabra alternativa, invitando a sus miembros a llamar a los cristianos «Masihi», que tiene una connotación positiva y respetuosa.

En Pakistán, donde más del 90% de las personas se identifican como musulmanes practicantes, el censo de 2017 estimó que hay 2,6 millones de cristianos, alrededor del 1,27% de la población total. Aunque Pakistán se fundó en 1947 con la intención de crear un país tolerante e igualitario, los cristianos pakistaníes han soportado condiciones de vida inferiores y una creciente discriminación religiosa en la sociedad desde siempre.

Según la ONG « Center for Social Justice» (CSJ – Centro para la Justicia Social), con sede en Lahore, las oficinas gubernamentales también publican anuncios que confirman prácticas discriminatorias muy arraigadas, por ejemplo reservando los trabajos más serviles en el sector sanitario, como la limpieza de plantas de aguas residuales, a ciudadanos de confesión cristiana (un requisito). En 2022, el Centro hizo público un archivo de casi 300 anuncios de empleo discriminatorios, publicados en periódicos paquistaníes entre 2010 y 2021. Los anuncios de empleo invitaban específicamente solo a «no musulmanes» a solicitar puestos como limpiadores en organizaciones del sector público.

Mary James Gill, directora ejecutiva de la ONG ‘Center for Law and Justice’ (CLJ), y ex miembro de la Asamblea de Punjab, apuesta por poner de manifiesto las condiciones de trabajo inhumanas y las actitudes negativas hacia los recolectores de basura a través de una campaña de sensibilización lanzada en 2019 y denominada ‘Los barrenderos son superhéroes’. La campaña pretende mejorar la dignidad de estos trabajadores -muchos pierden la vida en el trabajo sin recibir compensación- estimulando un debate político sobre la necesidad de su protección social y jurídica. En una medida que también incorporaba este compromiso, en diciembre de 2021, el gobierno de Punjab prohibió el uso del término «Churha» para referirse al personal de limpieza, imponiendo sanciones a quienes incumplan la prohibición. Y en enero de 2022, el Tribunal Superior de Islamabad envió avisos a varios ministerios y departamentos gubernamentales para que pusieran fin a la práctica de publicar anuncios de empleo para barrenderos reservados a «no musulmanes».

Estos abusos, explican las ONG CSJ y CLJ, tienen sus raíces en el sistema de castas del subcontinente indio. Cuando los misioneros cristianos llegaron a la India en la segunda mitad del siglo XIX -mucho antes de la partición de 1947, cuando el Imperio Británico dividió la India y Pakistán, creando dos naciones-, muchas de las castas bajas o parias, los «intocables», se convirtieron al cristianismo, atraídos por el mensaje de dignidad, justicia, redención y salvación que traía el cristianismo.

Ya en la década de 1870 se había extendido en el Punjab un movimiento de conversión al cristianismo entre los dalits chuhras. Los chuhras eran la casta inferior más numerosa del Punjab y desempeñaban oficios inferiores, como la limpieza de calles y alcantarillas. En 1947, tras la partición de India y Pakistán, los chuhras del Punjab, casi todos cristianos, quedaron sin educación y se vieron confinados a trabajos serviles en los servicios de saneamiento.

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