Podría ser motivo de chufla que el presidente de un gobierno como el de los EEUU- cuyos marines evangelizan el mundo a sangre y fuego- invite a rezar a otros presidentes cómplices en la misma faena evangelizadora. Podría ser motivo de chufla si no revelara la profunda hipocresía, la alta traición espiritual, por así decir. Se pregunta uno a quién rezarán estos hipócritas: ¿al Dios de la paz?¿Al de la Justicia, los Derechos Humanos, la Igualdad, la Unidad, la Libertad o la Fraternidad? Todos quedan descartados inmediatamente. ¿Entonces?…Están los otros: el dios de la guerra (¿HAARP?) el de la injusticia, la desigualdad, la represión policiaca y militar…O sea: al contrario a Dios, ese cuyo nombre es bien conocido. Esto se agrava todavía más porque algunos de estos minipoderosos creen que forman parte del Olimpo.
Para identificarse y distinguirse unos de otros usan banderas, uniformes y otros signos añadidos a los nombres de sus dioses. Entonces se llaman “hinchas”, “fans”, “seguidores” “patriotas”, o usan nombres de partidos religiosos camuflados como“cristiano”, “demócrata”, “popular” y cosas por el estilo que son sus señas de identidad. Con ellas, los fieles de todos los rituales convenientemente preparados acuden a sus ceremonias sociales, a sus iglesias institucionales, a una guerra, a entregarles su libertad con un voto, o a donde quiera se les encamine…