Ahmed Liazid, máximo representante de la comunidad musulmana ceutí e imán de la mezquita de Sidi Embarek, la más grande de la ciudad, condenó ayer el radicalismo en las mezquitas y lanzó un aviso a la población.
"En Ceuta no se puede jugar con fuego", advirtió. Liazid admitió que conocía desde hace tiempo "especulaciones" sobre grupos como el de los 11 presuntos terroristas islamistas detenidos el martes.
El imán lamentó que un 20% de los musulmanes ceutís, "debido a su falta de cultura islámica, interpretan los mensajes a su manera o a la manera de quienes tratan de convencerles de determinadas cosas".
Algunos presidentes de asociaciones islámicas ceutís mantienen que todas las mezquitas están controladas. "Sabemos quiénes van, qué se predica y qué se dice". Y agregaron que era sabido que la mezquita de Atatwa (antes llamada Al Harrak), donde se reunían los detenidos, "dio un giro de 180 grados cuando cambió de nombre".
Los vecinos de la barriada Príncipe Alfonso, explican, han vuelto la espalda a esta mezquita radical. En el Ramadán del 2005, los fieles la llenaban. Sin embargo, este año el número de asistentes descendió más del 80%. No obstante, sí se ha registrado en esa mezquita un aumento de jóvenes de 15 a 25 años.
La policía ha respondido al juez Baltasar Garzón, instructor del caso, que no tiene medios para filmar permanentemente a los detenidos mientras dure su incomunicación, informa Efe. Garzón envió ayer mismo un oficio a la Secretaría de Estado de Seguridad para que disponga los medios necesarios para ello. Garzón empezará el sábado a interrogar a los detenidos.