El Gobierno local rescata una moción apoyada por IU, Ganemos y el PSOE para exponer las consecuencias que a su juicio tendría para la ciudad de haber salido adelante
Ciertos asuntos que se tratan en los intempestivos plenos de Santander pasan desapercibidos. Se abordan de madrugada y, al día siguiente, las informaciones sobre los acuerdos adoptados puede que ni siquiera se mencionen. Ocurrió en la última sesión ordinaria de la Corporación santanderina, el 31 de marzo. IU llevó una moción solicitando que Santander se adhiera al proceso de constitución de una Red de Municipios por un Estado Laico. Votaron a favor de la propuesta tanto Ganemos como el PSOE. Ciudadanos y PRC se abstuvieron y el PP votó en contra. Así pasó sin más, como una de tantas iniciativas de la oposición rechazadas. Nadie dijo nada. Pero es que ni siquiera hablaron de ello los propios impulsores de esta moción. Días después del pleno, quien ha querido evitar que se quede en el saco de los asuntos olvidados ha sido el PP. La concejala Carmen Ruiz ha ofrecido este jueves una rueda de prensa para rescatar el tema, desgranar ese texto, explicar los motivos que llevaron al PP a votar en contra y arremeter contra los que la apoyaron y callaron después.
¿Qué es en realidad una ciudad laica? ¿Manifiestamente laica? Una en la que no se destinan recursos públicos a instituciones religiosas o en la que los concejales no van a las procesiones en calidad de representantes municipales. Hacía tiempo que no salía al debate público una iniciativa política con la religión de por medio. Las postales navideñas sin Navidad de la FAPA, el IBI de la Iglesia, la hora de Religión en las escuelas, la bendición del juzgado de Santoña… Y, ahora, la no adhesión de Santander a la Red de Municipios por un Estado Laico. La moción tiene tres páginas con quince requisitos a cumplir. Una semana después de que los ediles se manifestaran en el pleno, el gobierno local saca a la luz el texto de esa propuesta y expone qué es lo que pasaría en Santander de haber salido adelante.
La lista de consecuencias es larga. Elpunto 6 dice que ‘No se donará ni se facilitará suelo público ni se concederá financiación pública o exenciones fiscales para la instalación de infraestructuras o realización de actividades a ninguna confesión o institución religiosa’. Pues bien, de aceptar esta exigencia Carmen Ruiz advierte de que muchos vecinos, sobre todo «los más vulnerables», saldrían afectados. Y enumera los colectivos religiosos que tienen cedidos bienes municipales: como la vivienda municipal de la Obra San Martín en la que viven cinco mujeres con discapacidad intelectual, el piso del que dispone la Cocina Económica para dar cobijo a personas en riesgo de exclusión, otras dos viviendas de Nueva Vida y el solar que se ha cedido a la Obra San Martín para el centro educativo Padre Apolinar. «Si atendiéramos esta demanda, todas estas personas tendrían mayor dificultad para acceder a una vivienda», señala Ruiz.
Ahora, lo que ocurriría de cumplirse la exigencia de retirar la financiación a las actividades de estos colectivos: Se acabó apoyar a las cáritas parroquiales, las becas de comedor de colegios religiosos… «La guardería Valterra recibió una subvención, ¿qué pasaría? Quizá el centro tendría que cerrar. Gravísimo (…) y el Colegio Anunciación también recibe ayudas para el comedor», ejemplificó la edil. Nada de colaborar con las Operarias Misioneras, ni con Proyecto Hombre ni con la Cocina Económica, de tomar al pie de la letra esta moción.
El artículo 3 de la moción habla de los ritos y celebraciones religiosas, que«no se promoverán». Y en el 4, que los miembros de la corporación, en el ejercicio de sus funciones, «no mostrarán ningún gesto de sumisión o veneración de personas o imágenes religiosas» ni participarán en dichas manifestaciones. Y, claro, en el mapa festivo de la ciudad y de sus barrios los santos ocupan un lugar muy destacado. «El Carmen, en el Pesquero; San Juan, San Pablo y San Pedro en Monte y Cueto; La Virgen de Loreto en Peñacastillo (…)». Fin de la presencia municipal en la Virgen del Mar, «nuestra patrona», en Tetuán por San Fermín, ni a San Emeterio y San Celedonio y puede que hasta la Semana Grande «corriera peligro», porque «gira en torno a Santiago». Y Carmen Ruiz se teme que las consecuencias pudieran ser palabras mayores: «no sé si la Navidad podría correr peligro y, desde luego, la Semana Santa». Porque, de entrada, la concejala dice que ya se propuso que se busquen denominaciones «neutras» para las vacaciones escolares. Que a esa Semana no se le llame «Santa».
Por todo ello, el gobierno local considera que lo que pretenden los grupos que apoyan esta moción es «imponer una férrea discriminación que en ningún caso contempla nuestra Constitución». Menciona el artículo 16.3 de la Carta Magna, el que señala que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas y cooperarán tanto con la Iglesia Católica y las demás confesiones. Y en Santander así seguirá siendo, «afortunadamente», según Carmen Ruiz. «Porque este ayuntamiento colabora con la misma ilusión, cariño y trabajo con organizaciones o instituciones tanto confesionales como no confesionales». De estas últimas alude al apoyo que se presta a Cruz Roja (se le cedió un solar para su sede), Ampros (tiene una vivienda municipal), la Fecav (dos viviendas), la asociación de padres separados, Nuevo Futuro…. y se echa una mano también, enumera Ruiz: a Unicef, Amnistía Internacional, Amica, Médicos sin Fronteras, la Asociación Cántabra Antisida, Mujeres Progresistas, Cavas… «Muchas oenegés de cooperación al desarrollo, asociaciones culturales, de mujeres… Ninguna confesional. ¿Y se pone aquí en cuestión que a estas sí y a las confesionales no? Es radicalmente discriminatorio. Esta moción es intransigente y dura».
Y, para que no pasara desapercibida, el gobierno local decidió exponerla a los santanderinos, para que sepan por qué «afortunadamente» no fue aprobada.