El PP -atrapado por los papeles del extesorero Bárcenas- nos recuerda, entre otras significativas observaciones, aquel chascarrillo cheli de: “Aquí hasta el más tonto hace relojes”. Traducido al lenguaje gürtel, lo que se pretende decir es que todos o casi todos los jerifaltes del PP chuparon del bote y durante muchos años, incluido José María Aznar, como es sabido y fue publicado en ELPLURAL.COM. Y probablemente también habría que incluir ya a Mariano Rajoy. Por desidia y por complicidad como mínimo implícita.
Sabroso aguinaldo mensual
Además, ninguno de los dos presidentes de la derechona tomaron, por lo visto, medidas firmes para evitar que el dinero negro se repartiera entre los dirigentes del partido como un sabroso aguinaldo mensual. Todos aquellos beneficiados, que son muchos y que salieron en tromba exhibiendo su pureza o su ética ante tantos regalos pecuniarios e ilegales, declararon en público que ellos no fueron. Y en su mayoría lo eran. Convirtieron Génova 13 en una cueva de ladrones, eso sí, más o menos presuntos.
No disculpas ni autocrítica
Arrecia estos días la lluvia de abundante dinero en mano que llegaba radiante a los bolsillos de los populares con mando en plaza o con relevancia en el escalafón del partido. Y, sin embargo, silencio. Ni disculpas, ni menos todavía autocrítica. Siguen impertérritos, protegidos por la Jerarquía católica, como si no pasara nada. A los obispos y cardenales las autoridades populares los tratan con grandes reverencias y no pocos favores.
Catecismo católico
El ministro Ignacio Wert -uno de los peores ministros del Gobierno Rajoy-, se ha empeñado por un lado en tocar las narices a muchos catalanes en plena crisis de riesgos independentistas y, por la otra, en satisfacer a los monseñores que presionan para recuperar como sea la asignatura del catecismo católico, que es una de sus reivindicaciones insistentes.
Wert, bajo palio
Y acerca de la corrupción que asalta a los populares han abierto la boca los jerarcas para condenarla con severidad? Ni una sola palabra. Calla Rajoy. Callan los violinistas en el tejado. Callan los clérigos. Y calla, naturalmente, Rouco Varela. Les importa que cuanto antes termine el vía crucis de la corrupción, mejor que mejor. Este Gobierno clerical rezará por ello. Y, a cambio, catecismo a la vista, con Wert bajo palio. Y Gallardón con su ofensiva antiabortista, erre que erre. Esto no es un partido. Son sus jefes, en cierto modo, los mercaderes del templo.
