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El papel de los santos religiosos en las instituciones públicas educativas: el caso de la UNED

En este texto voy a narrar mi correspondencia con ciertas autoridades académicas de la UNED, aprovechando para realizar algunas valoraciones sobre el papel de la iglesia católica en la universidad pública española y, por extensión, en nuestro sistema educativo.

En el calendario oficial de la UNED se recogen como festivos el día de “Santo” Tomás de Aquino y de los santos que continúan siendo los patrones de cada centro. De acuerdo con ello, el 23 de enero del 2019 recibo un correo electrónico que me comunica que “con motivo de la festividad de Santo Tomás de Aquino, el Centro UNED de A Coruña y el Aula de Ferrol permanecerán cerrados el próximo lunes 28”. Ese mismo día escribo un correo electrónico al Rector Magnífico Sr. D. Ricardo Mairal Usón, con el asunto “queja sobre la confesionalidad de la UNED”, en el cual le hago notar que “es terminología religiosa de la iglesia católica, lo que me lleva a pensar que la institución que usted dirige está mezclando la ciencia y la religión, ya que celebra lo que una confesionalidad considera como una persona “santa””. Al escrito me respondió la vicerrectora María Esther Souto, pidiéndome mi teléfono para llamarme, y efectivamente le respondí dándole mi teléfono, pero nunca más volví a saber de ella. Por tanto, el 7 de marzo volví a escribir al Rector, esta vez con copia a la representación sindical de la UNED, la delegación de alumnos y algún órgano representativo de sectores de la Universidad. En este correo escribí: “solicito al rectorado y al claustro de la universidad una declaración escrita sobre su laicidad, un compromiso por rendir homenaje a personas concretas, no a los denominados “santos”, y el inicio de una revisión de a quien se rinde homenaje o si este es substituido por “día del centro”, “día de la universidad…” o fórmulas semejantes que no se entrometan en las creencias religiosas de esta comunidad académica ni rindan pleitesía a una persona santa (el patrón) para que interceda ante Dios por nuestro ejercicio de la profesión”.

No obtuve respuesta a este segundo correo al Rector, con lo que el 23 de abril me dirigí al Defensor Universitario, Sr. D. José Rafael Guillamón Fernández. Según la normativa, esta institución puede abordar varias situaciones, entre las cuales están las siguientes:

  • Solicitudes de Mediación: Son aquellos casos en que el interesado solicita expresamente la intervención del Defensor Universitario para que medie entre éste y el órgano de la Universidad implicado en el asunto.
  • Consultas: Se trata de asuntos en los que no se aprecia lesión de derechos dado que, normalmente, no se han iniciado las vías reglamentarias de reclamación. La actuación por parte de la Oficina consiste en facilitar al interesado la orientación sobre un procedimiento o sobre los pasos a seguir ante la actuación de un órgano de la Universidad.
  • Quejas: Son aquellos casos en los que el interesado expone perjuicio o lesión de derechos. La primera actuación consiste en contrastar la información que facilita el interesado con la que obre en poder del órgano afectado con el fin de acreditar la veracidad de los hechos denunciados y determinar si se admite a trámite o se desestima. A continuación, se comprueba si se han agotado las vías reglamentarias de reclamación y, si no es así, la primera orientación al interesado consistirá en indicarle las instancias a las que tiene que recurrir.

Dado que en el correo yo indicaba “recurro a usted para presentar queja formal sobre la falta de respuesta ante mis solicitudes, esperaba algo más de atención por parte de la institución del Defensor. Sin embargo, con fecha 30 de abril, recibo la siguiente respuesta: “La fiesta de Santo Tomás, o de Tomás de Aquino sin más, no es una celebración religiosa, sino académica. La UNED es una Universidad laica y no ha realizado celebración religiosa alguna en su historia y en absoluto en el día al que usted se refiere”. “Tomás de Aquino es el patrón de las universidades españolas, de los estudiantes y de los profesores. (…) En el caso de las universidades, la práctica totalidad de ellas, celebran el día de Tomás de Aquino, como día de la universidad y lo hacen con actos académicos relevantes”. “De forma concluyente, como Defensor Universitario de la UNED, puedo dar constancia de que esta Universidad no se ha conculcado en ningún momento el principio de aconfesionalidad que le es inherente.”

El 15 de junio vuelvo a escribir al Defensor, de nuevo con copia al rector y otras direcciones de la UNED. Le comento que hace afirmaciones gratuitas como la de que la práctica totalidad de las Universidades celebra santos religiosos. Le informo que hay ejemplos que lo hacen, como la UAM, y otros que no, como la Universidad Carlos III. En muchas universidades se celebra el Día de la Universidad, y el Día del Centro, no el día del patrón católico. Me veo también en la necesidad de recordarle el significado de la palabra “santo” o “patrón” según la RAE, y que el hecho de no celebrar actos religiosos no implica que no se esté celebrando un santo, que es una categoría de persona concedida por una organización privada, según esta acredite que ha realizado milagros. Concluyo mi escrito con lo siguiente: “vuelvo a solicitar el amparo del Defensor Universitario para que traslade al rectorado y al claustro de la UNED la conveniencia de celebrar un debate sobre la oportunidad de celebrar santos católicos. Declaro que se están vulnerando mis derechos, por imponerme festividades de carácter religioso y solicito que el Defensor Universitario tome nota de mi reclamación y solicite a las instituciones académicas pertinentes que dejen de celebrar santos religiosos.”

No vuelvo a recibir respuesta con lo que el 2 de octubre le indico que sigo esperándola, ante lo cual, a día 14 de octubre de 2019 me escribe con lo siguiente. “Como le transmití en esa ocasión, en la UNED no se celebra ni se celebrará fiesta religiosa alguna. (…) Mi papel como Defensor Universitario es poner de manifiesto eventuales vulneraciones de derecho en la comunidad universitaria de la UNED. En el caso que usted me presenta no observo que la actuación de esta Universidad de lugar a ningún tipo de restricción derechos. Por este motivo, por la convicción contrastada en la práctica de que no se ha celebrado ningún acto religioso en esta Universidad, no puedo identificarme con su queja. Debe saber que las resoluciones del Defensor Universitario no son vinculantes ni son ejecutivas, por lo que no son objeto de reclamación.”

El Defensor Universitario insiste con que la evidencia de la aconfesionalidad es que no se ha celebrado acto religioso alguno. Es clamorosa la falta de lógica interna, ya que yo nunca cité ningún acto religioso, sino la mera celebración de santos religiosos. Por tanto, el Defensor se agarra a un argumento fuera de la causa de amparo que yo le solicitaba, por la cual es evidente que se celebran santos en esta universidad, y no en todas las universidades públicas.

Es patente que el rector y el defensor universitario no han querido abrir el debate que les planteaba y ello es consistente con una estrategia de la Iglesia muy clara. Cuando se habla de que las instituciones públicas sean en verdad laicas, la Iglesia argumenta que eso es “laicismo”, ir en contra de la Iglesia. Incluso ciertas autoridades no se atreven a mover las cosas porque dejándolas estar parece que no se molesta a nadie mientras que, abriendo el debate, va a haber sectores de creyentes que se sientan atacados. Y si así, créanme que lo siento, no es mi intención atacarles por sus creencias. El problema es que ustedes nos atacan por hacernos celebrar lo que para ustedes es un santo milagroso. En el caso de la Universidad, me parecería bien declarar el día de Platón, fundador de la Academia, por ejemplo, o el día de la Universidad. O también el día de Tomás de Aquino, pero no veo razón para que la universidad pública lo califique como “santo”. Es más, los méritos de algunos patrones de facultad son claramente escasos y consisten fundamentalmente en que un grupo de religiosos encomendaron a ese santo la protección (control) ante Dios del ejercicio de esa profesión. No veo razón para celebrar el día de San Vicente Ferrer como día de los economistas, por ejemplo.

No veo razón para que un Estado aconfesional celebre santos en sus centros científicos. Y eso no es negar la historia de la cultura y tradición española. Nadie dice que se elimine como festivo el 24 de diciembre, es parte de nuestra cultura, y es una tradición anterior al catolicismo, relacionada con las Saturnales romanas. Pero no veo sentido a que un Estado laico oficialmente declarase el “nacimiento de nuestro Señor Jesucristo”. Igualmente, no veo sentido a la celebración de santos en la Universidad. En realidad, sí tiene un sentido, que es perpetuar la presencia de la Iglesia y el recordatorio constante de que estamos bajo su amparo e intercesión, así como bajo su influencia en terrenos morales, y también terrenales, incluso científicos. Eso nos recuerda que la Ciudad del Hombre, es la Ciudad de Dios, su ciudad, la ciudad de la Iglesia. Y el silencio y negativa de las autoridades de la UNED es un reconocimiento y un aplauso a esta estrategia.

Fernando Bruna
Alumno de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

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