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El Papa recibe a Cristina Fernández en Roma

La presidenta de Argentina tiene previsto almorzar con Francisco en la residencia de Santa Marta

La política argentina depara extrañas alianzas, traiciones, reconciliaciones, borrones y cuentas nuevas. Pero pocas veces se verá un giro más rotundo que el que imprimió la presidenta, Cristina Fernández, a su relación con Jorge Bergoglio después de que este se convirtiera en el papa Francisco. Allá donde solo se respiraba distanciamiento y frialdad hoy campea una relación de afecto. Fernández telefoneó la semana pasada a Francisco para felicitarle por su primer aniversario en el Vaticano y el Papa la invitó a un almuerzo en la residencia de Santa Marta, aprovechando que Fernández debía viajar el miércoles a París, donde se entrevistará con el presidente francés François Hollande.

Fernández llegó el domingo por la mañana a Roma con un pequeño séquito entre el que se encuentra el ministro de Exteriores, Héctor Timerman, quien declaró: “Tenemos una cercanía muy grande con el Papa. Y el Papa tiene una cercanía muy grande con el pueblo argentino y con la presidenta en especial”.

La fría carta de felicitación con que Fernández acogió el nombramiento del Papa parece haberse escrito hace un siglo en vez de hace un año. En apenas dos párrafos Fernández le hacía llegar su “consideración y respeto”. El distanciamiento era tan ostensible que tanto ella como su esposo, Néstor Kirchner, habían dejado de acudir a los tedeum que oficiaba Bergoglio en la Catedral de Buenos Aires cada 25 de mayo.

El clima entre la presidenta y el entonces arzobispo de Buenos Aires era tan distante que, el día en que nombraron papa a Bergoglio, Fernández pronunció un discurso durante un acto de anuncio de políticas sociales en la capital. Había cientos de jóvenes militantes kirchneristas escuchándola. Fernández habló durante 18 minutos y solo se refirió al Papa al final de la alocución. Fernández tuvo que recurrir entonces a la vieja táctica retórica de repetir varias veces la misma frase para acallar disimuladamente los silbidos con que sus seguidores recibían el nombramiento del Papa. Las palabras exactas fueron éstas: “Por primera vez en la historia de la Iglesia, en los 2.000 años de historia de la Iglesia, va a haber un papa (silbidos) que pertenece a Latinoamérica…Y que le deseamos (silbidos)… Y que le deseamos (silbidos)… Y que le deseamos… (silbidos). Y que le deseamos… de corazón (silbidos)… Que le deseamos de corazón (silbidos) a Francisco I que pueda lograr mayor grado de confraternidad entre los pueblos, entre las religiones”.

Fernández terminó aquel discurso sin mencionar el nombre de Bergoglio y sin decir que es argentino. Pero tardó muy poco tiempo en darse cuenta de que Francisco era mucho más influyente y popular que Bergoglio. Así que cuatro días después, el lunes 18 de marzo de 2013, acudió a la residencia de Santa Marta y ya pudo hacerse la primera foto junto al nuevo papa. La siguiente sería en julio, durante el viaje de Francisco a Brasil. El Papa le regaló entonces unos zapatitos para su nieto Néstor Iván. Desde entonces, cada vez que recibe a un dirigente argentino de lo oposición, siempre suele repetir el mismo mensaje: “Cuiden a Cristina”.

La prensa local ha especulado sobre los posibles temas que puede tratar la presidenta con el Papa. Uno de ellos es la posible intercesión de Francisco ante el presidente Barack Obama para que le eche una mano al Gobierno argentino en su batalla judicial en Estados Unidos contra los fondos que no aceptaron una quita de la deuda argentina y exigen cobrarla en su totalidad. Lo cierto es que nada ha transcendido de forma oficial y que el beneficio más claro y directo para Fernández puede ser la foto en sí misma con un hombre que bate récords de popularidad en Argentina, con un 93% de aceptación.

A diferencia de Cristina Fernández, el director del diario argentino Página 12, Horacio Verbitsky, ha mantenido a los largo de este último año la misma postura crítica respecto a Bergoglio. En un artículo del domingo titulado Y que cumplas muchos más, Verbitsky cita a Eduardo De la Serna, coordinador del Grupo Carlos Mugica de Sacerdotes en Opción por los Pobres: “De la Serna encomia los gestos de sencillez de Francisco porque ‘los pobres los entienden y se identifican’. (…) En cuanto a sus acciones, las más profundas y serias requieren seguramente más que un año ‘pero hasta ahora no hizo nada. No hubo cambios fundamentales en la curia vaticana’. Para De la Serna, lo más importante sería una profunda reforma del papado”.

Bergoglio y Cristina

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