El Papa recibió ayer al primer ministro luxemburgués, el socialcristiano Jean Claude Juncker. En la reunión, de apenas media hora, se trataron varios temas, pero de entre todos ellos sobresalió el análisis que ambos hicieron de la defensa de la vida y "del proceso legislativo actualmente en curso en Luxemburgo orientado a la despenalización de la eutanasia", según informó el Vaticano.
Benedicto XVI mostró su inquietud por la aprobación por el Parlamento luxemburgués en primera lectura, el 20 de febrero, de una normativa que permitirá a los médicos ayudar a los pacientes terminales a poner fin a sus vidas. En la votación, y después de semanas de intensa campaña en colaboración con la Iglesia, el Partido Social Cristiano del primer ministro se quedó a solo cuatro votos de poder rechazar la medida. Esta fructificó gracias a los 30 votos de los diputados socialistas (que forman parte de la coalición gubernamental) y de la oposición liberal y ecologista.
El proyecto requerirá una nueva votación en segunda lectura antes de entrar en vigor. Si así sucede, Luxemburgo se convertirá en el tercer país de la Unión Europea que despenaliza la eutanasia, después de Holanda y Bélgica.
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