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«El Papa fue a Valencia y ahora los contratos están en los tribunales, ¿qué habrá esta vez?»

El portavoz de Redes Cristianas, el sacerdote Evaristo Villar, lamenta la «opacidad» que envuelve el dinero público empleado en la JMJ

Además de diferentes asociaciones laicas, entre los convocantes de la marcha contra el uso de fondos públicos en la visita del Papa que se celebrará el día 17 se encuentra una asociación de católicos de base, Redes Cristianas. El portavoz de esta organización, el sacerdote Evaristo Villar, rebate en esta entrevista a ELPLURAL.COM las críticas de quienes les presentan como elementos dañinos para la Iglesia que actúan desde su seno, cuando precisamente alertan de que es la estrategia actual de la jerarquía de “ostentación y poder” la que la está abocando al fracaso. Lamenta asimismo que la visita nos retrotrae a imágenes de complicidad entre el Estado y la Iglesia que parecían ya desterradas con la Constitución, así como el dinero público empleado y envuelto en opacidad. Recuerda que cuando Benedicto XVI visitó Valencia todo eran parabienes sobre los beneficios para la ciudad y ahora los contratos relacionados con el viaje están en los juzgados en el marco de la Gürtel.

– La manifestación del próximo 17 de agosto pasará finalmente por Sol, ¿están satisfechos del resultado de la negociación con la Delegación de Gobierno?
Sí. Había un objetivo irrenunciable que era el paso por la Puerta del Sol por su simbolismo. Teníamos rutas alternativas a las que nos prohibió la Delegación pero todas pasaban por esa plaza. Nos enviaron a Lavapiés y dijimos que no era aceptable, había razones de seguridad -son calles estrechas-, de visibilidad… En cualquier caso desde el primer momento hubo un clima dialogante y la Delegación no se mostró inflexible, dejaron claro que no se oponían a nuestro derecho constitucional a manifestarnos y que valoraban nuestro talente pacífico.

– ¿Cuál era el problema entonces?
Tenían un informe negativo del Ayuntamiento de Madrid en el que se apuntaba a algunas contraindicaciones como coincidencias con la agenda de la JMJ, pero precisamente elegimos el día 17 porque no había ningún acto especial relacionado con la Jornada. Estamos contentos con el recorrido final, y aunque la prohibición inicial pudiera parecer una torpeza, desde la Delegación también alegan que las previsiones iniciales de asistencia se han incrementado considerablemente y ahora el cambio está justificado.

– ¿Está creciendo la oposición a la visita del Papa?
El estado de malestar es difícil de medir, pero se están viendo cosas difíciles de aceptar. La laicidad del Estado es una conquista de la Constitución de 1978 y el Tribunal Constitucional reconoce que la aconfesionalidad que recoge el texto se puede traducir por laicidad. Ahora la Iglesia dice ante todo este montaje que el Papa viene en visita pastoral y eso es aceptable, pero viene también como jefe de Estado con un protocolo oficial, y allí estarán en los actos de la JMJ el rey, hasta ocho ministerios diferentes implicados y el Gobierno regional de Madrid casi en pleno… ¡Y todo por una visita que se presenta como de carácter privado!

– ¿Creen que el Estado se ha implicado demasiado?
A nivel institucional asistiremos de nuevo al matrimonio entre religión y política, a una imagen más propia de un Estado teocrático que nos retrotrae como mínimo a una situación preconstitucional. Los cargos públicos pueden ir a escuchar al Papa, obviamente, pero que lo hagan a título personal y sin su carácter oficial y representativo. Desde la jerarquía episcopal y los poderes civiles se piensan que la sociedad española es monocorde cuando es plural y el CIS refleja que casi el 30% de la población no es ni católica ni creyente.

– También denuncian el empleo de dinero público…
Estamos en contra del dinero público para sufragar la visita, pero este es un punto bastante opaco. Cuando el Papa fue a Valencia se destacó lo que había aportado a la imagen de la ciudad y todo eran alabanzas, ahora los contratos asociados al evento están en los tribunales, la Gürtel estaba detrás. ¿Qué habrá esta vez detrás de la función?

– Los organizadores insisten en que no costará un euro a los ciudadanos…
La Fundación Vivo de empresas privadas ha ofrecido 25 millones de euros para la financiación del evento, pero con una exención fiscal por la práctica totalidad de ese dinero, con lo cual acaba recayendo en los contribuyentes de todas formas. Existe además una aportación del Estado opaca, el diputado Gaspar Llamazares ha preguntado en el Parlamento por esos costes y ha recibido la callada por respuesta. Luego están los recursos e infraestructuras públicas que se utilizan. ¿Quién paga los alojamientos de los peregrinos, los transportes, la seguridad…?

– ¿Se da una imagen contradictoria con el mensaje cristiano?
Es un asunto de Justicia, en una situación como la actual de crisis no se puede dedicar tanto dinero a un acontecimiento prescindible, con el nivel de paro que hay, con la crisis alimentaria en el cuerno de África… En este punto coincidimos con las organizaciones laicas, pero es que además la ostentación va en contra del mensaje que se quiere transmitir, que según dijo Benedicto XVI era el de la experiencia de Cristo resucitado. Eso no se transmite por la vía de la ostentación, del espectáculo, del poder y de la teatralidad, sino sembrando por la vía de la humildad.  A pesar de que Juan Pablo II celebró la JMJ en Santiago de Compostela en 1989 el número de creyentes jóvenes ha caído desde entonces 20 puntos, y era un Papa más carismático que el actual… Esperanza Aguirre dijo que era una manifestación antipapa, pero no es cierto, no nos oponemos a que venga sino a la forma en la que viene.

– Han pedido a la Fiscalía que vigile las declaraciones y discursos del Papa en el marco de la JMJ…
Cada vez que ha venido ha dejado alguna perla. En el viaje a Santiago y a Barcelona habló de “laicismo agresivo” en España, y ya se ha apuntado que mantendrá un tono crítico con leyes aprobadas por el Gobierno (matrimonio homosexual, Educación para la Ciudadanía, muerte digna…). Criticar leyes nacionales es una injerencia inadmisible, eso no se le permitiría a ningún otro jefe de Estado, el Parlamento es la expresión democrática de un país y sus leyes emanan de él. ¿Cómo se puede imponer la moral de una institución privada a una sociedad más amplia?

– Los sectores más reaccionarios celebran la actual línea vaticana como el intento de frenar el debate sobre el sacerdocio femenino o sobre los derechos homosexuales, el silenciamiento de teólogos progresistas… ¿Existe una nueva regresión de la jerarquía?
Se trata en cualquier caso de una dureza que no detiene el desmoronamiento, de un integrismo contraproducente. Lo que no va en la línea de lo humano, de la compasión, va en contra del mensaje católico y de su Iglesia, que pierde crédito e imagen cuando aparece como un imperio y resalta su imposición del poder. Se gana desde el otro lado, trabajando con los desfavorecidos, con los pobres… Con esa línea de dureza puede parecer que se gana una batalla pero a la larga se pierde la guerra, es imposible acabar con la crítica a cañonazos.

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