Los afectados critican que el Papa no los incluya en su agenda mexicana Ratzinger rechazó en 1999 investigar el caso, muy presente en la sociedad mexicana
Las víctimas de los abusos sexuales a menores cometidos por el fundador de la Legión de Cristo, el sacerdote mexicano ya fallecido Marcial Maciel, han manifestado este sábado su repulsa por la ocultación a sabiendas del escándalo por parte del Vaticano durante décadas y su indignación por que el papa Benedicto XVI, de visita en México, no tuviera previsto recibirlos.
Los exlegionarios José Barba y Alberto Athié y los investigadores Fernando M. González y Bernardo Barranco han denunciado en conferencia de prensa celebrada en León, la ciudad del Estado de Guanajuato donde pernocta el Papa, que la Santa Sede ocultó los abusos sexuales cometidos por Maciel desde los años cuarenta del siglo pasado. Maciel fundó la congregación en enero de 1941 con el nombre de Misioneros del Sagrado Corazón y posteriormente lo cambió a Legión de Cristo.
“El Vaticano sistemáticamente eludió su responsabilidad. No solo sabía, sino que toleró y protegió a Maciel. El Vaticano mintió”, afirmó Barranco.
Barba, por videoconferencia por estar enfermo, y Athié y González han presentado el libro La voluntad de no saber (editorial Grijalbo), en el que se recoge parte del expediente vaticano de Maciel, que consta de 212 documentos y más de 600 páginas, en las que se tipifican los delitos del líder de los legionarios. Según los autores estos documentos inéditos podrían, de haber sido tomados en cuenta a tiempo, haber obstaculizado la beatificación de Juan Pablo II.
Entre los documentos se encuentra la carta que el exsacerdote Athié envió en 1999 a Joseph Ratzinger —en aquel entonces responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cargo que ocupó durante 24 años—, en la que se denunciaba el caso, y su respuesta. El actual Papa contestó: “Lamentablemente, el caso de Marcial Maciel no se puede abrir porque es una persona muy querida del papa Juan Pablo II y además ha hecho bien a la Iglesia. Lo lamento, no es posible”. Karol Wojtila llegó a calificar a Maciel de “guía eficaz de la juventud”. Benedicto XVI solo tomó cartas en el asunto en 2006 cuando ordenó al fundador de los legionarios retirarse y dedicarse a una vida de penitencia.
Los autores de La voluntad de no saber han hecho público también un durísimo manifiesto dirigido a Benedicto XVI que comienza así: “Fallecieron ya, como nuestras esperanzas de verdad y justicia en la Iglesia, varios de los exlegionarios de Cristo (…)”. Y continúa: “Nos consternaba pensar cómo era posible que una sabiduría tan antigua como la de la Iglesia hubiera podido ser engañada tan fácilmente, a tan altos niveles jerárquicos, por tanto tiempo (…) No se nos escuchó ni se nos creyó”. El documento critica la actitud “timorata, irresponsable y servil” del episcopado mexicano y concluye recordándole a Ratzinger: “Por Vuestras manos pasó la oportunidad de aceptar la verdad y de aceptarnos a nosotros”.
El escándalo de Maciel está aún muy presente en la sociedad mexicana y por tanto resulta más sorprendente que la agenda de Benedicto XVI durante su primera visita a México no contemple reunirse con sus víctimas, limitándose a enviar un mensaje a la infancia de este país. El Papa sí se encontró con ellas en sus viajes a EE UU y Australia en 2008, a Portugal y Malta en 2010 y a Reino Unido y Alemania el año pasado. El presidente de la Conferencia del Episcopado mexicano, Carlos Aguiar Retes, ha asegurado este sábado que los casos de pederastia “están abiertos para la Iglesia, que al igual que el Papa está consciente y sensibillizada con la importancia del tema”. Aguiar afirmó que “el Papa ha estado siempre pendiente de dar consuelo a las víctimas, y no solo consuelo moral sino también restaurar a la persona dañada”. El jefe de la Iglesia mexicana no descartó una reunión de Ratzinger con las víctimas.
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