Las reuniones de los distintos mandatarios extranjeros con el papa Francisco constan de dos partes bien diferenciadas. Una, ante las cámaras, en la que intercambian saludos, sonrisas y regalos; y otra, a puerta cerrada, donde se tratan los asuntos importantes y de la que el Vaticano apenas ofrece unas líneas generales, dejando al invitado la libertad de contar lo que crea conveniente. Según el Vaticano, Jorge Mario Bergoglio y Michelle Bachelet hablaron, entre otros asuntos, de “la salvaguarda del derecho a la vida”, un asunto de plena actualidad en Chile por la determinación de la presidenta de permitir el aborto –actualmente prohibido en todos sus supuestos—en los casos de que exista riesgo para la vida de la madre, el feto sea inviable o el embarazo sea consecuencia de una violación.
Bachelet, en cambio, no mencionó que el asunto se hubiese tratado cuando, tras conversar con Francisco durante 47 minutos, compareció ante la prensa sin admitir preguntas. El encuentro fue precedido por un acto de protesta contra el aborto que varias decenas de chilenos vestidos de blanco protagonizaron en la plaza de San Pedro. La presidenta dijo que la reunión fue “maravillosa” y que se trataron “temas sustanciales”, aunque no entró en honduras. “Hemos compartido”, dijo Bachelet, “reflexiones sobre lo que estamos haciendo en Chile, que él conoce perfectamente, y sobre las cosas que queremos hacer para que cada uno de nuestros ciudadanos tengan una vida mejor; también hemos hablado de la necesidad de que los gobernantes podamos contribuir a hacer sociedades más cohesionadas, unificadas y convencidas de que el valor de lo colectivo es un valor importante”.
Como suele ser habitual en estos casos, el mandatario en cuestión trata de obtener un compromiso del Papa para visitar su país. En este caso, Michelle Bachelet dijo que Jorge Mario Bergoglio le había confesado que durante 2016 tiene la intención de visitar tres países americanos, Chile, Argentina y Uruguay. Nada más encontrarse junto a la biblioteca del Papa, éste le dijo: “Encantado de que esté aquí”. Y después, según la presidenta, se mostró extremadamente cariñoso: “Ha sido una reunión espléndida por la gran acogida que he sentido por parte de él como pastor”.
La presidenta chilena, que acudió al Vaticano con un séquito de 12 personas, regaló al Papa un rosario de lapislázuli y plata y un libro titulado “Iglesias del fin del mundo”. Francisco, por su parte, le entregó un ejemplar en castellano de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” y un medallón de bronce de San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires. Jorge Mario Bergoglio visitará el sábado Sarajevo y el domingo recibirá en el Vaticano por cuarta vez a la presidenta argentina, Cristina Fernández, y por segunda vez al presidente venezolano, Nicolás Maduro.