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El odio del ‘Pentateuco del Rey’

La breve detención de un destacado rabino extremista sume a Jerusalén en el caos

Cientos de jóvenes judíos, algunos adolescentes, trataron de asaltar el lunes la sede del Tribunal Supremo de Israel porque la Policía, siguiendo instrucciones de la Fiscalía, detuvo durante dos horas a un rabino de la colonia de Kiriyat Arba para interrogarlo.

El incidente amenazó con provocar una crisis institucional cuando los jóvenes, llegados de todos los rincones de Cisjordania, impusieron a las autoridades un pulso cuyas consecuencias todavía son difíciles de evaluar.

El rabino Dov Lior nació hace 77 años en Polonia y emigró a Israel en 1948, el mismo año que se estableció el Estado judío. Estudió en la prestigiosa, pero también controvertida, escuela del rabino Avraham Kook, Merkaz ha-Rav, el centro por excelencia de la corriente que se denomina "sionista-religiosa". En esta escuela, que hoy se ubica cerca de la salida de Jerusalén por la carretera de Tel Aviv, se han licenciado cientos de rabinos extremistas, muchos de los cuales trabajan en las colonias de Cisjordania. Dov Lior, por ejemplo, ha sido rabino en Kiriyat Arba durante los últimos 35 años.

Sus seguidores lo consideran un gaon, que significa "sabio", es decir un rabino que por su conocimiento excepcional y experiencia tiene una gran autoridad moral para esta corriente del judaísmo, y sus dictámenes sobre la halaja, o ley judía, son muy respetados, especialmente en el ámbito de los colonos.

Los incidentes del lunes arrancan el año pasado, cuando otro rabino, Yitzhak Shapira,publicó Torat ha-Melej (El Pentateuco del Rey), un texto en el que justificaba el asesinato de goyyim, es decir gentiles o no judíos.

El Gobierno mira hacia otro lado mientras los colonos se radicalizan

Expulsar a los palestinos

Tres rabinos, incluido Dov Lior, expresaron por escrito su simpatía hacia el libro. Los tres fueron citados a declarar, pero sólo uno de ellos se personó. Después de numerosas citaciones en balde, el lunes la Policía arrestó a Lior y lo llevó a declarar. Inmediatamente, los colonos pusieron en marcha una operación mediante la que organizaron disturbios en Jerusalén, tratando de asaltar el Tribunal Supremo y cortando las comunicaciones entre Jerusalén y el exterior.

En cuestiones políticas, a Dov Lior se le considera un auténtico extremista. El rabino de Kiriyat Arba defiende sin subterfugios la expulsión o deportación de todos los palestinos de Cisjordania y ha firmado, junto con otros rabinos, un documento que prohíbe a los judíos vender o alquilar viviendas a los árabes.

Cuando expresó su apoyo al libro Torat ha-Melej y la Policía lo citó para interrogarlo, decenas de rabinos escribieron una carta pública de apoyo a Lior e incluso celebraron un cónclave bajo la rúbrica "El Pentateuco no se debe investigar". El lunes, los dos grandes rabinos de Israel, el sefardí y el askenazi, se apresuraron a mostrar su solidaridad con Lior y a denunciar "el grave daño que se ha causado a la dignidad de un rabino destacadoy un juez rabínico, uno de los mayores rabinos de Israel".

El caso del rabino Lior simplemente resalta la rémora que la religión judía radical, particularmente extendida en los territorios ocupados, representa para el país. Y lo más grave es que las autoridades parecen acobardadas y no hacen nada para contrarres-tar su creciente empuje.

Lo ocurrido el lunes en Jerusalén es apenas un indicio de lo difícil que sería sacar a los cientos de miles de colonos de los territorios ocupados, suponiendo que esa fuera la intención del Gobierno de Binyamín Netanyahu, que no lo es.

El primer ministro ha opta-do, como sus antecesores, por la vía más fácil, que es la de no enfrentarse a los radicales. Ayer mismo aparecieron graffitis racistas contra los palestinos en un pueblo de Cisjordania. Una pintada, firmada con un estrella de David, decía: "Mahoma es un cerdo".

Las autoridades de ocupación no se atreven a intervenir de una manera enérgica y los colonos, que lo saben, se radicalizan cada vez más. Sus rabinos, como Lior, que no es un caso aislado, les animan a expulsar a los palestinos e incluso justifican que se mate a los gentiles, mientras las autoridades miran hacia otro lado.

Ultraortodoxos llevan en volandas al rabino Dov Lior, tras su liberación el lunes en Jerusalén. I. YEFIMOVICH / afp

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