El juicio contra el fundador y miembros de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel vivió hoy otra jornada maratoniana en la que intervino, como testigo, Luis Quinteiro Fiuza, obispo de la diócesis de Tui. Relató que, si bien tuvo conocimiento de unos supuestos abusos sexuales, no los denunció, aunque aseguró que insistió a la víctima que diera ese paso. «Mi terreno es el moral», vino a decir en un momento de su declaración.
Quinteiro Fiuza explicó que fue la propia víctima, una exmigueliana que ya relató los presuntos abusos en una de las primeras sesiones de la vista oral, la que le relató lo ocurrido. No obstante, precisó que ella le manifestó que no habría sido violada, por lo que, «de alguna manera, entró en el juego».
De igual modo, y en declaraciones recogidas por Europa Press, el obispo de Tui precisó que le «preocupaba» la «cuestión moral» porque en la congregación se observaba una «falta moral» que atentaba «absolutamente» contra «los principios cristianos» y «los principios que ellos habían aceptado». Incidió en que no se metió «en si esto es del demonio o de Dios», pero dejo claro que «todo lo que es tentación es del demonio».
En todo caso, sostuvo que, en ningún momento, se imaginó el alcance de lo que supuestamente ocurría en el seno de la orden.
En el proceso judicial, la Iglesia es considerada por la Fiscalía de Pontevedra responsable civil subsidiaria en alguno de los delitos por daños morales que se imputan a los encausados.