El obispo de Ibiza pasa frente al Ayuntamiento en procesión, el año pasado, con el alcalde Rafa Ruiz (primero por la izquierda) como espectador. GERMÁN LAMA
Las fiestas de Santa María, patrona de Ibiza, han acabado como el rosario de la aurora. El obispo de Ibiza, Vicente Juan Segura, le ha retirado el saludo al alcalde, el socialista Rafa Ruiz, según denunció él mismo a través de su cuenta de Facebook, se supone que por faltar a la misa de la patrona en la Catedral, en la que además recibió un buen rapapolvo tanto en el sermón como en la despedida.
Rafa Ruiz, en sus más de dos años como alcalde de la ciudad de Ibiza, volvió a ausentarse por tercera vez de la misa cantada en honor a la patrona apelando al artículo 16.3 de la Constitución, que ayer volvió a enlazar en sus redes sociales: «Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones».
Rafa Ruiz dice que ya se lo dijo en su momento al Obispo, en una de sus primeras reuniones, y «pareció entenderlo». «Le dije que seguiría a pies juntillas el art. 16.3 de nuestra Constitución, algo que a mi modo de ver en el 2017 tendría que ser norma no excepción, pero que tenía en mi un fiel colaborador en las actividades que su organización desempeña», apunta.
A la misa fue sin embargo en representación del Consistorio el teniente de alcalde, también socialista, Alfonso Molina, que tuvo que escuchar en el sermón: «Doy un saludo muy cordial a todos los representantes políticos que hoy nos acompañan porque demuestran que entienden que son los representantes de todo el pueblo, también de los católicos, porque no se puede estar con unos sí y con otros no».
Y antes de acabar la misa tuvo que escuchar otra referencia velada, cuando pidió a la Virgen María «que ilumine a las autoridades para que trabajen por el bien de todos los ciudadanos, salvaguardando los valores cristianos y pensando en el bien común y no el de ellos mismos».
Al concluir se celebró el acto de entrega de las medallas de oro de la ciudad en el baluarte de Sant Pere, donde el alcalde y el Obispo se iban a ver las caras.
El año pasado al alcalde le pilló la procesión saliendo del Ayuntamiento y acompañado de otros miembros del equipo de gobierno, que decidieron echarse a un lado y esperar a que pasaran.
En esta ocasión, según reconoce el alcalde, el encuentro fue mucho más tenso. Rafa Ruiz dice que cuando fue a saludarlo: «Ni me miró a la cara y mucho menos detuvo su paso para saludarnos como toca entre dos dirigentes de dos organizaciones de entidad. No lo haga si no quiere, yo seguiré saludándole y respetándole».
Ruiz ha recordado que es el tercer año en que no acude a los actos religiosos «y seguirá siendo así durante el resto de la legislatura y mientras sea alcalde». Y aprovechó para dar lecciones a la oposición: «Aunque el PP lo quiera utilizar como un arma arrojadiza mi país tiene una Constitución que dice que el Estado es aconfesional y que las instituciones no deben decantarse por ninguna confesión religiosa».
Ruiz lo hizo porque, como recordó, el Partido Popular le llama cristianofóbico por no acudir a estos actos, a lo que responde: «Es curioso que no me acuse de otras cosas por no acudir a las de otras confesiones. Yo respeto muchísimo que los concejales del PP vayan a misa, ellos no parece que lo hagan porque yo no vaya. Tengo familiares, amigos, cantidad de vecinos católicos que lo que esperan de su alcalde no es que vaya a misa sino que resuelva los problemas que tiene la ciudad. Y me dejaré la piel para eso, pero les reitero que no iré a misa en acto oficial, por mucho que la derecha atávica me presione y me descalifique. Estoy convencido que hago lo correcto».
También afirma que Vicente Juan Segura: «No podrá decir que hay un alcalde que colabore con su organización más que yo. Porque es su organización una entidad importante para la ciudad, igual que muchas otras que siempre que necesitan del Ayuntamiento, dentro de nuestras posibilidades colaboramos cuando nos lo solicitan».
Y finalmente emplazó al Obispo: «A resolver nuestras diferencias con un café por delante como hago con muchísimos ciudadanos, en su casa o en la mía».