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El niño no nació el 25 de diciembre

Anuncios de colonias desde principios de noviembre. Catálogos de juguetes en los buzones. Ofertas de préstamos para hacer frente a los regalos. Villancicos en los supermercados y hasta en los gimnasios. Fun, fun, fun. Parece imposible mantenerse ajeno a estas fiestas aunque uno se empeñe. Pero, por creencias religiosas, Miriam, Simón y Álex, su hijo de siete años, no encienden ningún árbol ni tienen la cena especial con la familia el 24 de diciembre. Son testigos de Jehová, una confesión con unos 120.000 fieles en nuestro país, y su estudio de la Biblia les dice que la Navidad, aunque suene paradójico, no es cristiana.

«Entendemos que para muchos no tiene ninguna connotación religiosa, que es un momento para estar juntos y pasar un buen rato, pero lo que se está celebrando es el nacimiento de Jesús. Sin embargo, las Escrituras no dicen que naciera un 25 de diciembre y ni él ni sus discípulos celebraron la Navidad», explica Simón. El origen, prosigue, está en las Saturnales que festejaban los romanos y que la cristiandad, para sumar fieles, adoptó como costumbre propia: «Se adoraba al Sol y se hacía en las mismas fechas. Se daba la bienvenida al solsticio, que fuera llegando el buen tiempo, del mismo modo que hoy: se comía, se bebía, se hacían regalos, incluso se adornaban las casas con luces. Y la Biblia advierte en contra de la idolatría, en contra de adorar a algo o alguien distinto a Dios».

Las mismas normas que ellos se marcan son las que inculcan en Álex, que cursa segundo de Primaria. Su colegio, ahora mismo, estará decorado con dibujos de Papá Noel y en clase de inglés, probablemente, entonen el 'Jingle Bells'. ¿Cómo se enfrentan a esta marea navideña? «Los profesores en todo momento nos han respetado», asegura Miriam, quien describe su relación con los maestros como de colaboración. El matrimonio visitó a la tutora al poco de que el niño empezara la escuela y, cuando iban a ponerle al tanto de sus ideas, ella les dijo que Álex ya le había contado que eran testigos: «De hecho, ya tenían preparadas las fichas y todas las que hacían referencias a la Navidad venían tachadas y las sustituían por otras distintas. La profesora siempre nos avisa cuando va a haber una fiesta de este tipo para que el niño se quede en casa».

¿Sin regalos y sin fiestas un niño de siete años? «Voy a fiestas de disfraces con mis amigos durante todo el año y no necesito que los regalos sean en Navidad», responde el pequeño, quien, por lo bajini, cuenta un secreto sobre los Reyes Magos que no revela (por orden estricta de papá y mamá) a sus compañeros. Mantendremos el pacto de caballeros y no daremos más datos. «Algo que los profesores aprecian es la cooperación y siempre nos han comentado que les hacemos la educación muy fácil. A Álex le decimos que tiene que respetar a sus maestros y obedecerles. Y, a sus profesores, que somos un equipo. Igual que ellos imponen sus normas y nosotros hacemos que el niño las respete, ellos aceptan nuestras creencias». Reconocen, eso sí, que durante esos días se habla más de paz, de armonía, de amor… «pero nosotros —dice Simón— tratamos de tener siempre ese espíritu».

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