En la basílica de San Pedro, en El Vaticano, el cántabro ha pronunciado su promesa de fidelidad ante el Papa y ha recibido el anillo, símbolo de su nuevo compromiso universal con la Iglesia, y el capelo cardenalicio, rojo en memoria de la sangre de los mártires que dieron su vida por defender su fe.
El centenar de viajeros que partieron ayer desde Santander para acompañar a Osoro, contaba con un espacio reservado en la basílica. En la zona de autoridades se situó el consejero de Obras Públicas, José María Mazón, y su mujer, de riguroso negro, como representación institucional de la Comunidad Autónoma. Viajó también a Roma la teniente del Ayuntamiento de Santander, Ana González Pescador, sumándose así a la delegación cántabra encabezada por el Obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge
El ministro de Justicia, Rafael Catalá y la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, junto al consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno regional, Ángel Garrido y el concejal de Salud, Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, Javier Barbero, se encontraban entre la representación de autoridades llegadas desde España para acompañar a Osoro.
Su familia, hermanos y sobrinos han puesto la nota más cercana, así como la presencia de la mujer que cuidaba al nuevo cardenal cuando era sólo un niño; Tatina, que a pesar de su edad resistió durante las casi tres horas de liturgia para asistir al emocionante momento.
Los nuevos purpurados, trece en total, proceden de once países de los cinco continentes, un gesto que expresa «la universalidad de la Iglesia» y manifiesta «el vínculo inseparable entre la sede de San Pedro y las iglesias particulares repartidas por todo el mundo», según reconoció en octubre el papa Francisco cuando realizó el anuncio.
Monseñor Carlos Osoro, afirmaba en declaraciones a este periódico que no esperaba la llamada de Roma que ha desembocado en este nombramiento, quizá porque, según afirma, lo único que ha querido es «ser sacerdote, desde joven». Osoro se ha comprometido a «hacer posible que la vida de la Iglesia salga al encuentro de todos».
Terminados los nombramientos, España, pasa a tener cuatro cardenales electores, esto es; que participarán en el nombramiento del próximo pontífice: Lluís Martínez Sistach, arzobispo emérito de Barcelona; Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid; Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, y el propio Carlos Osoro, arzobispo de Madrid.
En total, la iglesia católica cuenta con 211 cardenales: 108 electores y 103 no electores de 79 países, de los cuales Italia aporta la mayor cantidad (44)