El nuevo alcalde de Sesto San Giovanni (Milán) ha bloqueado la construcción de una gran mezquita y ha cortado los servicios a los inmigrantes
«Italia, primero», lema copiado de Donal Trump y que repite por todo el país Matteo Salvini, secretario político de la Liga Norte, le está dando grandes victorias electorales. La última ha sido este domingo en los comicios de Friuli-Venecia Julia, donde la Liga Norte fue el partido mas votado (casi el 35 % de votos), el más alto porcentaje de su historia, permitiendo al centro derecha hacerse con la presidencia de la región al lograr el 57,2 % de los votos. Un lugar emblemático que evoca el lema de Salvini es Sesto San Giovanni, localidad de 82.000 habitantes, a las puertas de Milán, a tan solo 10 kilómetros de la capital lombarda. Su nuevo alcalde, Roberto Di Stefano, 40 años, elegido en las municipales del pasado mes de junio, después de 70 años de administración ininterrumpida del centro izquierda, se define como un «alcalde contra la islamización» de la ex Stalingrado de Italia. A Sesto San Giovanni, un bastión de la izquierda, se le dio este sobrenombre por motivos sociales e históricos: La masiva presencia obrera, las continuas huelgas entre 1942 y 1944, su dura resistencia contra el fascismo y nazismo – la ciudad tiene la medalla de oro a la Resistencia- y la continuidad de la administración de izquierda y centro izquierda.
El nuevo alcalde Roberto Di Stefano, de Forza Italia, fue elegido también con el apoyo de la Liga Norte de Matteo Salvini, al que sigue en muchos de sus lemas, en particular el de «Italia, primero» y el de poner freno a la inmigración e islamización. Al poco de tomar posesión de su cargo, el nuevo regidor manifestó: «Conmigo las fiestas islámicas no se hacen. No quiero que Sesto se convierta en la Meca de Italia. Estoy contra la islamización, pero no contra la libertad religiosa. Conmigo la fiesta del Ramadán y la de Abraham no se hacen. Hemos visto las consecuencias que tuvieron esas celebraciones en Bélgica y Holanda. Sesto no se convertirá jamás en el punto de referencia de la comunidad islámica. Aquí hacía falta un cambio», subrayó el alcalde, quien al poco de acceder a su cargo expulso a 230 inmigrantes, al tiempo que pedía al gobierno central que enviara al ejercito para patrullar sus calles.
No a la mezquita
Siguiendo su programa electoral, Di Stefano adoptó de inmediato otra medida que tuvo gran repercusión en Italia y en Sesto, que cuenta con una comunidad de 5.000 musulmanes. Dio un categórico no al proyecto para realizar un gran centro islámico de 2.400 metros cuadrados y 4.000 puestos, en la práctica el más grande del norte de Italia, una especie de «Meca». El alcalde Di Stefano explicó que consideraba aquel proyecto de mezquita poco transparente en los fondos recibidos y en sus relaciones internacionales. El regidor se mantiene inflexible sobre el bloqueo a la construcción de la mezquita, porque se corre el riesgo de que se convierta en un «gueto» que podría atraer a miles de musulmanes, con el riesgo de que se perdieran las tradiciones italianas. «Se comienza con esto, mañana pedirán un equipo de fútbol musulmán, una escuela musulmana, una piscina musulmana», subrayó el alcalde.
Los inmigrantes no son bienvenidos
La impronta contra la inmigración y el lema “Italia, primero” ha marcado la actuación de Roberto Di Stefano en sus casi 10 meses al frente del ayuntamiento. Di Stefano logró que su administración se hiciera con el control de la viviendas públicas de la ciudad, desalojó a los inmigrantes que explotaban dormitorios abarrotados y dio prioridad en sus decisiones a los italianos. Siguiendo esta línea, el ayuntamiento se puso en contacto con las embajadas extranjeras que tenían ciudadanos dependientes de los servicios sociales de la administración de Sesto San Giovanni y les transmitió este claro mensaje: «No depende de Italia ni de este ayuntamiento cubrir las necesidades de vuestros ciudadanos, así que, por favor, ocúpense ustedes de los inmigrantes y sus respectivos países». El alcalde tuvo que reconocer que los embajadores no le llegaron a contestar, pero su mensaje no puede ser olvidado, en el sentido de que los inmigrantes no son bienvenidos en Sesto San Giovani.
«No me dejo tocar por un negro»
La nueva tendencia impuesta por el alcalde Di Stefano tiene su repercusión muy directa en algunos puntos de la región lombarda. Un caso muy llamativo lo protagonizó el médico Andi Nganso, de 31 años, nacido en Camerún, que llegó a Italia a los 12 años. Hace tres meses, en el ambulatorio médico de Cantú, ciudad de 37.500 habitantes en la región de Lombardía, una paciente le dijo al doctor Nganso, cuando estaba listo para auscultarla: «Yo no me dejo tocar por un negro». El doctor Nganso no se descompuso y respondió a la paciente, una señora en torno a los 60 años: «Yo le doy las gracias. Tengo un cuarto de hora para tomarme un café». El médico Andi Nganso escribió en Facebook su experiencia: «En diversas ocasiones –explicó luego el doctor Nganso- me he encontrado delante a pacientes que no han logrado disimular su sorpresa y quizás también su desagrado. En una ocasión una niña me hizo notar con estupor que yo era una persona gentil, mientras sus padres le habían dicho que no hablara con hombres negros. En otros casos, con una excusa alguno ha dejado el ambulatorio. No me indigno. Pero esta vez la reacción de la paciente me ha dejado helado». Después, el doctor Nganso declaró: «Ese pequeño episodio de la señora inevitablemente ocurre si una cierta forma de hablar y actuar se legitiman».
De todas formas, en Lombardía ha cierta hospitalidad con los inmigrantes que llevan largo tiempo viviendo en la región y han terminado por integrarse porque les gusta la forma en que viven los italianos.