
Comentarios del Observatorio
En España lo exagerado es el confesionalismo estatal, que realiza interpretaciones torticeras de la constitución para mantener los privilegios de la Iglesia Católica, y concede a las confesiones minoritarias los necesarios para ganarse su complicidad y evitar su crítica.
Las propias jerarquías eclesiales son las que hacen oídos sordos a las organizaciones de creyentes de base, como las que se agrupan en Redes Cristianas, que les piden renunciar a los obscenos privilegios de los que gozan, y avanzar así hacia la laicidad del Estado.
También desde el ámbito político tenemos un exagerado clericalismo, con tratos privilegiados a las religiones como el reciente acuerdo de la Generalitat Valenciana con los obispos de su territorio, conocido como el Concordat a la valenciana. Por no hablar de las innumerables ocasiones en que autoridades públicas participan o incluso organizan actos religiosos, desde su cargo institucional y no a título personal.
No, no hay un laicismo exagerado. La laicidad brilla por su ausencia en todos los niveles del Estado español.
El Gran Rabino de España, el Secretario de la Comisión Islámica Española y el obispo Conesa reflexionan sobre el diálogo interreligioso
Si el miércoles pasado, responsables de distintas confesiones firmaron en la sede de la Conferencia Episcopal Española una Declaración Interreligiosa sobre la dignidad de la vida humana, ayer se volvieron a reunir judíos, musulmanes y católicos.