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El laicismo como valor ético y político

El derecho divino ha inventado la vindicta pública y el verdugo. Escudándose en el derecho divino, el hombre ha considerado a su hermano como un efecto mercantil y lo ha vendido.

Ignacio Ramírez (El Nigromante)  22-8-2009

Es una gran satisfacción tener este encuentro, donde se debate el alcance del pensamiento liberal contemporáneo, donde seguramente resultarán propuestas que determinen un desarrollo progresista para nuestro país.

El laicismo constituye un principio derivado del pensamiento liberal. Es una respuesta y una necesidad histórica-política encaminada al desarrollo armónico de los pueblos.

Debemos considerar el laicismo como un principio filosófico y político que garantiza el derecho del individuo para decidir con plena libertad, su orientación política, religiosa y cultural.

A pesar de las diversas circunstancias que rodean el mundo actual y de que en algunos casos los grupos de poder enlazados con la derecha pretenden quitarle contenido al concepto de laicismo, podemos considerar que el Laicismo es un valor ético y político, necesario para la convivencia armónica de la sociedad.

Los valores o motivaciones internas del individuo que lo orientan para su actuación en su entorno, social, cultural y político.

Dentro de este contexto, el laicismo fue producto del pensamiento liberal que se manifestó en toda su expresión en la llamada Guerra de los Tres años o Guerra de Reforma, de donde emanaron las llamadas Leyes de Reforma.

Dos leyes iniciaron el proceso de modificación del antiguo régimen centralista que apoyo el general Santa Anna, la Ley de Administración de Justicia de 1855, también llamada Ley Juárez y la Ley de Desamortización de Fincas Rústica y Urbanas Propiedad de Corporaciones Civiles y Eclesiásticas, también llamada Ley Lerdo (25 de junio 1856).

La Ley Juárez, tuvo como propósito principal acabar con los fueros militar y eclesiástico para que la ley se aplicara con equidad y justicia para todos, y de esta manera acabar con la influencia del clero en el ámbito de la  aplicación de la ley.

La Ley Lerdo implicó acabar con las tierras improductivas también en poder mayoritariamente del clero católico.

Como se puede entender,  la aplicación de estas leyes, necesariamente impactaron sobre el dominio económico y judicial que ejercía el clero.

Posteriormente se expidió la Constitución Liberal de 1857, que aunque tuvo acalorados debates, finalmente no pudo incluir en su articulado la libertad de cultos, a pesar de ser defendido por los brillantes liberales, como Ignacio Ramírez, José María Mata y Francisco Zarco, finalmente los moderados definieron a favor de la religión católica, considerada oficial, y en voz de los diputados defensores de la religión era la mayoritaria y que el pueblo mexicano siempre prefirió.

Pero el inicio de la Guerra de Reforma motivado por los grupos conservadores que vieron en la constitución de 1857 un peligro a sus intereses, motivo ese encuentro difícil enfrentamiento entre hermanos mexicanos que apostaron su patrimonio y su sangre por defender posiciones aparentemente encontradas, al grado que el grupo conservador cuando se vio derrotado, acudió en petición de ayuda a un gobierno extranjero, específicamente al de Francia de Luis Napoleón Bonaparte, apodado: “el pequeño” quien finalmente nos envió a un emperador de nombre Fernando Maximiliano de Habsburgo,

Pero esta misma lucha hizo que las verdadera voluntad de la soberanía popular que no pudo expresarse en la Constitución de 1857, por la indecisión de los diputados moderados, se establecieran en las leyes, que se expidieron en el fragor de la lucha, entre ellas menciono las que tienen que ver con el tema del laicismo.

LEY DE LIBERTAD DE CULTOS (4 de diciembre de 1860)

LEY DEL  REGISTRO CIVIL (28 de julio de 1859)

LEY DE EXTINCIÓN DE LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS (26 de febrero de 1863)

LEY DE NACIONALIZACIÓN DE LOS BIENES DEL CLERO REGULAR Y SECULAR (12 de julio de 1859)

Todas estas leyes finalmente fueron integradas a la Constitución de 1857, mediante decreto del Presidente Sebastián Lerdo de Tejada en 1873.

Mediante el referido decreto presidencial de fecha 25 de septiembre de 1873, se incorporaron los siguientes artículos:

"Art. 1. El Estado y la Iglesia son independientes entre sí. El Congreso no puede dictar leyes, estableciendo o prohibiendo religión alguna.

2. El matrimonio es un contrato civil. Éste y los demás actos del estado civil de las personas, son de la exclusiva competencia de los funcionarios y autoridades del orden civil, en los términos prevenidos por las leyes, y tendrán la fuerza y validez que las mismas les atribuyan.

3. Ninguna institución religiosa puede adquirir bienes raíces ni capitales impuestos sobre éstos, con la sola excepción establecida en el Art. 27 de la Constitución.

4. La simple promesa de decir verdad y de cumplir las obligaciones que se contraen, sustituirá al juramento religioso con sus efectos y penas.

5. Nadie puede ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento. El Estado no puede permitir que se lleve a efecto ningún contrato, pacto o convenio que tenga por objeto el menoscabo, la pérdida o el irrevocable sacrificio de la libertad del hombre, ya sea por causa de trabajo, de educación o de voto religioso. La ley en consecuencia no reconoce Órdenes monásticas, ni puede permitir su establecimiento, cualquiera que sea la denominación u objeto con que pretendan erigirse. Tampoco puede admitir convenio en que el hombre pacte su proscripción o destierro.

Estas fueron las manifestaciones mas claras de cómo el laicismo empezó a tener vida institucional en nuestro querido México.

Posteriormente después de la Revolución Mexicana al expedirse la Constitución de 1917, se incorporaron varios artículos relativos al laicismo mexicano.

El artículo tercero constitucional, referido a la educación, estableció el texto en el que se ordenó que la educación en México fuera laica.

El artículo 24 estableció la libertad de creencias.

El 130 estableció el principio de la separación del Estado y las asociaciones religiosas denominadas iglesias, a las cuales además no les reconoció personalidad jurídica, es decir funcionaban como lo que son: agrupaciones de culto religioso, sin participación en la política y sin derechos civiles, tan solo con el derecho de practicar los rituales propios de sus creencias.

Estas disposiciones duraron hasta 1992, durante la presidencia del señor Carlos Salinas de Gortari, cuando se le dio una estocada a nuestras disposiciones que protegían el laicismo en México, se reformó el tercero constitucional, permitiendo a las escuelas privadas impartir educación religiosa. Se reformó el articulo 130 reconociéndoles personalidad jurídica a las iglesias, previo registro ante la Secretaria de Gobernación.

Para justificar esta contrarreforma se argumentaron muchas ideas, que las circunstancias eran distintas, que la libertad religiosa, etc., pero lo que derivó de dichas enmiendas constitucionales, lo estamos sufriendo en la actualidad, los efectos de ese “pacto mefistofélico” que se realizó durante el “salinato” se está manifestando en las diversas acciones que los grupos conservadores están realizando.

Para nadie es un secreto que a partir de esas reformas se facilitó la llegada de un partido distinto al emanado de la revolución a la Presidencia de la República, el efecto es que se empezó la aplicación de medidas económicas y sociales muy alejadas a las propuestas por la Revolución Social Mexicana, justificándose en una supuesta modernización de nuestro país, que debería insertarse en el primer mundo, con los Convenios Comerciales con los países de Norteamérica y llevando como divisa el libre comercio y la libre competencia a nivel internacional.

En esta distorsión histórica política también se trató de eliminar el principio fundamental de nuestro país, EL LAICISMO, que es la base de nuestra democracia, que es el respeto al libre pensamiento, a la libre creatividad el individuo, a su libre determinación en materias de creencias religiosas, ideológicas y políticas, a su libertad de conciencia.

En el momento actual, los grupos clericales católicos están empujando hacia una llamada libertad religiosa, en la que pretenden englobar derechos, como educación religiosa en las escuelas públicas; participación y derecho de tener medios masivos de comunicación; participación política abierta encaminada a tener partidos políticos religiosos, entre otras prerrogativas que de manera abierta están exigiendo los obispos.

Algunos funcionarios públicos entre los que se cuenta el Presidente Calderón han hecho pública su filiación religiosa en actos públicos, con lo que se evidencia un peligro para el laicismo en México.

Esto significa que existe una necesidad de urgente atención, en el sentido de que los liberales debemos hacer un proyecto de gran alcance a nivel nacional para defender el laicismo, como el mecanismo más idóneo para alcanzar un desarrollo democrático y armónico de México.

Es necesario hacer conocer al pueblo de México, el proyecto contemporáneo del laicismo, que implica defender la soberanía nacional, la igualdad, la libertad de conciencia y de libre creatividad.

El laicismo debe compenetrarse en todos los mexicanos, en los educandos, en nuestros obreros, en nuestras amas de casa, en nuestros legisladores, en nuestros intelectuales, en fin en toda la población para que como un deber cívico rescatemos este principio que fue orientador y generador de las instituciones del México moderno.

La participación de una religión única en un país siempre ha sido motivo de luchas intestinas, nuestra historia es más que expresiva de dichos encuentros fratricidas, desde la Guerra de Reforma, hasta la lucha cristera, que se dio fundamentalmente en la región del Bajío, aquí me detengo un poco, solo para hacer mención de la actitud nada diplomática e incluso agresiva que resultó a partir de la reformas salinistas.  Después de aprobadas las mencionadas reformas constitucionales, se inició la relación diplomática con el Estado Vaticano, se nombraron los respectivos representantes tanto de México, como del Vaticano, y como contra respuesta, se elevan a la calidad de beatos, a unos guerrilleros que se opusieron nos solo con su ejemplo evangélico y de amor, a las instituciones constitucionales del gobierno legítimamente constituido, sino con las armas, matando a sus hermanos, los cristeros en lugar de defender la vida, la cegaban con las armas, estos guerrilleros fueron reconocidos por el gobierno extranjero, es decir el Vaticano, como héroes y los elevan a un grado de reconocimiento. Es decir con este acto se desconoce la legitimidad de un gobierno con el cual acababan de iniciar relaciones diplomáticas.

Posteriormente los que ya todos sabemos y solo menciono por que esta relacionada, vino el líder jefe del Vaticano, y es recibido con todos los honores y nuestro Presidente en turno (Fox) se inclina en una reverencia religiosa ante el líder religioso, denominado El Papa.

Esto es un atentado grave al principio del laicismo de nuestro país, pero significa el riesgo de la incursión de los grupos religiosos al poder público, y el riesgo de que se aprueben leyes que ataquen a laicismo.

Faltaría espacio y tiempo para enumerar los diversos actos y manifestaciones que ha hecho el clero en su búsqueda de posicionarse en las diversos ámbitos del poder político, añorando seguramente la cómoda postura que tuvieron antes de la reforma juarista, baste solo mencionar el pasaje absurdo y negativo del gobernador de Jalisco, González Márquez al pretender hacer una cuantiosa donación al clero jalisciense, para hacer un santuario de culto, adivinen en honor a quienes: a los cristeros, ¿no es esto un vil ataque al principio laico en nuestro país? Afortunadamente parece que la decisión popular está apuntando a corregir esa situación, el resultado de las últimas elecciones, en el Estado de Jalisco, son una manifestación clara del rechazo de la población a las actitudes sectarias del gobernador de Jalisco, en contra del cual los liberales de México, interpusimos Juicio Político ante la Cámara de Diputados.

Pero eso no es todo, de manera silenciosa, se han hecho donaciones a diversas diócesis religiosas en el Estado de Guanajuato, como es el caso de los Municipios de Salamanca y de León, se han donado terrenos para fines religiosos, contraviniendo el espíritu laico establecido en el artículo 130 de la Constitución Federal, que aún reformado establece el principio de la separación de la Iglesia y el Estado.

Todo este anterior panorama nos pone frente al horizonte político actual y nos obliga a tomar una posición definida en defensa del laicismo.

El laicismo es una propuesta contemporánea que garantiza un desarrollo democrático y armónico de nuestra sociedad.

Con un estado laico se respeta la individualidad

Se respeta la libre creatividad

El proyecto ideológico del individuo

La libertad de conciencia individual y por lo tanto la capacidad de creer o no creer.

El laicismo respeta la manera individual de pensar

El laicismo propone independencia entre la religión y la política.

El laicismo también respeta la libertad de conciencia de los niños, que además está reconocida por las Naciones Unidas en la Declaración de los Derechos de los Niños y en México existe una Ley que la garantiza.

Siendo el laicismo un principio de orden político, debe constituir también algo valioso susceptible de ser aplicado en nuestra vida cotidiana, es por eso que puede ser considerado como un valor político.

Valor ético porque puede generar un respeto a la libertad de conciencia del individuo.

A partir de que consideremos el laicismo como un principio fundamental en la vida institucional de nuestro país y considero de cualquier país democrático se pudieran considerar una serie de propuestas aplicables a nuestro desarrollo histórico, político y social, por tal motivo:

PROPONEMOS

I.- En primer lugar, estamos convencidos que la legitimidad del gobierno de nuestro país esta basada en las leyes derivadas de nuestra Constitución y por lo tanto sustentadas en la soberanía popular.

II.- Por disposición del artículo 130 constitucional el Estado Mexicano, es ajeno a cualquier confesión religiosa.

III.- Se debe fomentar la educación laica en la escuela pública y la privada, para que los educandos se formen de manera integral respetando los valores cívicos emanados de nuestra historia.

IV.- El laicismo garantiza la libertad de conciencia que engloba la libertad religiosa y la posibilidad de creer o no creer.

V.- Solicitar a nuestros legisladores la creación de una Comisión que vele por la vigencia del laicismo en México.

VI.- Comprender con claridad que el laicismo es la parte substancial de las instituciones jurídicas y políticas de nuestro país.

VI.- Legislar para evitar que nuestros funcionarios públicos, eviten participar en actos públicos  en actos públicos haciendo ostentación de su creencia religiosa, so pena de sujetarse al juicio político correspondiente por atentar contra el principio laico del Estado Mexicano. Las creencia religiosa es algo personal no necesariamente tiene que hacerse público.

VII.- Denunciar ante la Cámara de Diputados o ante la instancia que se cree por los legisladores, como sería, Comisión de Laicismo, cualquier violación al principio laico del Estado Mexicano.

VIII.- Organizar la estructura organizativa a nivel nacional que defienda la vigencia del laicismo, como sería el Consejo Nacional Ciudadano por la Defensa del Estado Laico.

IX.- Establecer en la legislación correspondiente sanciones para las asociaciones religiosas o cualquier individuo que viole las disposiciones legales en materia religiosa o el principio de la separación del Estado y las Iglesias.

XI.- Prohibición expresa a los funcionarios públicos de participar en su carácter de tales, en las convocaciones de celebraciones y asambleas de grupos religiosos, los funcionarios públicos son representantes de la autoridad estatal y el Estado no puede tener religión.

XII.- Difundir a través de los medios, información relativa a la vigencia del laicismo en nuestro país.

XIII.- Establecer una red de comunicación a nivel nacional, con todos las agrupaciones liberales defensoras del laicismo.

XIII.- Participar en las diversas actividades relacionadas con el laicismo a nivel nacional e internacional.

XIV.- Fomentar y difundir entre los funcionarios públicos, legisladores, munícipes y en todos los representantes de la autoridad constitucional, estatal y municipal, la cultura laica.

XV.- Hacer llegar a las Organización de las Naciones Unidas un documento en que proponga el laicismo, como un principio ligado a la libertad y a la democracia y sea recomendada su aplicación a los gobiernos de los países que la conforman, para garantizar paz y armonía política.

En la defensa y vigencia del estado laico, los liberales estaremos presente, porque somos los legítimos herederos de los fundadores de nuestro país, es grande nuestra tarea, pero el mejor honor que podemos rendir a Juárez y a su generación, es actuando en congruencia con las ideas de libertad, el laicismo es nuestra bandera, es nuestro compromiso, es nuestra lucha contra el oscurantismo de los dogmas y como esta misión debe comenzar ya asumamos nuestra obligación cívica de trabajar por el bien de México.

Concluyo con el pensamiento de Don Ponciano Arriaga que presidió el Congreso Constituyente de 1857: “Algún día llegarán al poder hombres de honor, de moralidad y de conciencia; algún día serán cumplidas las promesas y respetados los juramentos, algún día las ideas serán hechos y la Constitución será una verdad”

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