Ángel Torres apela a la aconfesionalidad del Estado y pide que se retiren todos los símbolos. El intendente sostiene que el consistorio «no es un lugar para creer ni recibir bendiciones»
La inminente visita del Papa Benedicto XVI a Valencia ha animado al intendente principal de la Policía Local de Vila-real a iniciar una nueva cruzada para lograr que el equipo de gobierno de Vila-real «respete la aconfesionalidad religiosa del ayuntamiento».
Ángel Torres remitió el pasado viernes un escrito al alcalde, Manuel Vilanova, instándole a retirar el crucifijo del salón de plenos «por la pluralidad de los sentimientos, creencias y no creencias de los ciudadanos y por la aconfesionalidad del Estado, reconocida en nuestra Carta Magna». Torres -enrolado en la asociación Europa Laica- advirtió ayer a Vilanova que no titubeará si ignora el oficio. «Por supuesto que llevaré este asunto a los tribunales, ya cuento con una sentencia favorable a mi libertad religiosa -que le exime de acudir a todas las procesiones como representante de la Policía Local- y pienso luchar para conseguir la separación efectiva entre Iglesia y Estado», subrayó.
En la misiva, Ángel Torres recuerda al primer edil del PP que el salón de plenos de Vila-real posee carácter público y plural y, por tanto, debe prevalecer «la globalidad de la vecindad y no el de una parte de ella, por ello no cabe simbología o representación de una parte de la sociedad obviando el sentimiento del resto». El intendente principal añade que el crucifijo presente en el salón de plenos vulnera el principio constitucional de aconfesionalidad del Estado y constituye «un detalle de mal gusto hacia todos los ciudadanos que no pensamos así, dando la sensación de que ese tipo de confesión y sus creencias preside las decisiones de lo que allí se gesta y decide».
Ángel Torres negó ayer que el escrito sea el pretexto para un nuevo enfrentamiento judicial con el político popular, tras sacar éste a concurso una plaza de intendente general, de rango superior. «El escrito tiene mucho que ver con la visita del Papa, no tengo nada contra el catolicismo pero las instituciones públicas deben tener en cuenta a todos los ciudadanos y en este sentido -añadió- el salón de plenos no es un lugar para creer ni recibir bendiciones sino para debatir la vida política, aconfesional, pública y plural». El máximo responsable policial en Vila-real confesó que «no me importa que el alcalde ponga a 40 intendentes por encima de mí, tengo 48 años y he cumplido una etapa en la jefatura, estoy de acuerdo en dar el relevo a otros».
Torres diferenció la cohabitación entre el crucifijo y el retrato del rey en la sala de sesiones. «Soy republicano y acepto que el retrato del rey es legal porque lo dice la Constitución, pero también dice que el Estado es aconfesional y, por ello, sobran los símbolos religiosos», razonó.