Patronal y sindicatos ven útil la guía pero avisan de que no es aplicable en todos los sectores. Aconseja a las empresas que las jornadas y el calendario de fiestas tengan en cuenta los credos
Cuando todavía sigue en la memoria el Ramadán del pasado agosto en el campo o en la construcción, la secretaría de Immigració del Govern acaba de publicar una guía que recomienda a las empresas que promuevan horarios flexibles y planes de integración para atender la diversidad cultural y religiosa de sus trabajadores.
El documento argumenta que ante la nueva inmigración, los empresarios «deben ser capaces de gestionar las necesidades de flexibilidad» para facilitar la conciliación de la vida personal y la laboral de todos, autóctonos o extranjeros. Entre las medidas a aplicar y que cita el documento, están las relativas a la jornada laboral, los permisos, las excedencias o los periodos de vacaciones de los empleados.
TEXTO PACTADO / El texto ha contado con la colaboración de empresarios y sindicatos, que dan la bienvenida a las sugerencias de la Secretaria de Inmigración del Govern siempre que quede claro que no se trata de exigencias ni normas a aplicar indiscriminadamente. «La conciliación frena el absentismo y es rentable empresarialmente», explica el secretario general de la patronal CECOT, David Garrofer. «Ahora bien, cada caso es un mundo y en una cadena de montaje un trabajador no puede irse, porque la cadena se rompe». Garrofer considera positiva la iniciativa gubernamental «siempre que no se trate de dogmas, sino de una filosofía para las empresas».
También el sindicato agrario Unió de Pagesos (UP) ha sido uno de los que ha aportado al documento sus experiencias, especialmente en la contratación de extranjeros en sus países de origen. El responsable de cooperación y trabajadores temporeros de UP, Salomó Torres, coincide con que el texto es una propuesta: «El encaje en la vida laboral catalana a veces dificulta estas medidas, y estoy pensando en el Ramadán durante la recogida de fruta. Dependerá de cada sector empresarial.
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Para Josep María Puigverd, gerente de la empresa Escorxador de Girona, tener en cuenta la diversidad de procedencias de los trabajadores a la hora de dibujar horarios y planes de trabajo es «muy simple y complejo al mismo tiempo. El principio fundamental es que lo más importante son las personas, independientemente de donde sean».
Se trata de algo simple si se explica, por ejemplo, que durante el Ramadán los trabajadores musulmanes aprovecharon uno de los descansos de madrugada para desayunar. Recuperaban el tiempo cuando el resto desayunaba más tarde. Es complicado, en cambio, cuando algún trabajador inmigrante no acepta esa misma diversidad con actitudes racistas. Pero Puigvert lo tiene claro: «Hemos confundido inmigración con explotación de personas, y con nuestras medidas hemos conseguido una implicación mucho mayor de los trabajadores» en un sector que se juega mucho en cuanto a la seguridad alimentaria y en un trabajo en cadena «que es muy duro y que con estas prácticas internas intentamos dignificar».
Beneficios parecidos a los que dice recoger la firma SADA Catalunya, dedicada a la cría, sacrificio y venta de pollos. «Hemos conseguido reducir la rotación de trabajadores y fidelizar a los que tenemos», explica Pere Pauné, director gerente. ¿El método? La figura de una asistente social que ayuda al tercio de extranjeros que componen la plantilla a buscar piso, trámites para la reagrupación familiar y la gestión de las becas de comedor. Algo que también sirve para los autóctonos, añade Pauné, aunque estos ya conocen mucho mejor la realidad social y laboral, obviamente. «Obtenemos de todo ello un beneficio en cuanto a calidad alimentaria, porque solo recibimos 1,3 reclamaciones por cada millón de bandejas de pollo que suministramos a Mercadona», sostiene con orgullo Pauné. En cambio, la firma no se plantea flexibilizar horarios para rezos o prácticas religiosas porque no ha recibido peticiones al respecto en una plantilla en la que el tercio de extranjeros también se divide en tres áreas de procedencia: países del Este, África y Suramérica.
El grupo de hoteles Majestic, con una plantilla de 400 trabajadores, permite a las trabajadoras de la limpieza musulmanas flexibilizar sus horarios para seguir el Ramadán, o a una mujer filipina poder asistir a una misa católica un sábado. La responsable de recursos humanos, Mari Carmen Vicente, reconoce que todo ello obliga a hacer encaje de bolillos con los calendarios. «Pero que todo el mundo esté cómodo se nota a largo plazo en la fidelización y el agradecimiento de los empleados», concluye.
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