El Episcopado no ha hecho ‘casus belli’ con las restricciones de aforo y seguridad en los templos durante la desescalada
La ‘nueva normalidad’ permitirá que la CEE y el departamento dirigido por Carmen Calvo negocien, con calma, otros aspectos conflictivos de las relaciones Iglesia-Estado
El Gobierno quiere abrir una nueva vía de diálogo con las cuatro confesiones con acuerdos, que en los últimos meses han cambiado de líderes
¿Una nueva era en las relaciones Iglesia-Gobierno en España? Todo parece indicar que sí, especialmente tras la elección del tándem Omella-Osoro al frente del Episcopado, y de la ‘sintonía’ que la nueva cúpula episcopal y el Ejecutivo han mantenido estas semanas en lo referente a la gestión de la pandemia.
Según ha podido saber RD, el Gobierno, a través del departamento dirigido por Carmen Calvo, está satisfecha de la actuación de la Conferencia Episcopal durante la pandemia, así como de la impagable labor de Cáritas y las parroquias en la atención a los más necesitados. El Gobierno ha agradecido que los obispos no hayan hecho ‘casus belli’ con las restricciones de aforo y normas de higiene y seguridad impuestas por el Estado de Alarma, y que ni siquiera algunos casos de intervenciones policiales en lugares de culto hayan sido objeto de denuncia por parte de los obispos.
Retomar la “vida pastoral ordinaria”
La última prueba ha sido el modo en que los obispos han admitido las normas para la desescalada. Hoy mismo, la CEE publicaba una extensa nota haciéndose eco de las mismas, y sin hacer la menor crítica a algunas cuestiones que no han quedado muy claras, como las circunstancias en que podrán llevarse a cabo misas al aire libre (el último BOE lo permite para la fase 3, tal y como confirmaron a esta web desde el PSOE, pero algunos prelados esperaban una referencia más expresa que la de ‘celebraciones religiosas de carácter social’).
En todo caso, una vez suspendidas las procesiones del Corpus, en la ‘nueva normalidad’ todos esperan poder celebrar las festividades de julio y agosto dentro de los parámetros que permitan las normas. Así lo apunta la nota episcopal, que sostiene que, en la fase 3, habrá “vida pastoral ordinaria que tenga en cuenta las medidas necesarias hasta que haya una solución médica a la enfermedad”.
Calendario de negociaciones
Sea como fuere, lo cierto es que ambas partes se han sumado al camino de la colaboración por el bien común, y para salvar vidas y, salvo excepciones, el trabajo ha sido reconocido por Gobierno y CEE. Tanto es así, que desde las dos orillas se da por hecho que, cuando regresemos a espacios de normalidad, Carmen Calvo se reunirá con el cardenal Omella para establecer un calendario de negociaciones sobre aspectos clave de las relaciones Iglesia-Estado.
Pero, en esta ocasión, sin las ‘urgencias’ prepandemia, ni las actitudes de desconfianza que marcaron los anteriores diálogos. Incluso, en el caso de Educación, se prevén rondas de consulta, que podrían coincidir con la nueva cúpula en Escuelas Católicas, después de la marcha a Roma del salesiano Pérez Godoy y el anuncio de la salida del secretario general, José María Alvira.
Al tiempo, el Gobierno quiere abrir una nueva vía de diálogo con las cuatro confesiones con acuerdos (Iglesia católica, FEREDE, Comisión Islámica y Federación de Comunidades Judías de España), que en los últimos meses han cambiado de líderes. En el alero, la intención de aprobar una ley de Libertad Religiosa y de Conciencia que modifique la norma actual, vigente desde 1980 y cuyos trabajos estaban avanzados antes de los sucesivos procesos electorales. Comienza un nuevo tiempo… también para la Iglesia española. Que, además, va a comenzar a ‘cambiar su rostro’ con una serie de nombramientos episcopales que ya llevarán el sello de la nueva etapa, y del trabajo del nuncio Aúza.