Dos veces se presentó un pedido de información pública para conocer cómo y quiénes decidieron que en los espacios públicos pertenecientes a la Ciudad apareciera el mensaje “Navidad es Jesús”, cuál fue el presupuesto o si fue pago. Dos veces la respuesta evadió las preguntas.
El Gobierno de la Ciudad maneja los espacios públicos estatales a discreción, sin documentar por escrito qué funcionarios toman las decisiones sobre él y, en todo caso, por qué. Si no es así, entonces lo que sucede es que el Gobierno porteño se niega a responder y transparentar su funcionamiento en algo tan esencial como los espacios públicos en los que da a conocer mensajes que, supuestamente, deberían ser de interés y servicio público.
Eso se desprende, al menos, de la ¿respuesta? que el Gobierno brindó a un pedido de información realizado por esta cronista a raíz de los mensajes de “Navidad es Jesús”, que en diciembre pasado invadieron las pantallas de turnos de los CGPs, los carteles digitales de las paradas de Metrobus que los tienen, la de la plaza Vaticano (adyacente al Teatro Colón) y los carteles (enormes) del sistema electrónico de información vial. La pregunta fue formulada formalmente dos veces; la duda no fue saldada ni una. De hecho, en ambas ocasiones el Gobierno respondió sólo por uno de los espacios (los grandes carteles electrónicos que, en avenidas y autopistas, deben brindar información vial) y lo hizo de manera parcial.
Según aseguró en respuesta oficial al expediente 01482327/2019, “los carteles de leyenda variable no requieren la realización de un acto administrativo para poder disponer del contenido de los mismos”, algo que otros documentos oficiales generados por la misma administración desmienten. La respuesta añadió que aunque esos carteles tengan “el fin de divulgar información necesaria con respecto al estado del tránsito en general y concientizar a los conductores con respecto a las normas y requerimientos para circular por la Ciudad”, también pueden ser usados “para comunicar mensajes excepcionales de distinta índole como (…) en el contexto de la celebración de Navidad se consignó establecer ese mensaje ya que consideramos que Buenos Aires es una ciudad inclusiva y abierta que celebra a los distintos credos, religiones y grupos de habitantes”.
De acuerdo con la ley 104, de Acceso a la información pública, en base a la cual se realizó la presentación, una respuesta “ambigua o parcial”, como la brindada por la administración de Horacio Rodríguez Larreta, podría ser considerada “como negativa injustificada a brindar información”. La norma advierte también que el funcionario que “suministre en forma incompleta” la información “es considerado incurso en falta grave”.
Como informó oportunamente este diario, el mensaje “Navidad es Jesús” fue publicado por el Gobierno porteño en –al menos– los espacios detallados entre el 17 y el 26 de diciembre a pedido de la asociación evangélica Juventud con una misión (Jucum). El texto aparecía suscripto por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que lo firmó con el logo de su comunicación institucional habitual; curiosamente no hubo ninguna comunicación oficial sobre el origen y el motivo de ese mensaje; tampoco fue anunciado en el portal web del Gobierno. Sin embargo, voceros de la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas (Aciera), el poderoso conglomerado de lobby evangélico del que forma parte Jucum, confirmaron a este diario que la frase había sido publicada a su pedido. El Consejo Directivo Nacional de Aciera lo ratificó también en un comunicado, en el que añadió que los carteles mostraban “el verdadero significado de la Navidad: ‘Navidad es Jesús’. Dicho anuncio, que miles de personas verán en cada parada de colectivos, plazas o avenidas, es el mensaje anunciado hace dos mil años a la Virgen María. Ese mensaje nos enfoca como creyentes a cumplir con el propósito de Dios”. El mensaje divulgado en los espacios públicos estatales –de un Estado laico–, entonces, tenía un fin proselitista para beneficiar a un credo en particular en desmedro de los demás credos, y también de quienes no profesan ninguno.
El primer pedido de información fue presentado poco después de los feriados por año nuevo, el 3 de enero; la solicitud fue aprobada cuatro días después, en una nota en la que la Dirección General Seguimiento de Organismos de Control y Acceso a la Información (de la Subsecretaría de Reforma Política y Asuntos Legislativos) advertía que sería respondida “dentro de los próximos 25 días hábiles”, lo que indicaba que la administración había tomado los diez días de prórroga excepcionales que algunos trámites requieren. Aunque requería información de distintas áreas, el pedido fue girado exclusivamente a la Secretaría de Transporte porteña, cuyo titular, Juan José Méndez, indicó el 28 de enero que comenzaba a correr el período de prórroga para responder. Dos días después, con la firma de “Carolina Luchi, asesor legal, Secretaría de Transporte”, llegó la “respuesta a la solicitud de información realizada por el EX Nº-01482327-DGSOCAI-2019, en el marco de la Ley N º 104, con respecto a la transmisión del mensaje de Navidad en la cartelería electrónica en la vía pública”.
La presentación demandaba saber “bajo qué acto administrativo se accedió al pedido realizado por Aciera/Jucum y se adoptó oficialmente la decisión de conceder el espacio público estatal de cartelería electrónica para la transmisión del mensaje ‘Navidad es Jesús’”. En caso de que ese trámite por escrito no existiera, preguntaba quiénes habían sido “la/las autoridades a cargo y responsables directos por la adopción de la decisión”. También, “cuál es la regulación que rige la concesión de espacios públicos estatales de cartelería electrónica” y “en qué otros supuestos, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha autorizado de manera exclusiva y a pedido de terceros el uso de los espacios de cartelería electrónica”. Otro punto indagaba sobre “en qué espacios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se transmitió el mensaje ‘Navidad es Jesús” y durante cuantas horas y días”, cuál había sido el presupuesto que requirió la puesta en pantallas del mensaje y “cuáles, si hubiera, fueron los recursos recibidos por la Ciudad de Buenos Aires en concepto de uso de espacio público estatal de cartelería electrónica”.
La respuesta fue curiosa e incompleta. “En relación a esto se informa que, los carteles de leyenda variable no requieren la realización de un acto administrativo para poder disponer del contenido de los mismos. Es un objeto perteneciente a la Secretaría de Transporte y al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que tiene el fin de divulgar información necesaria con respecto al estado del tránsito en general y concientizar a los conductores con respecto a las normas y requerimientos para circular por la Ciudad. Así también, se utiliza para comunicar mensajes excepcionales de distinta índole como, en el caso detallado en este pedido de información, en el contexto de la celebración de Navidad se consignó establecer ese mensaje ya que consideramos que Buenos Aires es una ciudad inclusiva y abierta que celebra a los distintos credos, religiones y grupos de habitantes”.
La repuesta no hace referencia al pedido del conglomerado de lobby evangélico como origen del “mensaje”. Además, no sólo contempla apenas un punto (y medio) de los siete preguntados (entre ellos, qué área/s y qué funcionario/s tuvieron responsabilidad por la decisión), sino que tampoco conoce las propias normas del gobierno. De acuerdo con el pliego de condiciones elaborado el año pasado para la licitación del servicio y el mantenimiento y operación de carteles de leyenda variable (el anexo de la resolución Nº 319 de Transporte, publicada en el Boletín Oficial), esos espacios “proporcionan información oportuna sobre las condiciones del tránsito por desvíos de obras o emergencias, utilizando texto e imágenes” para “reordenar el tránsito y mitigar inconvenientes por obras viales o eventos que se llevan a cabo en el ámbito de la Ciudad”. A la hora de establecer el funcionamiento de los carteles, el pliego oficial nada dice sobre usar la cartelería para otros fines ni “para comunicar mensajes excepcionales de distinta índole”.
El segundo pedido de información pública contempló esas inconsistencias y requirió, otra vez, respuesta a las mismas siete preguntas. La presentación advirtió, además: “el gobierno actual de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -liderado por Horacio Rodríguez Larreta-ha hecho de la transparencia y la apertura de información una consigna y un lema de su administración. Sin embargo, la información provista lejos está de garantizar y proveer a los habitantes de la Ciudad de información pública respecto a los actos de Gobierno”.
La segunda respuesta, fechada el 18 de febrero y firmada por el secretario Méndez, remitió a la primera. El Gobierno no sabe, no contesta.