Introducción
Dirán lo que quieran los y las interesadas, y serán muchas las personas tan honestas como ingenuas que aún creen que el actual Gobierno es de izquierdas. Pero lo cierto es que la verdad, aunque se la soslaye, no deja de serlo. Y lo cierto es que, por más que dejen votar a la población cada cuatro años (es la manera más sencilla y eficaz que tienen de intentar legitimar su farsa), el español no deja de ser un Estado fascista. Ejemplos que certifican este calificativo existen a raudales.
Tras la muerte del golpista no hubo ruptura con el franquismo. Todas las estructuras de entonces aún permanecen intactas. La persecución y represión con su siniestra policía es para quienes realmente quieren un cambio real del sistema; a los fascistas que quieren perpetuarlo, sin embargo, los protegen de manera escandalosa.
No hay dinero para proteger a la clase obrera (al fin y al cabo, de la explotación a ésta ganan las élites sus ingentes fortunas), pero sí para mantener a los símbolos más notables del franquismo.
Sabido es que el ilegítimo jefe del Estado ha visto aumentado su presupuesto (con el apoyo de formaciones socialdemócratas como ERC, EH Bildu…, que aprobaron los presupuestos), y su padre el fugado es mantenido a cuerpo de rey (nunca mejor dicho) con el dinero del explotado contribuyente. Ahora se sabe que también el mantenimiento de la nueva tumba de Franco se está costeando con el dinero público.
Todo un despropósito y una flagrante violación de la raquítica Memoria Histórica que abanderó el siniestro José Luis Rodríguez Zapatero.
El Gobierno español más progresista de la historia de la humanidad es de derechas; el Estado que tanto defienden nunca ha dejado de ser fascista.
La noticia
Hasta el 24 de octubre del 2019, los despojos del dictador Francisco Franco se encontraban en el Valle de los Caídos. Ahora bien, en aquella jornada el gobierno trasladó su cuerpo hasta el cementerio de Mingorrubio, donde se encuentra actualmente. ¿Pero qué coste ha tenido todo este asunto?
Esta es la pregunta escrita que ha formulado el senador de Compromís Carles Mulet en el Senado. En total, el Ejecutivo español se ha gastado 125.000 euros desde que se inició la operación para adecuar la nueva tumba hasta ahora.
Al detalle, antes del traslado, el Estado destinó 39.811,79 euros a los trabajos de adecuación del panteón y 6.531,97 en la instalación del sistema de seguridad y otros trabajos para arreglar del espacio.
El cementerio de Mingorrubio, en el municipio del Pardo (Madrid), se ha convertido ahora en el lugar de peregrinaje de los franquistas. Aunque a causa de la pandemia se ha visto reducida la posibilidad de acceder al espacio, la tumba se ha llenado de banderas, flores, vírgenes, cirios o incluso emblemas militares como del Cuerpo de Policía Nacional de España o la Guardia Civil.
En este sentido, desde que se trasladó el cuerpo del dictador en este recinto, solo en seguridad, el Estado ha abonado 78.000 euros. Aparte de eso, también ha tenido que pagar un total de 387,84 euros por la limpieza del espacio.