El evangelista Gerardo Amarilla no está de acuerdo con que el laicismo oficial reduzca a un ámbito “casi sedicioso” las expresiones de fe.
El primer diputado evangélico del Uruguay preside desde marzo la Cámara de Representantes del país menos religioso de América y su nombramiento generó un pequeño terremoto político. Gerardo Amarilla cuestionó que el laicismo oficial reduzca a un ámbito “casi sedicioso” las expresiones de fe de la sociedad.
Amarilla es representante del Partido Nacional y es el primer legislador que asume públicamente y en forma militante su condición de cristiano evangélico, algo común en otros países de la región pero que un Uruguay, luego de cien años de laicismo consagrado constitucionalmente y en donde el Estado evita toda referencia a la religión, resulta totalmente atípico y hasta chocante.
Pese a que es un cargo prácticamente simbólico, ya que dura un año y es fruto de un acuerdo político, su nombramiento viene generando polémica al advertirse desde ciertos sectores que su condición pública de evangélico pondría en entredicho la garantía de laicidad de cualquier gobernante, y a que ejerza su cargo en función de sus creencias.
Amarilla presentó este miércoles los objetivos principales de su gestión y en diálogo con Ecos.la cuestionó la concepción que se tiene de lo religioso a nivel público. “La laicidad debería ser la posibilidad que todas las posturas y sensibilidades pudieran expresarse en libertad y respeto, y no que deban reducirse al ámbito privado, casi sedicioso”.
En ese sentido apoyó firme y públicamente a la Iglesia Católica en su intención de instalar una imagen de la Virgen María en la Rambla de Montevideo, una iniciativa que divide a la sociedad y al sistema político. Los detractores de la idea sostienen que responde a una “estrategia” de la Iglesia para “apropiarse de los espacios públicos”.
Polémica
Ciertas declaraciones previas del legislador alimentaron la polémica. La semana pasada en una entrevista radial, Amarilla dijo sentir “que la ley divina está por encima de las leyes de la República” y que estaría dispuesto a “desobeceder civilmente en caso de que alguna ley fuera contraria a los principios de su religión”. Agregó que asume todas las áreas de su vida en función de las creencias, “como un marxista está influenciado por Marx en su vida”.
En este sentido Amarilla dijo a Ecos.la que su condición de evangélico lo ayudará en su gestión a interesarse “en el prójimo, en considerar que todos somos parte de un mismo proyecto”. El legislador es recordado por ser en su momento uno de los máximos opositores a la ley que despenalizó el aborto, aprobada en 2012.
Como representante por Rivera – departamento fronterizo con Brasil- Amarilla presentará este año un proyecto para promover una “política pública de fronteras”.
También está dispuesto a convocar a un evaluación de la “ley de descentralización” que creó en todo el país las alcaldías como tercer nivel de gobierno pero cuyo resultado y aplicación ha sido irregular.