Niños de 10 años que trabajan por un dólar al día, con prohibición de estudiar y desplazarse. El gobierno budista trata peor a los miembros de la etnia rohingya que la dictadura militar que fue desplazada.
El niño tiene apenas 10 años y carga con enorme dificultad los baldes llenos de rocas. Frente a sus compañeritos trata de poner buena cara, pero se le ve en los ojos que tiene ganas de llorar. Admite que le duele todo el cuerpo, que está mareado por el peso que debe llevar. "Detesto esto", comenta el niño, Anwar Sardad. Tiene que trabajar para ayudar a mantener a su familia, pero se pregunta si no hay otra manera que trabajar para la empresa de construcción estatal. "Yo no tendría que vivir así si no fuera musulmán", agrega.
La falta de dinero es otro obstáculo: su familia no tiene dinero para las medicinas, mucho menos para una cirugía. Para ganar dinero, Mohamad trabaja recogiendo piedras para la construcción junto con los demás niños. El esfuerzo a veces le hace gemir del dolor. "Mi padre perdió su empleo después de la violencia", comenta. "Cuando él trabajaba, podíamos pagar las medicinas, pero ahora no tenemos nada, tengo que cuidarme yo solo."
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