Después de que hemos denunciado con suma preocupación la injerencia religiosa en diferentes ámbitos de la esfera gubernamental, ahora ha llegado el turno de que nos preocupemos por la Laicidad de las instituciones castrenses. Sí, desde hace un par de meses los diarios locales informan de jornadas de evangelización y oración a nivel nacional dentro de instituciones policiales y militares. Una vez más nos preguntamos dónde está la ley que garantiza que el estado es laico y que está separado de cualquier actividad religiosa. Los fundamentalistas religiosos al parecer se toman la licencia de dilatar tendenciosamente la idea de Libertad de Culto con la de “Hacer Culto en donde les plazca”. La extensión de que porque pienso que mi religión es muy buena no tiene nada de malo que se la imponga a otros, aún bajo la sombra y complicidad de una institución pública y de aquellos que la dirigen.
El asunto, de nuevo, no es tan simple. Ya hemos dicho en otra ocasión que un país democrático es un tornasol de maneras de encarar la realidad. Dentro de estas visiones está incluida la religión. Aunque muchos quieran pensar que el Cristianismo es básicamente el mismo, en la práctica no lo es. En la práctica hay diferencias de dogma, de liturgia e incluso de mandamientos. Desde ahí se cae el propósito de dichas jornadas de oración, según las declaraciones del portavoz de Fusina en Tegucigalpa, Teniente Coronel Santos Nolasco: “Hacerle ver a todos los miembros que debemos actuar en el marco de los lineamientos que ya estableció nuestro creador”. Olvida el Teniente Coronel Nolasco que la creencia en ese “creador” es inter-subjetiva y no porque nosotros lo digamos, sino porque no toda la población comparte esa subjetividad. Como ya dijimos, un Bautista no cree en lo mismo que un Mormón y éste cree en algo diferente a la fe que profesa un Menonita o un Católico…. “Los lineamientos que ya estableció nuestro creador” del Sr. Nolasco no son tan universales como él piensa. Entonces cómo podemos imponer una religión particular bajo el compinchismo del Estado? ¿Cuál se impondría? ¿Por qué? ¿En detrimento del resto? ¿Esto es algo democrático? Y Hasta aquí si tenemos en mente únicamente a las diferentes variantes del Cristianismo. ¿Y qué pasa con los ciudadanos que no son cristianos? En Honduras, merced a la Globalización entre otras causas, aumenta el número de personas que profesan el Judaísmo, el Islamismo, la religión Bahai, Hare Krishna, Budismo, Taoísmo y un largo etc… y sin olvidar a la perseguida Santería.[1]
¿Qué pasa si un miembro del Ejército o la Policía no pertenece a la religión de turno que promueve estas “jornadas de oración”? ¿Se ve obligado a seguir el “protocolo”? ¿Y si pertenece a una religión no-cristiana? ¿Y si no es religioso como el 10 % de la población hondureña? El ejercicio de la violencia puede aparecer de las maneras menos esperadas, incluso de maneras aparentemente muy bondadosas. Un país democrático, más que intentar promover un estándar, una manido concepto de Identidad Nacional, debe promover la Diversidad Nacional; la conciencia de que ocho millones de personas representan otras tantas individualidades que muy a menudo no coinciden en sus puntos de vista. Honduras es un país multicultural, pero esta realidad da la impresión que incomoda a algunas personas y que éstas harían lo que fuese posible (¿”Voy a hacer lo que tenga que hacer”?) para que estos ocho millones de hondureños piensen de manera uniforme y, si es posible, profesen la misma religión
¿Por qué esta insistencia de querer mezclar los asuntos estatales con la religión? En primer lugar habría que dejar de usar la palabra para describir una generalidad que no existe, ya que sabemos que es cierto grupo de iglesias, muy influyentes, las que están en relación barragana con el Gobierno. No faltará el crítico avezado que salte en defensa de la idea de que armas y crucifijos siempre se han avenido como los libros al polvo. “Las Fuerzas Armadas siempre han tenido capellanes e iglesias”. Este no sería un argumento serio, sino más bien una Falacia del Argumento Ad Antiquitatem. Lo que ya hablaría mucho del Pensamiento Crítico de quien la esgrimiese… o de la ausencia del mismo. Si de “tradición” se ha mezclado religión con armas en nuestro país es porque nunca se ha entendido, o querido entender, lo que significa “Laicidad” y separación de Iglesia y Estado.[2]
Un Gobierno que ha sido el promotor y principal padrino de la Violencia Estructural que afecta al país ya ha perdido toda confianza y no es extraño que busque prestigio moral en instituciones rodeadas de cierta tradición. Las Fuerzas Armadas y la Policía han sufrido el mismo desgaste. Décadas de ser asociadas con hechos que comprenden desde la violación de Derechos Humanos hasta la delincuencia común -pasando por el sicariato, el narcotráfico y hasta el secuestro- no generan precisamente una relación de cordialidad con la ciudadanía. Y esto no es cosa del pasado: en la actualidad la Policía Nacional es el organismo estatal más denunciado por violaciones de Derechos Humanos. La estrategia de buscar una “sombra ética” bajo el amparo del “árbol religioso”, a nuestro ver, es otro trasunto de las medidas cosméticas a las que nos tienen tan acostumbradas los políticos locales…
Terminamos este artículo resaltando algo muy importante: La esperanza de que estos organismos estatales harán mejores miembros si promueven la religión es un razonamiento simplista. La llana observación de los hechos del día puede demostrar que no sucede así. Baste de ejemplo lo que pasó la misma semana que anunciaron una jornada de oración a nivel nacional en la Policía. En esa semana se suscitó un hecho sangriento que implicó a miembros de la Policía Militar. Durante un desalojo de vendedores ambulantes una ciudadana -madre soltera y vendedora de frutas- fue supuestamente asesinada por un elemento de este cuerpo. La ilustración que encabeza esta entrada fue usada en las redes sociales para, con mucha ironía y sarcasmo, crear un meme viral que representa bien esta realidad: religión no necesariamente implica moralidad y máxime si pensamos en los conminatorios entes armados del Estado Hondureño.
[1] Un soldado o policía entendemos que tiene una labor que genera stress y es innegable que en esas circunstancias algunos elementos busquen refugio en la religión y eso es algo que el Estado debería de asegurar que ejerza de manera libre, privada y personal, no de manera oficial, pública e impuesta.
[2] Perseguida desde el Estado, lo que ya habla mucho de su idea de Laicidad. Baste leer este link de una institución religiosa para darse cuenta del concepto de Tolerancia y Laicidad que tienen estas personas. El hecho es tan aberrante, la impresión de que lo celebran y les parece algo positivo, que añaden la befa al insulto: http://www.tiemposprofeticos.com/2012/07/honduras-la-caza-de-brujos-y-falsos.html