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El cura de Benamejí plagia un documento del archivo parroquial para justificar las inmatriculaciones

El párroco reproduce un texto sin citar fuente para afirmar que tanto el templo como el huerto ya eran de la iglesia, algo que el documento no afirma tajantemente.

“Vivimos en unos tiempos difíciles, en los que los medios de comunicación y las redes sociales hacen que las grandes verdades se consideren mentiras y las mentiras a base de repetirse aparezcan como verdades”. Son palabras de Vicente Castander, párroco de la Inmaculada Concepción de Benamejí, con las que el cura arranca un artículo firmado en el anuario de la Cofradía de la Virgen de Gracia, en la página 7, con el fin de justificar las inmatriculaciones en la localidad. Un texto en el que Castander plagia, retuerce y falsea un documento del archivo parroquial de 1914 al que ha tenido acceso el blog Banibashir-Benamejí. Precisamente se trata de un artículo en el que practica lo que él mismo critica, hacer pasar una mentira por verdad.

El plagio

Es a partir del quinto párrafo del articulo, titulado Saluda del Párroco, donde comienza el plagio, hasta el octavo párrafo. Es decir, copia y reproduce un texto del que él no es el autor sin indicar que se trata de un referencia y sin citar la fuente, haciéndose pasar por el autor de una investigación histórica. “De nuestra comunidad parroquial se desconoce la fecha concreta de erección, se remonta…”, es el inicio del plagio a un documento del cura José María Prados, un popular párroco que tuvo Benamejí a finales del siglo XIX comienzos del siglo XX. El texto fue escrito en 1914, y es el prolegómeno del titulado “Parroquia de Benamejí, Memoria e inventarios parroquiales, 1914”.

La falsedad

Castander, ya en el octavo párrafo (página 8 del anuario), hace referencia al inventario que ha copiado del Archivo Parroquial y dice “ya aparecen como propiedades de la Parroquia desde siempre, el templo parroquial, con su huerto…”. Es falso que en dicho inventario aparezca nada como “propiedad de la Parroquia”, tal y cómo él afirma. Estos bienes, desde la Iglesia, a la Ermita, pasando por el Jesús del Alto y la capilla del Tejar, aparecen dentro de un punto titulado en el documento original como “Iglesias y Oratorios Públicos”. De hecho, en el mismo punto está incluido el “oratorio público de Jesús Crucificado en el cementerio de Jesús el Alto”, una capilla que, gracias a que estaba escriturada a nombre del Ayuntamiento, la Iglesia Católica no pudo inmatricular.

Este blog se ha puesto en contacto con el párroco, que reconoce que ha copiado el texto, esgrimiendo que “mucha gente lo hace”. A la pregunta de dónde aparece en el archivo parroquial la palabra “propiedad”, el párroco dice que “es lo que se entiende”, aunque no explica por qué en su escrito ha obviado el título de “oratorios públicos”.

Especialmente escandaloso es la inmatriculación del Jesús del Alto, un templo que fue levantado por vecinos voluntarios del pueblo, gracias a la Cofradía de la Virgen de Gracia e, incluso, del Ayuntamiento. Las inmatriculaciones, que sirvieron para que, obviamente, la Iglesia pudiera escriturar edificios de su propiedad, fueron utilizadas para arrasar con otras propiedades que a todas luces no fueron construidas por la Iglesia, como ocurre con el Jesús del Alto. Es como si dentro de unos años la Iglesia aprovechar el privilegio de las inmatriculaciones para poner a su nombre la casa hermandad de la Cofradía de la Virgen de Gracia o de la Virgen de la Soledad.

Como es conocido, no fue hasta el año 2005, aprovechando una modificación de la Ley Hipotecaria hecha por el Gobierno de José María Azanar, cuando el Obispado de Córdoba escrituró a su nombre cinco edificios en Benamejí: primero la Ermita del Tejar, segundo la Ermita del Cristo de la Misericordia (capilla situada en la calle Carrera, a la altura de la calle Lucena), cuarto la Iglesia de la Inmaculada y por último el “terreno Santuario Nuestra Señora de Gracia”: Ermita de la Virgen y 19.000 metros cuadrados de terreno del Jesús del Alto. Hasta ese momento esos edificios no eran de propiedad de nadie, no estaban escriturados a nombre de nadie. Igual que en Benamejí, la Iglesia Católica y sus obispados y diócesis escrituraron en toda España miles de propiedades, incluso viviendas.

Llama la atención que Vicente Castander escriba un artículo sobre inmatriculaciones en el anuario de la Cofradía de la Virgen de Gracia, en el que solo habla de la virgen pasando de puntillas, y ya al final. “Las piedras dan testimonio y devoción de los cristianos de Benamejí, siendo la devoción a la Virgen de Gracia su máximo exponente”, afirma ya al final de su artículo. ¿No debería servir un anuario de la Virgen para hablar de la Virgen, del pueblo, y no de los intereses económicos de la Iglesia Católica en Benamejí? Además, Castander intenta apropiarse de la devoción de la Virgen como propia, y eso no es así. No es lo mismo ser devoto de la virgen que ser católicos prácticamente porque si no, ¿no debería haber el mismo número de personas en misa un domingo que en la romería de la virgen?

En definitiva, un nuevo ejercicio de manipulación para intentar justificar algo tan escandaloso como son las inmatriculaciones. Por cierto, algo de lo que no habla Castander es que la cofradía de la Virgen de Gracia tiene que pagar un dinero a diario cuando la virgen esta en la Iglesia de la Inmaculada Concepción. También asegura que le Virgen de Gracia es propiedad de la Iglesia y no de la Cofradía.

En las imágenes de abajo se puede comparar el documento original y el artículo firmado por el señor Castander Guzmán.

Original / Ampliar

Saluda del párroco en el anuario de la Virgen, en el que se plagia el documento parroquial cuyo autor es el cura Prados y que fue escrito en 1914.

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