Compromís tacha de «vergüenza» las cifras del ente que organizó la visita del pontífice
El Gobierno valenciano, a través de su portavoz José Ciscar, aseguró ayer que la Fundación V Encuentro Mundial de las Familias, que organizo la visita del Papa a Valencia en julio de 2006, está en proceso de liquidación. Ciscar, sin embargo, dijo desconocer cuánto dinero ha gastado el Consell en la citada fundación, ni los motivos por los que los cuatro patronos —la Generalitat, la Diputación, el Ayuntamiento y el Arzobispado de Valencia— mantienen vivo un organismo que gastó a manos llenas y se ha visto implicado en la trama Gürtel.
“La fundación está en fase de disolución”, aseguró el vicepresidente y portavoz del Consell, “Los datos económicos no los tengo, pero ni de lejos la deuda alcanza los ocho millones de euros”. Una cifra con la que que horas antes había especulado el grupo parlamentario de Compromís.
Ciscar dejo claro que el Consell no se personará en la causa que investiga la participación de la trama Gürtel en la visita del Papa a Valencia a no ser que el se lo ofrezca el juzgado por considerar que se ha perjudicado el patrimonio de la Generalitat.
Los excesos de la fundación V Encuentro, que gastó 2,65 millones de euros en urinarios y encargó mochilas para los peregrinos por valor de 3,5 millones de euros entre otros dispendios, fueron criticados por la portavoz adjunta de Compromís Mònica Oltra. La diputada argumentó que las cuentas de la visita del Papa “dan vergüenza”.
"Ahora podemos comprobar cómo ha habido empresas a las que se les ha pagado muy por encima de nuestras posibilidades, contratando, por ejemplo, una cantidad de urinarios que escapa a toda lógica”, prosiguió la diputada de Compromís, “Obviamente se contrató esta magnitud para justificar un sobrecoste generalizado por encima de los precios de mercado y todo ese dinero es el que ahora investiga la justicia en el caso Gürtel si ha vuelto al Partido Popular”.
La falta de rigor en la preparación del evento organizado por la Fundación V Encuentro queda reflejada también en las actas de las reuniones, que el propio vicepresidente del Consell Víctor Campos califica ahora de surrealistas. Así, por ejemplo en las reuniones de la fundación se habló inicialmente de 25 kilómetros de vallas para el recorrido del pontífice, que acabaron por convertirse en 80 kilómetros.
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