El ministerio de Defensa publica la guía que debe marcar el comportamiento de los miembros de la Infantería de Marina, tanto durante sus actividades oficiales como en su vida privada. El documento contiene apelaciones de carácter religioso.
Los nuevos miembros de la Infantería de Marina tienen a su disposición un manual de algo más de 100 páginas con claras instrucciones sobre cómo actuar en el combate y en la vida diaria, con o sin uniforme. Cuando lo lean, también sabrán que San Juan Nepomuceno y la Virgen del Carmen les obligarán a “guardar las consignas recibidas y defenderlas hasta el extremo”.
El ministerio de Defensa acaba de publicar el Código de conducta del infante de Marina , un documento especialmente dirigido a los alumnos de la Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fúster, un centro docente militar para la “enseñanza de formación y perfeccionamiento del personal del Cuerpo de Infantería de Marina” con sede en Cartagena.
Se trata de una unidad operativa anfibia de élite encuadrada dentro de la Armada Española. “Es la infantería de marina más antigua del mundo, creada el 27 de febrero de 1537 por el rey Carlos I”, destaca la Armada en su página web, donde detalla que entre las “funciones principales de los Infantes de Marina” se encuentra su “proyección del poder naval mediante el uso de fuerzas anfibias sobre una costa hostil”.
“A partir de ya, formas parte de una Institución varias veces centenaria, la Armada, que ha tenido un protagonismo determinante en la historia de nuestra nación, y cuya misión es, como ha sido siempre, la defensa de España y la protección de los españoles y de sus legítimos intereses en y desde la mar, allá donde sea necesario”, destaca en el mensaje de bienvenida el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada, Teodoro López Calderón.
El código de conducta apunta precisamente en esa línea. “A lo largo de todos estos años haciendo historia, hemos ido asumiendo tradiciones, adquiriendo derechos y privilegios y todo ello por el sacrificio y trabajo de cuantos antes que nosotros han vestido el uniforme de franja partida grana”, subraya en el texto introductorio el general de división Antonio Planells, quien hasta marzo pasado ocupó el cargo de comandante general de la Infantería de Marina.
La guía publicada por Defensa habla de una “especial forma de combatir” que ha llevado a los infantes de Marina a “cultivar una forma de ser diferente”. En esa línea, señala a los futuros militares de élite que su “forma de actuar” y de comportarse, “tanto de uniforme como vistiendo de paisano, está estrechamente vinculada con cuantos nos precedieron; con los usos, costumbres y tradiciones que ellos nos legaron”, por lo que llama a no “mancillar su memoria”.
“Lo mismo ocurrirá, con una responsabilidad aún mayor si cabe, en tu entorno familiar y en la sociedad en la que vives, siendo un buen hijo, padre, amigo o vecino, al fin y al cabo un buen ciudadano”, remarca.”El Espíritu de Cuerpo es algo intangible que nos da cohesión y nos identifica”
El código de conducta incluye varias apelaciones a las “tradiciones y símbolos” de ese cuerpo militar, al tiempo que recurre a conceptos metafísicos. “Como el alma, el Espíritu de Cuerpo es algo intangible que nos da cohesión y nos identifica, que se experimenta y se mantiene, día a día, a través del servicio a España”.
La apelación a San Juan Nepomuceno llega en el apartado dedicado a la “discreción” que los militares deben tener durante sus intervenciones, especialmente “en el momento de la llegada a la playa, momento y lugar en el que el factor sorpresa y el mantenimiento de la seguridad de las operaciones son una necesidad paradigmática para la Fuerza Anfibia”.
En ese sentido, resalta que que el patrono del Cuerpo de Infantería de marina es San Juan Nepomuceno, “conocido por representar el sigilo sacramental”. “Bajo su advocación, compartida por la Virgen del Carmen a partir de 1901, el infante de marina honra también la importancia de guardar las consignas recibidas y defenderlas hasta el extremo”, subraya.
En una nota incluida en el apartado final, el documento explica que San Juan Nepomuceno, santo patrono de la Infantería de Marina, “fue cruelmente martirizado y arrojado desde el puente de Praga al río Moldava, por orden del Rey Wenceslao IV, en el año 1393. Fue conocido por su discreción y representa un ejemplo de sigilo sacramental”.
Destaca precisamente que “esta reserva o cautela para guardar un secreto o consigna recibida, sin necesidad de que la conozcan los demás, cobra hoy una especial importancia, cuando el inmediato acceso y difusión de la información mediante múltiples medios y redes sociales hacen de la discreción sobre las actividades que llevamos a cabo, una prioridad”.
“Respeto por los símbolos”
El documento cita expresamente el Decálogo del Infante de Marina aprobado en octubre de 2008 y actualmente en vigor, entre cuyos preceptos figura la obligación de “defender España” hasta el punto de entregar la vida. “Nuestro patriotismo es uno con el que ejerce cualquier español de bien comprometido con el bien común”, añade el código de conducta al abordar ese punto.
“Seré siempre respetuoso con las tradiciones del Cuerpo, estaré orgulloso de su historia y nunca haré nada que pueda desprestigiar su nombre”, dice otro de los puntos incluidos en el decálogo. Sobre esta cuestión, el manual que acaba de editar Defensa recuerda a los marinos de élite que deberán “extremar el respeto por los símbolos que evocan nuestro pasado y sentimientos”.
“Incertidumbre”
La guía ofrece también un recorrido histórico por distintos hitos de la Infantería de Marina a lo largo de su historia, incluyendo la sublevación franquista contra la República. Sobre este punto, explica que la Infantería actuó “en ambos bandos”. “En el banco nacional se organizaron inicialmente batallones expedicionarios para después construir regimientos. En el republicano se constituyeron Brigadas de Infantería de Marina, transformadas en Brigadas Mixtas”, subraya.
Agrega que en años más recientes, “la Infantería de Marina sigue demostrando sus capacidades y posibilidades por todo el mundo”. Cita expresamente su participación “en operaciones nacionales e internacionales” de paz, de ayuda humanitaria o en “operaciones militares de gran exigencia operativa, tanto por tierra (Afganistán) como por mar (en el Índico o en el Mediterráneo)”.
La guía de conducta destaca además que “en la actualidad, ante un contexto estratégico caracterizado por la complejidad, la incertidumbre y la constante necesidad de adaptación, es preciso contar con fuerzas navales flexibles, expedicionarias, tecnológicamente avanzadas y capaces de responder a un amplio espectro de situaciones”.