Polémica en el Sudeste Asiático por la inauguración de un club con más de mil miembros que defiende las «bondades» de tener varias mujeres
Los hombres son polígamos por naturaleza». Y con esta naturalidad lo reconoce Rohaya Mohamad, la tercera esposa de Mohamad Ikram Ashaari. A sus 44 años, esta doctora formada en una universidad de Gales y residente en la flamante capital de las Torres Petronas, Kuala Lumpur, no tiene ningún inconveniente en posar sonriente con su marido para el diario ‘The New York Times’. Y con las otras tres mujeres de Ashaari, y la prole de todos ellos, claro. «Con la familia». No es sólo algo habitual en Malasia. Es legal.
Pero, de ahí a que se inaugure un club para polígamos, va un trecho. Más aún cuando, en realidad, esta selecta organización, que se nutre de la alta sociedad y asegura contar ya con más de mil miembros, incita a los hombres a que hagan valer su derecho a casarse en cuatro ocasiones. En 2008, un total de 1.791 hombres lo hicieron en Malasia, 97 más que un año antes. Sin duda es una costumbre arraigada en muchos países de mayoría musulmana, pero a pocos les gusta exhibirla. Y eso es exactamente lo que hace el Club Polígamo Ikhwan, que ha sido fundado por una mujer.
En concreto, por la madrastra de Ashaari, Hatijah Aam, que quiere «ayudar a los hombres que se enfrentan a la difícil decisión de casarse con más de una mujer, y dar consejo en las complejas relaciones que se entablan en la familia». De hecho, la fundadora se dirige también a las mujeres, para que superen la envidia inherente a este tipo de matrimonio. En definitiva, quiere que el club sirva para mostrar las bondades de la poligamia, una unión que supone en torno al 5% de las que se dan en Malasia. Y para ello no le falta capital, porque cuenta con el apoyo incondicional de la empresa de su hijastro, Global Ikhwan.
Amantes y prostitutas
«Sabemos que muchos hombres tienen amantes o van con prostitutas. Porque para un hombre no basta una sola mujer. La poligamia ayuda a combatir problemas sociales», asegura la doctora Rohaya. Y no es la única que piensa así, a juzgar por el éxito que está teniendo el Club Ikhwan, que ya cuenta con sucursales en países como Singapur, Tailandia, Australia y Estados Unidos. En Indonesia, después de la gran acogida que tuvo el local de Bandung, el pasado día 17, Ikhwal abrió sus puertas también en la capital, Yakarta. Aquí, otra doctora, Gina Puspita, convence con su propia historia: «Me costó habituarme al principio, cuando mi marido decidió casarse con una segunda mujer. Pero fue culpa de mis emociones y deseos. Ahora entiendo que la poligamia es una forma de lograr la felicidad», afirmó en declaraciones a la BBC.
Y esa ha sido la gota que ha colmado el vaso. «Tenemos que luchar por la igualdad en derechos de hombres y mujeres», asegura a este periódico Kami Johsma, una joven feminista de Yakarta, que se declara musulmana practicante. «Aunque la poligamia aparece en el Corán, tenemos que desarrollarnos y avanzar hacia una sociedad más justa».
Nursyahbani Katjasungkana es otra activista que se opone frontalmente al Club Ikhwan. Y refuta incluso que el Islam permita la poligamia. «Es cierto que aparece en las Escrituras, pero lo hace en tiempos de guerra, cuando era necesario proteger a las mujeres y a los hijos de los hombres que morían». Algo parecido piensa el gobierno indonesio, laico y promotor de la monogamia.
Legalmente, un hombre puede casarse con más de una mujer, pero no con la facilidad de Malasia: en primer lugar, es necesario el permiso de la primera esposa; si no lo consiente, es obligatorio probar que es estéril, está en la fase terminal o no cumple como esposa; y, finalmente, es necesaria la aprobación de un consultor religioso. Un proceso farragoso para muchos hombres que prefieren ser polígamos sin realizar inscripción alguna.
Al gobierno malasio tampoco le hace ninguna gracia el club de Hatijah Aam. El Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia está investigando con cautela las actividades de la organización. Se considera que Aam está promoviendo enseñanzas contrarias al Islam, mientras que otros ven en el Club Ikhwan el renacimiento de un movimiento islamista anterior: Al-Arqam. Aquel fue iniciado por el marido de Aam, que se atribuía el poder de limpiar los pecados de cualquier musulmán, y acabó ilegalizado en 1994 por su depravada interpretación de la religión que, no obstante, consiguió hacerse con más de 10.000 seguidores. Sin duda, algo pasa con esta familia.