Aunque pueda dar esa impresión, no trato de escapar de la información internacional para convertirme en crítico de cine. Sila semana pasada les hablé de la película El hijo de Saúl, unavisión imprescindible y angustiosa de Auschwitz, en esta me gustaría destacar dos filmes, uno estrenado hace tiempo y otro a punto. Ambos nos permitirán profundizar un poco en otro asunto grave: los abusos de menores dentro de la Iglesia Católica y su encubrimiento delictivo durante años por orden de la jerarquía. Algo que ha empezado a cambiar con el papa Bergoglio.
Uno de los personajes de El Club representa ese mundo de víctimas ignoradas por unos obispos y cardenales que basan su credo en la frase “por vuestras obras os conocerán”. El ex cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, lo resumió el problema motor de a Iglesia hace algunos años: falta misericordia.
Los sacerdotes sospechosos o acusados de pederastia eratrasladados de diócesis o de país, pero se les permitía por lo general seguir con su sacerdocio y atender a nuevos fieles entre los que podía haber menores. No había mecanismos de prevención y castigo.
El escándalo de Boston –que salpica en su complicidad al arzobispo de la ciudad, Bernard Law, que dimitió–, arranca la pederastia del oscurantismo y de las componendas y la introduce en donde debe estar: en los tribunales de justicia, civiles. La iglesia de EEUU tuvo que hacer frente a pagos millonarios.
Aunque Juan Pablo II fue el primer pontífice en romper el silencio y condenar el abuso de jóvenes amparados en el poder sacerdotal, lo hizo de una manera genérica y sin poner en marcha los mecanismos necesarios para acabar con ellos. Se le puede considerar encubridor de altos cargos eclesiales. El más escandaloso fue el de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, que resultó ser lo contrario de lo que predicaba y aparentaba. La revista mexicana Proceso se equivocó en la predicción, pero no tanto en el diagnóstico.
Ratzinger también guardó silencio en un asunto que le estalló en su papado. Hay informaciones que no le dejan en buen lugar durante su etapa como obispo de Múnich. Tapar todo era la orden, la costumbre.
Hasta el coro del hermano de Benedicto XVI se vio salpicado por un caso de abusos masivos y de silencio. El hermano sostiene queél no sabía nada.
El papa Francisco parece haber tomado una acción decidida y pública contra el mal de la pederastia en la Iglesia, algo que afecta a 65 países y a unas 12.000 personas, según una información de One Survivors Group que cita The Guardian.
El papa Francisco ha impulsado un cambio en la manera de tratar estos casos y se ha mostrado más firme frente a los abusadores. Bergoglio fue especialmente contundente en su visita a EEUU, donde se acumulan la mayoría de las reclamaciones económicas. ¿Es suficiente? Hay voces que piensan que no.
En este enlace, Frontline, de la PBS (la televisión pública en EEUU), ofrece contexto y gráficos.
Aquí, la cadena SER aporta un mapa de la pederastia eclesial.
Algunas voces de prestigio, como The Washington Post, hablan decinco mitos que rodean a los abusos de menores en la iglesia. Y la revista Newsweek, del mismo grupo, afirma que los sacerdotes no cometen más abusos que el resto de los hombres.
¿Qué sucede en España? Es un tema para tratar a fondo más adelante, quizá en otra sección de infoLibre. El caso Romanones,el más reciente, estalló debido al cambio de actitud del Vaticano: todos descubrimos que Francisco no es Rouco Varela, más allá de las creencias de cada uno. Es posible que todos salgamos ganando.