La burocracia católica constituye una de las más seniles y más sinuosas del mundo. También la más masculina y la más machista. Hacerse un hueco en la lucha por la ascensión en la escala eclesiástica no debe ser tan sencillo; llegar a ser cardenal es una gran carrera de obstáculos y de muchos cuchillazos atravesados. Recientemente, el 19 de noviembre, Carlos Osoro fue “creado” cardenal-aquí no se designan o se nombran: se “crean”-. A la creación fue una delegación oficial del Estado español (¡viva el Estado aconfesional!) presidida por el Ministro de Justicia y entre sus miembros un concejal del Ayuntamiento de Madrid-¡menuda aconfesionalidad la del Ayuntamiento de Madrid!-. Este nuevo cardenal recién creado es uno más de los de 227 cardenales que componen este curioso sanedrín y uno más de los 117 cardenales menores de 80 años que son los que compondrán el colegio electoral para ser elegido, en un futuro, Papa de la Iglesia Católica Romana.
Osoro recibió del Papa Francisco el calificativo de “peregrino” y ello debió ser por la gran cantidad de destinos que ha tenido. Osoro se está todo el tiempo moviendo. Algunos le han denominado el “Martin Villa” de la Iglesia Católica; se adapta a cualquier cosa y zigzaguea cualquier escollo. Otros simplemente le denominan “el trepa”. Su vida eclesiástica es singular entró ya tarde en la carrera sacerdotal y no pasó por el seminario menor sino por el de tan sugestiva denominación de vocaciones tardías. Estudió Magisterio y dió clases de Educación Física. Pero aquí comienza la historia del extraño currículo de Osoro. Las disputas internas de la iglesia han destapado todo el asunto. En realidad ha sido el panfleto digital de extrema derecha católica “Infovaticana” quien más ha difundido este caso, probablemente por encargo de los rivales de Osoro dentro de la hermanada iglesia católica española.
Veamos el asunto: con motivo de su nombramiento como arzobispo de Madrid, a finales del 2014, el Vaticano publicó el currículo de Osoro: licenciado en Pedagogía, licenciado en Filosofía y Teología, licenciado en Ciencias Exactas y diplomado Maestro. Ante la falsedad total del currículo ya que Osoro , en verdad, es solamente diplomado en Magisterio, los medios más conservadores , le interrogaron a propósito de este asunto y Osoro en vez de dejar claro que no tenía ninguna de estas titulaciones siguió con las evasivas y ambigüedades. El Vaticano rectificó el currículo y en vez de licenciado en tantas cosas difundió un currículo en el cual afirmaba que “siguió estudios” de matemáticas, pedagogía y teología.
No cabe duda que es una campaña dentro de un sector de la propia Iglesia contra Osoro pero también es cierto que ésta campaña, que aparece y desparece cada cierto tiempo, es posible porque se basa en un hecho verdadero: el cardenal Osoro ha mentido desde hace años respecto a su currículo ¡ y de qué manera!. Quizás esa falsedad le haya servido en su ascensión en la durísima carrera eclesial rodeándose de una aureola de persona muy formada e inteligentísima. Y es curioso porque sus escritos eclesiales solo hablan de pajarillos en los campos y santos bondadosos.
En España la falsificación de currículo ha sido algo habitual, lo mismo que el plagio de tesis doctorales. El caso reciente del rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Fernando Suárez, es el último que ha sorprendido a la opinión pública pero más escandaloso es lo denunciado en las páginas de Diario 16 por el profesor de Filosofía Moral, Enrique F. Bocardo , en entrevista realizada por David Garcia Aristegui , que es la sospecha de falsificación curricular masivo por la propia ANECA , organismo encargado de la acreditación de méritos académicos.
Parece ser que lo que es propio de la sociedad en España también lo es de la comunidad eclesial: currículos profesionales falseados por doquier. El cardenal Osoro ha desarrollado toda su carrera eclesiástica sustentada en una mentira curricular. Hace poco declaró, quizás evocando su licenciatura inexistente en Matemáticas, que dios era una ciencia exacta; sin duda una boutade, una afirmación ridícula y sin sentido. En España mentir en el currículo o plagiar, apropiarte de la invención y autoría intelectual realizada por otros, no tiene coste alguno, es gratis total. Y si quieres legalizar la falsificación o el plagio, entonces acudes a la ANECA o a la Sociedad General de Autores.